Conciertos

Leiva, un monstruo viene a vernos

Leiva acaba de producir el nuevo disco de Joaquín Sabina
Leiva acaba de producir el nuevo disco de Joaquín Sabinalarazon

Del último disco de Leiva (Madrid, 1980), «Monstruos», ya hemos hablado en estas páginas. Pero eso fue antes de saber que el madrileño lograría un disco de oro y sería número uno de ventas tres semanas, y de que se iba a atrever a actuar en el antiguo Palacio de los Deportes (ahora Wizink Center) como colofón a una gira española de enorme éxito. Casi con las campanadas encima, el músico cierra hoy el año, pero no da por terminado el trabajo.

Su último disco nace como un exorcismo de sus demonios como creador y crónica de la superación de la ansiedad. «No me importa exponerme y decir que mi vida está llena de vulnerabilidades y que tengo que aprender a vivir con ellas», decía el músico sobre el trabajo. Entre los temas del disco, uno con elocuente título, «Sincericidio», es el que finalmente ha logrado mayor respuesta del público en esas herramientas democráticas que son las plataformas de «streaming». Esa canción ha estado entre las más escuchadas por los usuarios en España en el año que casi termina. También despide 2016 con un sueño cumplido, el de trabajar al lado de Joaquín Sabina para el disco que el de Jaén publicará dentro de unos meses, como productor y, aún más, coautor de algunas canciones. Han sido muchos meses de trabajo con un mito musical español, y «Lo niego todo» está entre lo más esperado de los lanzamientos del año que viene.

Para su úlitma gira, el que fuera la mitad de Pereza trae una escenografía potente, adecuada para grandes recintos, y una banda arrolladora. Y las canciones, que dejan ver su lado más íntimo y humano, también más maduro seguramente. «Me alegro de que eso pase. No me gustaría estar siempre repitiéndome. Eso es lo peor que le puede pasar a un artista», asegura el músico.

«He dejado de esperar cosas y de creer que tengo un puesto ganado en esto de la música, porque no es así», decía el músico a este periódico. Y es cierto. Su lugar en el arte no es un sillón vitalicio, sino uno al que le aúpa o descabalga el público. Leiva se lo ha ganado.