Crítica

Gran orquesta y discreto director

La Razón
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Obras de Wagner, Debussy, Shostakovich, Verdi, Haydn y Rachmaninoff. Trompeta: Philip Cobb. Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Giannandrea Noseda. Auditorio Nacional. 13 y 14-IX-2016.

Comenzó la temporada de conciertos con dos del ciclo Ibermúsica para los que regresó una de las agrupaciones que más ha venido a Madrid, la Sinfónica de Londres. Sus visitas se han producido desde 1974 con directores de la talla de Leinsdorf, Dutoit, Celibidache, Abbado, Previn, Temirkanov, Maazel, Tilson Thomas, Colin Davis, Chailly, Mehta, Boulez, Haitink, Gardiner, Rattle, etc. La relación impone. Muchos de ellos ya no están entre nosotros. Giannandrea Noseda, maestro de gestos rudimentarios, se coloca claramente en un rango inferior. Estamos ante un director bastante conocido en España, país donde ganó en 1994 el Concurso de Dirección de Orquesta de Cadaqués, permaneciendo muy vinculado al conjunto de aquella ciudad. El hecho de provenir de la buena sociedad milanesa ha ayudado a que su nombre vuele más alto que sus méritos.

En su nueva presentación madrileña, precedida por otra en Barcelona con el «Requiem» verdiano, hubo de todo. Lo peor, con mucho, la obertura de «Maestros cantores», precipitada, embarullada, sin claridad en los diferentes planos, sucia en una palabra. Tampoco acertó con «El mar» de Debussy, por falta de sutileza, si bien hay que anotar en su favor que el episodio de la tormenta no transcurrió afortunadamente en un vaso de agua, como en algunas otras lecturas, y es que a Noseda le encantan las grandes sonoridades y la velocidad. Las cosas resultaron mucho mejor en la obertura de «Vísperas sicilianas» y el «Concierto para trompeta en mi bemol mayor» de Haydn, que fue un bálsamo entre tanta explosión sonora y en donde se lució Philip Cobb, profesor de la propia agrupación. He de reconocer que no soy muy fan de la segunda sinfonía de Rachmaninoff y que, aun contando con la espectacularidad del segundo tiempo y de la belleza de parte del tercero, se me suele hacer larga. Noseda no pudo evitarlo a pesar de, seguramente, haber preparado la obra junto a Gergiev, con quien ha trabajado mucho. La mano de éste se notó en la «Quinta» de Shostakovich, sin duda lo mejor de ambos conciertos. La apuntada personalidad de Noseda se aviene a las características de la partitura y la Sinfónica de Londres respondió a la perfección a los tempos rápidos, la amplia potencia y las tensiones estructurales. Sólo por sentir a esta orquesta ya merecieron la pena ambos conciertos. Ovaciones pero ninguna propina, a pesar de estar preparadas. En el ciclo iniciado destacan nombres como Renée Fleming, Borodina, Kavakos, Yuja Wang, Perianes, Thielemann, Christie, Jurowski, Barenboim, o Minkowski.