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Kitty, Daisy & Lewis: a bailar, hermanos

De izda. a dcha., Daisy, Kitty y Lewis
De izda. a dcha., Daisy, Kitty y Lewislarazon

El trío presenta su tercer disco, producido por Mick Jones, de The Clash, y grabado en su estudio, un restaurante indio reconvertido.

La menor de los tres hermanos, Kitty, tenía apenas 15 años cuando publicaron su primer disco, una ráfaga de versiones del rock de los primeros tiempos como si tres muchachos ingleses estuvieran dispuestos a creer –y proclamar–que los Beatles nunca existieron. Kitty, Daisy y Lewis Durham dejaron boquiabiertos a críticos y enteradillos con un primer trabajo de versiones grabado desde una habitación de casa, con un primario equipo analógico y sin haber cumplido los veinte años. Todo resultaba incomprensible, aunque para demostrar que no había gato encerrado y que además de imitar a Muddy Waters sabían escribir canciones, lanzaron «Smoking in Heaven», grabado en la misma habitación, tres años después. «Estuvo muy bien la experiencia pero necesitábamos subir por la escalera», dice Kitty al teléfono arrastrando las palabras del inglés que hablan en Camden (Londres). Precisamente ese ascenso de peldaños es lo que vienen a demostrar a Barcelona (mañana) y Madrid (8 de marzo), donde presentan «The Third», un álbum producido por su majestad Mick Jones, leyenda de The Clash. Y, efectivamente, el sonido del trío se ha expandido hacia otros territorios, más allá del rockabilly, con más riqueza de instrumentos y géneros pero la misma actitud. «A Mick le conocíamos, era amigo nuestro. Pero trabajando con él nos hemos terminado de enamorar. Pasó con nosotros cinco meses de nuestra vida. Venía a ensayar y toca en el disco. No es una persona de teorizar y hablar, le gusta tocar música y quería conocernos, saber el disco que queríamos, necesitaba involucrarse. Y, a veces, se echaba hacia atrás en la silla y decía que algo le parecía una basura».

«No» militante al digital

Ninguno de los tres ha estudiado música jamás. El padre de familia es ingeniero de sonido de Exchange Recordings, mientras que su madre tocaba la batería en el grupo de post-punk The Raincoats. Incluso hay una leyenda (probablemente falsa) que asegura que decidieron formar un grupo después de improvisar «Folsom Prison Blues» de Johnny Cash en una sesión de pub con sus padres. «Hemos sido educados jugando con instrumentos que no sabíamos tocar. Y así es como muchos de ellos han terminado incorporados en el nuevo disco», explica Kitty. Un sonido más grande, un trabajo tan expandido que ya no cabía en la habitación de casa. «Hemos tardado algo más de la cuenta en publicar el disco porque hemos construido nuestro propio estudio en un local que fue durante 15 años un restaurante indio y que estaba lleno de mierda cuando entramos. Hubo que construirlo desde cero». Los tres hermanos escriben canciones en el grupo, los tres los arreglan y mezclan. Y adoran probar cacharros antiguos analógicos. «Nos gusta mucho ese sonido, le prestamos atención a los detalles. Para el disco hemos utilizado una mesa de 18 pistas pero no nos gustan los aparatos digitales porque todo termina sonando igual, como una especie de estribillo cantado de subidón sobre unos ‘‘beats’’ fabricados por máquinas», se lamenta Kitty.

Quizá por este tipo de declaraciones de intenciones y por su apariencia, al grupo se le añade invariablemente un adjetivo: «retro». «No me molesta aunque pienso que esa palabra es incorrecta desde cualquier punto de vista. No somos ‘‘retro’’, es música escrita ahora, grabada hoy en día y que tocamos mañana. Está influida por música del pasado, como todos los demás estilos, porque ninguno se inventó ayer. Incluso el hip-hop o la electrónica tienen décadas detrás. Todos los géneros. Toda la música de las listas de ventas de esta semana está definida por estilos del pasado. La música es arte en movimiento aunque haya gente que, no sé por qué, piense o diga de nosotros que somos personas obsesionadas con los años cincuenta como si fuéramos extraterrestres. Algunos toman una canción y dicen: “Tocas un rockabilly, luego eres esta o aquella clase de persona”. Necesitan cosas para colgarte un precinto y categorizarte». ¿Queda claro?