Una ópera bufa bien servida

Hacía casi 30 años que esta divertida ópera de Donizetti no se representaba en el Gran Teatro del Liceo, que ha programado diez funciones en un doble reparto, el segundo a precios populares. El primer día destacó la excelencia actoral, que no canora, de Lorenzo Ragazzo entrañable como Don Pasquale pero casi inaudible frente a sus compañeros y la Orquesta del Liceo. El Doctor Malatesta del prestigioso barítono polaco Mariusz Kwiecien fue lo mejor de la noche por la calidad del instrumento –a pesar de algún agudo algo justo–, con una proyección excelente y una interpretación actoral sobresaliente.

Cantar en un armario

Valentina Nafornita, que debutaba en el Liceu como sus dos compañeros anteriormente citados, deslumbró al público con una gran presencia escénica, convincentes dotes actorales y un bello instrumento de gran proyección al que le faltó un dominio de la coloratura más convincente. El tenor argentino Juan Francisco Gatell presentó un Ernesto de delicada línea de canto a pesar de andar algo justo en el registro agudo. Excelente, por su parte, la dirección de escena –y el vestuario–, muy trabajada, de Laurent Pelly, a pesar de hacer cantar al tenor sus dos arias principales en un armario y cargado de maletas o encaramado en una altísima escalera. Divertida, convincente e imaginativa la escenografía de Chantal Thomas, a pesar de cierta frialdad en los detalles de la calle y el hogar de Don Pasquale, cediendo el protagonismo a los cantantes-actores que cumplieron con creces su cometido. En el reparto alternativo sorprendió la surafricana Pretty Yende, ganadora del Concurso Montserrat Caballé en 2009, quien ofreció una interesante actuación actoral, un fraseo y línea de canto muy meritoria y unas excelentes coloraturas. Su presencia dominó este segundo reparto junto a Roberto De Candia, que ofreció un Don Pasquale consistente vocalmente y como actor. Antonino Siragusa tuvo que luchar con un timbre no del todo atractivo que se fue haciendo valer a medida que avanzaba la obra imponiendo su interesante línea de canto y cuidados agudos en el papel de Ernesto. Gabriel Bermúdez hizo un Malatesta divertido y bien secundado a nivel canoro. El joven director musical venezolano Diego Matheuz presentó una lectura vital y muy conjuntada de esta gran obra bufa, mientras que el Coro del Liceo cumplió con excelencia en la corta participación que requiere la obra de Donizetti.