Conciertos

U2 vence al tiempo

La banda irlandesa enamoró a su público en un Estadio Olímpico de Barcelona lleno a rebosar y que vibró con el aniversario de «The Joshua Tree».

La expectación era máxima para la única parada en España de su gira
La expectación era máxima para la única parada en España de su giralarazon

La banda irlandesa enamoró a su público en un Estadio Olímpico de Barcelona lleno a rebosar y que vibró con el aniversario de «The Joshua Tree».

U2, The Joshua Tree Tour. Voz: Bono; guitarra: The Edge; batería: Larry Mullen Jr. ; bajo: Adam Clayton. Estadio Olímpico de Barcelona.

Nada como abrir el anochecer con U2 irrumpiendo sobre un escenario ante una canción de The Waterboys, una de esas bandas neo hippies de los 80, neo olvidadas hoy en día, para abrir de par en par la cueva de la nostalgia. La expectación era máxima para esta única parada española de la gira «The Joshua Tree», con un Estadi Olímpic de Barcelona lleno hasta la bandera con más de 50.000 personas con unas ganas locas de recuperar un disco de tiempos más civilizados. Estamos hablando de 1987, cuando el estadio todavía estaba patas arriba y Bono no era más que un treintañero con ganas de ser el rey del mundo. Y vaya por Dios, lo fue, al menos ese era su estatus ayer.

El concierto arrancó épico, con un «Sunday bloody Sunday» tan corrosivo y contagioso como hace casi 40 años. La banda inició así el concierto con un guiño a un pasado todavía más lejano, que continuó con «New years’ day», otro grito épico para narrar una huida crepuscular al pasado. Con un sonido impecable, que entraba nítido y reverberante para levantar a todo el mundo de sus asientos, Bono invitó a todos a aplaudir al ritmo de la batería y nadie desobedece al rey, si este es Bono. «Ohhhh ohhhh», coreaba el público como sí fuese Moctezuma invocando a las furias de la suerte. «Gracias por invitarnos de nuevo a este país de poetas y artistas, de soñadores y mujeres bonitas», dijo entonces el cantante, contando que por la mañana habían ido a la exposición de David Bowie, al que conocían «y teníamos la suerte de llamar amigo». Entonces empezaron a cantar «Bad», que mezclaron con fragmentos del mítico «Heroes» ante el asombro y delirio del público. «Encended unas velas por David Bowie», dijo Bono y el estadio se encendió hasta el punto que los bolsillos lloraron de emoción, algo que no se detuvo, porque empalmaron con «Pride (in the name of love)». Si habían pagado para tener fuertes sensaciones, la entrada ya estaba amortizada.

Aquí empezó el rescate canción a canción de «The Joshua Tree» encendiendo la pantalla gigante a sus espaldas. El primer corte fue «Where the streets have no name» y dejó clara la estructura cronológica del concierto. Primero las canciones pre estrellato, después las joyas de «The Joshua Tree» y para los generosos bises, todo lo que vino después, de «Vertigo» a «Beautiful day» o «One». La pantalla se tiñó de rojo y brotó el célebre árbol del disco.

Con «I still havent found what im looking for», que Bono dejó cantar sólo al público al principio, se vio que aquello era una «road movie» hacia la tierra prometida. Las imágenes de la pantalla, la más grande vista nunca en un concierto, grabadas por Anton Corbijn en Death Valley y Zabriskie Point, así lo enfatizaban. Y cuando le tocó el turno a «With or without you», el público ya estaba descalzo, con la piel erizada, y a punto de echarse a volar. La belleza de la puesta en escena era asi de estremecedora.

El resto del repaso a «The Joshua Tree» no fueron más que escenas hacia el clímax final y la catarsis de la película de sus vidas. Hubo momentos para la reivindicación, como en «Bullet The blues sky», para la nostalgia, para la esperanza y para la comunión. Está claro que el mundo no ha cambiado a mejor en muchos aspectos desde 1987, pero estas canciones todavía invitan a creer. De «Red hill mining town» a «Running to stand still» fueron cayendo una a una las canciones del disco, con algunos medios tiempos reflexivos que dejaban al público descansar de tantas emociones. Cuando llegó la cara B del disco, el concierto había llegado a un momento de semi pausa. «Es curioso cómo hay canciones que cobran mayor sentido 30 años después de componerlas», dijo Bono antes de «In gods country». «Algunas de estas canciones ni recordábamos como tocarlas», añadió después y lo demostraron con «Trip through Your wires».

El concierto volvió a elevarse una vez acabado el místico y emocional viaje por «The Joshua Tree». Empezó suave, con «MISS Sarajevo», pero pronto desembocó en locura con «Beautiful day» con esas felices 55.000 personas botando al unísono. No había ninguna que prefiriese estar en cualquier otro lugar. Esa es la comunión que consigue U2, una banda que en directo sigue siendo un seguro de vida.