Literatura

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Ramón Irigoyen: «Las faltas de ortografía me duelen como si me amputaran un brazo»

Ha traducido y prologado los poemas canónicos del griego Kostantin Cavafis en una cuidada edición publicada por Debolsillo

Ramón Irigoyen/ Escritor
Ramón Irigoyen/ Escritorlarazon

Ha traducido y prologado los poemas canónicos del griego Kostantin Cavafis en una cuidada edición publicada por Debolsillo

He aquí una palabra en forma de hombre, un sátiro del verso, una oda a la prosa. He aquí un erudito helenista, un poeta ingenioso, un astuto prosista. He aquí la ortografía, la lectura y la escritura, la pureza del lenguaje, el fonema al microscopio... Ramón Irigoyen es griego, latín, castellano... Pero nació en Pamplona y ha traducido y prologado los poemas canónicos de Cavafis en una cuidada edición publicada por Debolsillo.

–¿Cavafis tiene traducción?

–Todos los poetas la tienen si el traductor posee un talento equivalente al del poeta original. Yo he escrito un verso («esta vida/ de hastío hasta las astas») con una paranomasia que el divino Cavafis no llegó a escribir. Él fue un ejemplo de vida, está entre los seis poetas del siglo XX con mayor influencia en Occidente. Y, de ellos, quizá sea el más recomendable para el gran público. Se atrevió a hacer muchos poemas de contenido homosexual.

–¿Puede un poema ser homosexual?

–Claro. Si el tema lo es... Cavafis cuenta la historia de su liberación sexual. En sus poemas hay erotismo.

–Usted sabe latín, y no me refiero sólo al lenguaje...

–Einstein decía que sabía algo de una ciencia e ignoraba el resto. Yo igual. Sé mucho español, porque leo, hablo y escribo latín y griego. Examino la palabra, la sílaba y hasta el fonema. Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.

–¿Lee más que escribe?

–Sí, no soy como Cela. Leo mucha prensa, porque me fascina. Todos los periódicos son novelas de aventuras que varían según su ideología. Escribo, aproximadamente, cinco minutos al día, lo que tardo en hacer la lista de la compra.

–Y aun así ha cultivado la novela, el relato, el ensayo, la poesía...

–Me gusta escribir textos cortos para pulirlos a mi gusto. Escribo con la misma mentalidad un artículo que un poema. Pretendo que mis textos sigan vivos dentro de 1.500 años.

–¿Escribir nos hace inmortales?

–Sí, de alguna manera. Hay versos de 2.000 años que sigo recordando.

–¿No cree que las redes sociales han banalizado el uso de la palabra?

–No. Las redes sociales han puesto a escribir a gente que nunca lo había hecho. Y con la práctica se aprende. Eso sí, las faltas de ortografía me duelen como si me rompieran un ojo o me amputaran un brazo.

–¿A usted le rima la vida?

–La vida me da grandes sabidurías e inmensos dolores. Cuando estamos informados, sufrimos, aunque a la vez disfrutamos.

–¿Qué es un poema si no es una pedrada?

–Lorca decía que los poemas tenían que atravesar como si fueran espadas. Los buenos textos deben emocionar y dejar en el sitio al lector.

–¿Por qué hoy en día casi no se leen?

–Porque no se sabe. A los alumnos no se les ha enseñado a recitar poesía. La práctica no consiente el menor error teórico.

–¿Es usted un poeta maldito, víctima de la Inquisición?

–Que el Ministerio de Cultura me denegara media ayuda para escribir un libro en aquel momento me dolió, pero me vino muy bien para darme a conocer porque fue noticia a nivel nacional.

–¿Cuánto mide su lengua?

–Ojalá midiera en proporción al estudio de los idiomas. Es cierto que tengo la inteligencia lingüística. En el seminario me di cuenta de que ésa era la batalla de mi vida. En aquella etapa, tan dura para mí, no me suicidé por el latín, que junto al fútbol fue mi gran pasión.

–Decía Aristóteles que el sabio no dice todo lo que piensa, pero que siempre piensa todo lo que dice...

–No soy tan sabio como él. Pero me considero claro, y voy de frente.

–¿España es un país satírico?

–Ahí tenéis a Alfonso Ussía... Somos satíricos, no hemos seguido los pasos del maestro Cervantes, que era irónico, mucho menos cruel, pero más ingenioso.

–¿Cómo afila su pluma?

–Leyendo, viendo cine y televisión... Pero, sobre todo, hablando y escuchando. Me gusta hablar tanto como escuchar.

–El sexo es uno de los principales temas que aborda...

–Los neurólogos dicen que dos tercios del cerebro del hombre están orientados al sexo, y un tercio del de las mujeres, que nos tienen que controlar para bien de la especie. Los pensamientos sobre el sexo son continuos. Más de la mitad de las páginas web tienen contenido sexual...

–¿Es usted ateo gracias a Dios?

–La Iglesia, que conocí bien, me permitió aprender latín, jugar al fútbol y adquirir disciplina, pero soy ateo en España y agnóstico en el extranjero.

El lector

Irigoyen colabora con distintos medios de comunicacón. Concibe el periodismo como un género literario más y confiesa comprar LA RAZÓN, un periódico con el que disfruta mucho, que le ofrece unas informaciones que no le aportan otros diarios, y al que considera el portavoz del Vaticano por encartar «L’Osservatore Romano».