Festivales de Música

FIB: rabia, sudor y adrenalina

En la segunda noche del festival reinaron los sonidos desaforados de The Prodigy y la nostalgia de Noel Gallagher

Noel Gallagher, la mitad de Oasis, se dio un baño de masas en Benicàssim
Noel Gallagher, la mitad de Oasis, se dio un baño de masas en Benicàssimlarazon

El intenso calor seguía acumulado en el suelo de asfalto del Festival de Benicàssim varias horas después de que el sol se hubiera puesto. Ardía especialmente cuando el concierto de The Prodigy terminó en el escenario principal, tras apenas una hora y media de punk electrónico y poligonero que obligó a gastar muchas suelas. Cuando miles de personas abandonaron el inmenso campo de batalla en que se convirtió el recinto, las zapatillas perdidas junto a las gafas pisoteadas por el suelo quedaron como testimonio de un concierto adrenalínico y barriobajero de la veterana banda de Liam Howlett. The Prodigy se han convertido en una máquina de sonidos desaforados y Howlett más que cantar emite sonidos guturales en el espacio que queda entre dos «fuck», así que hay que tomárserlos con cierta distancia. Sin embargo, esa tosquedad les hace entrañables aún cuando la mayor parte del concierto sea difícil distinguir una canción de otra. Su música es un engrudo de «break beat» rabioso difícil de tragar hasta que suenan los temas que en su día hicieron historia, como la irresistible «Smack My Bitch Up», «Firestarter», y «Voodoo People», la última canción que interpretaron.

En su día también Noel Gallagher rompió la baraja de la escena musical junto a su hermano Liam cuando Oasis llegaron a salvar al pop británico en los años 90, pero éste sin duda ha envejecido mejor que sus compatriotas de The Prodigy. Aunque junto a sus High Flying Birds el espectáculo y los temas son correctos, no alcanzan la genialidad de sus inicios e, igual que ocurrió en su actuación de 2012 en este mismo lugar, el público realmente se emocionó cuando recurrió al viejo repertorio, en este caso con «Champagne Supernova», que toda la audiencia cantó a coro. La banda de Gallagher sonó de manera excepcional al igual que la mayor parte de las actuaciones merced a un despliegue técnico sensacional. Durante las dos primeras jornadas no se ha producido ni el menor fallo de sonido y el volumen es apabullante en comparación con años anteriores. No se puede decir lo mismo de la aplicación de móvil que sirve de guía con los horarios. La segunda noche, como era de prever, concitó a bastantes más seguidores, haciendo más realistas las perspectivas de los organizadores de 30.000 visitantes diarios, pero poniendo en cuestión el porcentaje de foráneos y nacionales, que según sus previsiones podría estar al cincuenta/cincuenta. Sin embargo, la mayor parte del tiempo parecía haber cincuenta españoles y cincuenta mil británicos. Ese no era el caso durante el concierto de Palma Violets, que a pesar de ser británicos cuentan con muchos aficionados españoles. Ellos se entregaron de lleno a su rock de taberna, aunque por momentos casi patibulario, empujados por el frenesí de Samuel Fryer and Chilli Jesson. Mucho mejor y más intenso sonaron Nudozurdo, lamentablemente, ante un tercio de público. Los de Leo Mateos comenzaron por las canciones de «Rojo es peligro», su último trabajo, pero las conjugaron después con su repertorio guitarrero. Tanto ellos como el resto de grupos estatales aprueban sobradamente el nivel musical, pero quizá no estén en su elemento. Un ejemplo fue la actuación de Jaimie T, un músico totalmente irrelevante en España pero que abarrotó la parcela del escenario principal con sus maneras de cantautor y su cara de bueno.

Tampoco parecían en su hábitat Godspeed You! Black Emperor, una auténtica delicatessen musical que tenían el set más largo del festival junto con el del DJ canadiense Tiga. Y de manera justificada, ya que el grupo instrumental necesita del concepto de la sesión y de los largos desarrollos musicales para presentar sus canciones de más de diez minutos de guitarras distorsionadas. Y a pesar del calor, sus mantras resultaron reconfortantes.

Tras la presencia de la mitad de Oasis, el festival esperaba en la jornada reina a sus archirrivales de Blur por el trono de la música británica de los 90. Albarn y los suyos presentan nuevo disco, estos sí, completamente renovados en estilo y actitud. Por su parte, muchos de los espectadores nacionales contenían el aliento al pensar en el humor de Jota y sus compañeros de Los Planetas.