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La temporada del Met en los cines

La Razón
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La nueva temporada de retransmisiones del Met en los cines ofrece muchos atractivos. Ya se han podido disfrutar «Turandot» y «Manon». Seguirán, «Madama Butterfly» (9 de noviembre), «Akhnaten» de Glass (23 de noviembre), «Wozzeck» (11 de enero), «Porgy and Bess» (1 de febrero), «Agrippina» (29 de febrero), «El holandés errante» (14 de marzo), «Tosca» (11 de abril), y «Maria Stuarda» (9 de mayo). Todas ellas en vivo y con repartos de primera fila. Todo ello no quita que se puedan efectuar algunas reflexiones no tan positivas.

Uno no logra entender como el director del Met, Peter Gelb, presentase «Turandot» con las palabras «¡Qué disfruten el show!». Para él la ópera es tan solo un show. Antes del inicio de cada representación hay una publicidad del propio teatro con imágenes de algunos de los artistas más famosos que participan en la temporada o que han participado en otras. Muy curioso, porque demuestra la hipocresía americana, lo sucedido con Plácido Domingo. Siempre era una de las figuran prominentes de esa publicidad. Cuando la obra de Puccini se le vio mínimamente y en la de Massenet desapareció. Alguien dirá: «Yo le vi». Cierto, pero no en el corto del Met sino en el de Rolex como patrocinador. La firma de relojes es más europea y, como tal, sigue contando con el tenor. Peter Gelb no quiso cometer el tremendo error en el que cayó cuando, recién fallecida Montserrat Caballé, no hubo mención alguna para ella y tuvo que ser Alagna quien la recordase. Las críticas fueron tan numerosas que en la siguiente retransmisión hubo de añadir un fragmento de quien fuera una de las grandes estrellas del coliseo, aunque en sus archivos solo exista un dúo de «Andrea Chenier» junto a Carreras de una gala de aniversario de 1983, dirigido por Levine. Por cierto, teatro y director ya han hecho las paces. En esta ocasión la fallecida era Jessye Norman y sí que tuvo su pequeño recuerdo.

Siempre impactante la escenografía de Zeffirelli para «Turandot», de esas que todos los espectadores llevaremos en nuestro recuerdo. Otra cosa es quién realice la dirección escénica y en ésta ocasión fue bastante penoso todo el movimiento de los cantantes. Las producciones del añorado regista italiano serían hoy imposibles de afrontar económicamente. Históricas, monumentales, con impresionante vestuario.... Tenían todo lo que alguien desea ver en títulos como el citado, «Traviata», «Bohème», «Cleopatra» o «Tosca». Ahora no hay dinero porque se lo llevan los sueldos de la burocracia, los directores como Gelb, Lissner o Pereira entre otros. De ahí que, por ejemplo, a la hora de renovar su «Tosca», el Met fracase con una insulsa producción de McVicar que no aporta nada. En estos casos ¿para qué renovar? ¡Qué diferencia entre una y otra a la hora de crear afición! Y afición es lo que el género necesita. Basta ver la edad media de las personas que asistimos a los cines a ver ópera.