Videos

György Kurtág, el maestro de la intensidad expresiva

Coetáneo de Ligeti, Stockhausen y Boulez, ha sido distinguido con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea

György Kurtág
György Kurtáglarazon

G. Pajares. Coetáneo de Ligeti, Stockhausen y Boulez, ha sido distinguido con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea

“La música habla, cuenta muchas cosas y tiene la misma sintaxis que el texto”, dice el compositor húngaro György Kurtág, que ayer fue galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea. El jurado destacó su “intensidad expresiva única”, así como el hecho de que “la dimensión innovadora de su música no está vinculada al material que utiliza, sino a su alma, a la autenticidad de su lenguaje, a su manera de traspasar las fronteras entre espontaneidad y reflexión, entre formalización y expresión”.

Aunque su nombre nos pueda resultar desconocido -Kurtág se ha mantenido al margen de sistemas y movimientos y ha transitado por el camino de al composición de manera libre- es uno de los más destacados protagonistas de la escena musical contemporánea europea, y una de las figuras relevantes de la generación de Ligeti, Stockhausen y Boulez, compositor que le aupó a la escena internacional cuando en 1981 su Ensemble Intercontemporain estrenó “Messages de feu Demoiselle Troussova”, una obra para soprano y ensemble de cámara. Su lenguaje, personal e intimista, refleja deliberadamente la influencia de grandes maestros y figuras monumentales como Guillaume de Machaut, Bach, Schumann, Weber o Bartók entre otros. “La música de Kurtág tiene la capacidad de condensar un contenido profundo en unas pocas notas, de reducirlo a la esencia de la expresión musical, logrando una gran concentración expresiva en el mínimo material”, explica Ranko Markovic, director del grado del Programa de Música de la Universidad de Arte de Zúrich y secretario del jurado.

El jurado destaca asimismo que “la obra vocal de Kurtág es el centro de su catálogo y su relación con la poesía es esencial, una poesía a imagen de su música, a la vez lírica y lacónica. La lista de los escritores a los que ha puesto música es un compendio de la poesía universal, en múltiples idiomas donde el húngaro se codea con el alemán, el ruso, el rumano, el francés o el inglés”.

György Kurtág (Transilvania, 1926) estudia piano a partir de 1940 con Magda Kardos y composición con Max Eisikovits. En 1946 se traslada a Budapest, donde estudia composición con Sándor Veress y Ferenc Farkas, piano con Pál Kadosa y música de cámara con Leó Weiner. Junto con su colega, el también compositor Ligeti piensa en poder estudiar a las órdenes de quien fuera para él su maestro, Bela Bartok. Sin embargo, sus deseos se verán truncados al fallecer éste en Estados Unidos. El yugo estalinista se dejaba sentir ya en Hungría a comienzos de los años cincuenta con hechos como la prohibición de al música de Schoenberg y Stravinski. Salir de Budapest será la manera de sentir esa liberación, por lo que Kurtág pone rumbo a París a mediados de los años cincuenta.

Allí asiste a las clases de Olivier Messiaen y de Darius Milhaud y conoce a la psicóloga Marianne Stein, que, según él mismo, influiría de manera decisiva en su vida. Estas influencias, a las que se añaden las del Domaine Musical que dirige Pierre Boulez, le impregnan de las técnicas de la Segunda Escuela vienesa -Schoenberg y Webern- sobre todo en cuanto a la concisión. De regreso a Budapest hace escala en Colonia, donde Ligeti le descubre Gruppen, para tres orquestas espacializadas, de Stockhausen, que marca profundamente sus ideas sobre la composición. La primera obra que firma tras su regreso es su Cuarteto de cuerda, calificado como su Opus nº1.

Fue profesor de piano y de música de cámara en la Academia Franz Liszt de Budapest desde 1967 hasta su jubilación en 1986, tras la cual no ha cesado su labor pedagógica y concertística. Muestra de su pasión por la enseñanza y de la búsqueda de una pedagogía nueva, es su ciclo de obras para piano Játékok (1973-1976), pensado para los niños, e inspirado en sus juegos. Lo esencial de la obra de Kurtág está orientado hacia las pequeñas formas, como por ejemplo su ciclo para cuarteto de cuerda Microludes (1977-1978). Compone igualmente pequeñas obras vocales, descubriendo en la voz un instrumento de inmensas posibilidades, que superan el papel narrativo u operístico que habitualmente se le asigna.

Estas formas cortas están reunidas frecuentemente en ciclos: “Messages de feu Demoiselle Troussova para soprano y grupo instrumental (1967-1980)”, “Les Propos de Peter Bornemisza, opus 7 (1963-1968)” que marcan un claro post-webernismo en su estilo. La semántica es una de las principales preocupaciones de Kurtág, como se puede constatar en la música que compone sobre poemas de Pilinszky, Dalos, Kafka o Beckett, donde pone especial interés en resaltar los aspectos declamatorios de los textos literarios que utiliza, como la unidad e inteligibilidad de estos.

La música de cámara, que Kurtág siempre ha enseñado, es su terreno predilecto, en el que utiliza a menudo el címbalom, instrumento tradicional húngaro: Duos (1960-1961), Szálkák (1973) son ejemplos de este tipo de composiciones. Exceptuadas Stele (1994) para gran orquesta, que le encarga Claudio Abbado, y Concertante Op. 42, para violín, viola y orquesta (2003), Kurtág compone raramente para grandes formaciones, pues concentra su energía en las de cámara, que le permiten un acceso más directo a la búsqueda de lo esencial, de la eficacia dramática de su música. Actualmente trabaja en su primera ópera, “Fin de partie”, basada en el texto original de Samuel Beckett, autor para el que ya ha trabajado Kurtág, y que será estrenada en octubre en La Scala, con dirección escénica de Luc Bondy y musical de Ingo Metzmacher.

En muchos de sus conciertos, Kurtág, junto a Márta Kinsker, su esposa y compañera inseparable, ha interpretado las obras de grandes compositores en arreglos para piano a cuatro manos realizados por él mismo, que se entrelazan con sus propias obras creando un estilo único y original de interrelación de micro-formas y de técnicas y estéticas muy diversas, conducidas con una elegancia excepcional donde interpretación y composición están íntimamente relacionadas y marcan la esencia del estilo del maestro.

El premiado destaca el papel de su mujer en su carrera y en su obra: “Para mí su aprobación es muy importante porque ella se caracteriza por ser muy analítica, sumamente precisa y eso para mí es fundamental”.

Kurtág es miembro honorario de varias Academias de Europa y de Estados Unidos y compositor invitado en residencia en numerosas orquestas europeas, entre ellas la Filarmónica de Berlín. Ha recibido numerosos premios entre los que destacan el León de Oro de la Bienal de Venecia en 2009 y la medalla de oro de la Royal Philharmonic Society de Londres en 2013.

El jurado ha estado presidido por Philippe Albèra, director de Éditions Contrechamps (Francia), actuando como secretario Ranko Markovic, director del grado del Programa de Música de la Universidad de Arte de Zúrich, Cristóbal Halffter, compositor, director, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Premio Fronteras del conocimiento en música en la edición de 2009; Martin Kaltenecker, catedrático de Musicología de la Universidad Diderot París VII; Tilman Kuttenkeuler, director gerente de la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín, y Paolo Pinamonti, director del Teatro de la Zarzuela.