Música

Baltimore

Il Divo: Divinos y humanos

Desde la izda., Izambard, Bühler, Miller y Maríny Marín
Desde la izda., Izambard, Bühler, Miller y Maríny Marínlarazon

Il Divo visita Madrid con su nuevo espectáculo, «A Musical Affair», en su único concierto en España

Van un español, un francés, un suizo y un americano cantando clásicos de pop con voz de «bel canto» y tienen tanto éxito que sus giras son bianuales. Arrasan en Oriente Medio, Moscú, Baltimore y Pekín. ¿Y qué hace cada uno en este cuarteto? «Pues el americano es el bromista, el francés es espiritual, el suizo es el serio y yo soy el del ‘‘hola, nena, ¿cómo estás?’’», comenta con sorna Carlos Marín, el español de esta narración que no es ningún chiste, sino Il Divo, una realidad que despacha entradas sin parar. Junto a él, siguiendo el orden de nacionalidades, David Miller, Sébastien Izambard y Urs Bühler, que el próximo 4 de noviembre visitan el Barclaycard Center de Madrid con su último espectáculo, «A Musical Affair».

Soltero cuarentón

De hecho, si la popularidad de un grupo se mide con el plazo de antelación con que se conceden las entrevistas de promoción, seis meses bien marcan las apreturas de su agenda. «No nos podemos quejar. Nuestras giras son intensísimas, y yo apenas tendré un par de semanas para estar en Madrid, en casa, en Navidad. Después nos vamos a Japón, Australia, Rusia... así dos años enteros cada vez que empezamos un espectáculo», comenta el español. Marín es, ya lo dice él mismo, el sexy del grupo. Basta echar un vistazo por las páginas de fans para ver que es el verdadero mito erótico de estos tenores modernos. «¡Mito erótico! No... no creo que llegue a ese estatus. Pero te reconozco que soy un soltero cuarentón y que me lo paso pipa. Te prometo que estoy muy a gusto así, y no sé qué me pasa que ligo más que nunca y con chicas más jóvenes. Se ve que los maduritos estamos de moda». ¿Es la apariencia parte de su éxito? «Creo que le gustamos a la gente porque somos naturales y porque no fingimos nada. Nos consideramos personas alegres y disfrutamos de nuestro trabajo. Cantamos lo mejor que sabemos y tratamos de hacer un espectáculo en el que el buen humor no es negociable», señala Marín. Son conocidos por, de alguna manera, acercar la sonoridad clásica a un público amplio. «Sí. Creo que en eso somos herederos de Los Tres Tenores, que ellos lo hicieron antes, pero nosotros nos dedicamos a la canción pop y en algún sentido hemos abierto camino para otros que han llegado detrás. Al principio de nuestra carrera, sí que es verdad que había algunos directores de ópera expectantes a ver los sacrilegios que cometíamos para poner el grito en el cielo. Pero desde el comienzo acordamos que nunca entraríamos en el terreno de la ópera, que nos dedicaríamos a otro tipo de canción. Como somos respetuosos con eso, hemos recibido una aceptación recíproca. Pero todo el mundo sabe que cantamos con micrófono y no somos impostores; pertenecemos, si quieres, a un territorio más pop». El respeto viene también porque Marín estudió en Alemania y Holanda y en el conservatorio en Madrid. Antes del cuarteto vocal ha cantado ópera, zarzuela, musicales... «e incluso en el programa de Jesús Hermida», reconoce. En su nuevo espectáculo, pensado como todos, para todos los públicos, el contenido es inmediatamente reconocible: canciones de los mejor de los musicales de Broadway, como «El fantasma de la ópera», «West Side Story», «Cats» o «El rey león» forman un repertorio pensado para divertir. «Creemos que lo importante es hacer discos que tengan un concepto, porque es lo que realmente involucra al espectador en lo que quieres comunicar. Lo próximo que hagamos, por eso, será seguramente un disco consagrado a los boleros clásicos y a la canción latina», revela Marín sobre una estrategia que los ha llevado a vender nada menos que 26 millones de discos en el mundo.

Il Divo fueron descubiertos por una de las personas más influyentes del mundo de la música británica, Simon Cowell, el famoso jurado de «X Factor» (una especia de «Operación Triunfo») de Reino Unido. «La gente le tiene por un tío antipático, y es verdad que en la tele parece un poco capullín, pero tiene una virtud infrecuente en el mundo de la música: no miente. Dice lo que le parece. Aunque como cantante duele que te digan que eres muy malo y que te vayas a tu casa, a veces es necesario. Aunque también se puede decir con más cariño (risas)», señala. Sus inicios fueron difíciles: «Claro, nos pusieron ahí y nos dijeron que nos hiciéramos amigos, y eso no siempre sale bien. Pero después de diez años somos realmente como hermanos y ése es el gran secreto. Ya tenemos todos más de cuarenta y sabemos lo que queremos. Si hace falta decir algo, se dice».