Crítica

Joan Baez: guerra y paz

Joan Baez, Dirk Powell, Gabriel Harris y Grace Stumberg. Teatro Nuevo Apolo. Madrid, 24 marzo.

Baez tocó dos noches en Madrid
Baez tocó dos noches en Madridlarazon

Setenta y cuatro años, cincuenta y siete de carrera, y más de treinta discos reflejan una labor intensa y admirada, no ya por el público, sino también por compañeros de profesión como Bob Dylan y Johnny Cash. Corrían los años 60 y unos, los más light, cantaban el «Let’s Go to San Francisco» mientras otros, los más comprometidos, coreaban el «We Shall Overcome». Han pasado cincuenta años, ya no hay Vietnam pero sí otros muchos frentes. Al público bien maduro que copaba un abarrotado Teatro Apolo se unía una generación más joven, batalladora bajo el peso del desempleo y la corrupción. Joan Baez, la del Woodstock de 1969, fue un símbolo y hoy es un refugio para la añoranza. Aunque no sólo eso, porque su repertorio contiene una calidad que sobrevuela sobre simbologías y recuerdos. De ahí que se pase por alto la gran verdad que encerraban las palabras de «Llorona» –«Y ahora ni sombra soy»– porque ni el fiato ni aquella voz aguda y cristalina de soprano brillan como entonces. Lo suple con una entrega ejemplar: más de hora y media sin salir del escenario y, sobre todo, con una personalidad arrolladora que ella hace bien en mostrar al desnudo, sólo con una guitarra en las primeras canciones. Luego contaría con la ayuda de una vocalista, su hijo percusionista y un multiinstrumentista al banjo, piano y violín. Ya desde «There But for Fortune» y «Love Is Just a Four Letter Word» conquistó al público, encantado por el detalle de ofrecer varias canciones en español: «Llegó con tres heridas», la nicaragüense «Mi venganza personal», la citada «Llorona», «No nos moverán» y muy especialmente «A galopar» de Ibáñez, aunque esta vez quedó en el tintero «El preso número nueve». Entre unas y otras, «Diamonds and Rust» de la propia Baez, «Lily of The West», la coreada «Donna, Donna, Donna», el «Long Black Veil» de Cash, «It’s All Over Now» de Dylan, «The House of the Rising Sun» de Burdon, «Suzanne» de Cohen e «Imagine» de Lennon para acabar con «Here’s to You» de Morricone. Las viejas damas siguen dando guerra por más que canten a la paz.