Cómic

«TBO», el más visto

Ediciones B prepara para marzo que viene un libro, escrito por Antoni Guiral, que analiza cuál fue la influencia de esta publicación, una de las más populares y vendidas de España, y cuál es la herencia que nos ha dejado.

«TBO», el más visto
«TBO», el más vistolarazon

Ha sido una de las revistas de entretenimiento más importantes de la historia de nuestro país. Varias generaciones se han educado leyendo sus viñetas y sonriendo a veces con un humor sencillo, pero inteligente.

Tan usual era llamar a los cómic tebeos, que la RAE acuñó el término para designarlos a todos con este término. Dice así: «Publicación infantil o juvenil cuyo asunto se desarrolla en series de dibujos. Serie de aventuras contada en forma de historietas gráficas». Y añade la expresión coloquial: «Estar alguien o algo más visto que el tebeo» para referirse a «estar demasiado visto». Era marzo de 1917 cuando nacía para los lectores el «TBO», la revista que dio nombre a todas las publicaciones de historietas. Se cumplen, pues, 100 años de su nacimiento. Con tal motivo, Ediciones B, la editora de su último periodo, quiere celebrarlo por todo lo alto. Para ello publicará el libro escrito por Antoni Guiral (Barcelona, 1959) «100 años de TBO, la revista que dio nombre a los tebeos». Guiral es periodista, divulgador, guionista y ensayista dentro del mundo del cómic, además de comisario de numerosas exposiciones del género. El libro recoge el legado histórico de la revista, repasa su legendaria historia, sus series más conocidas y la biografía de sus colaboradores más destacados, además de estar profusamente ilustrado con portadas, historietas, secciones, fotografías e ilustraciones, y trufado de variadas anécdotas.

Los mejores creadores

Es el homenaje a una publicación en la que colaboraron algunos de los más destacados ilustradores de historietistas del país. En sus páginas se publicaron series tan populares como «Los grandes inventos del TBO» o «La familia Ulises». El «TBO» estuvo presente en los quioscos de España entre 1917 y 1998, pasando por distintas etapas y editoriales y aportando sana lectura a varias generaciones de españoles. No sólo asumió el trabajo de los mejores creadores gráficos del siglo XX, sino que sentó las bases de lo que debía ser una revista de historietas. El primer ejemplar se anunciaba como «semanario festivo infantil» – de periodicidad semanal– y apareció con una portada sobre el cine al precio de 5 céntimos. Pero, ¿cómo y por qué nació esta revista?

El «TBO» nace en el taller litográfico de Arturo Suárez, calle Universidad de Barcelona, el 17 de marzo de 1917. Estaba impreso en color azul. Tomaron su nombre de la revista lírica T.B.O. de1909 de Eduardo Montesinos y Ángel Torres del Álamo, en la que las siglas eran el nombre de un periódico. Los comienzos no fueron muy optimistas, pero a partir del número 10 se hace cargo Joaquín Buigas Garriga, cliente del anterior, que dirige la publicación y acaba editándola en exclusiva a partir de su número 9. No era muy distinta de otras revistas infantiles de la época, pero él modificó sus planteamientos, aumentó el tamaño del formato y le infundió un estilo propio. Pasó al bicolor –rojo y negro– y sustituyó el chiste único de la portada por una historieta desarrollada en varias viñetas, como se hacía en «Dominguín», revista efímera de 1915 que apenas alcanzó 20 números. Cambió la idea inicial, el chiste gráfico y el texto con ilustraciones, para dar protagonismo a la historieta gráficas de viñetas.

Buigas mantuvo el título y, poco a poco, al tiempo que iba ampliando la variedad y la cantidad de los contenidos, fue ampliando la edad de sus lectores, pasando del público infantil y juvenil al adulto y familiar. También mantuvo el precio, que era mínimo, logrando así una gran difusión y un público fiel y consiguiendo tiradas inimaginables para la época. Así, de 9.000 ejemplares en 1917 pasó a 220.000 en 1935.

Como revista orientada a los jóvenes, su humor era blanco, huía de contenidos políticos o que fueran satíricos. En esta época tuvo colaboradores españoles como Josep Donaz –su primer dibujante–, Manuel Urda, Juan Martínez Buendía «Tínez», Juan Macías «Nit», Ricardo Opisso, Modesto Méndez Álvarez o Valentí Castanys, y pocos autores extranjeros, con excepciones como George McManus y Otto Soglow.

La mayoría de las historietas eran chistes breves, sin personajes fijos, aunque en 1923 apareció «Los grandes inventos del TBO», uno de sus éxitos más notables. En 1920, con el subtítulo de «Suplemento femenino del TBO», sus editores lanzaron un semanario dedicado al público femenino, «B.B», y que al precio de 15 céntimos llegó a alcanzar una tirada de 20.000 ejemplares semanales, manteniendo un estilo cercano a la línea que en Francia seguía «La Poupée Modele».

A esto hay que sumar, posteriormente, «Historietas y Cuentos TBO», «Colección Gráfica TBO» o «Entretenimientos de TBO», recortables y cuentos. Su principal competidora antes de la Guerra Civil fue la revista «Pulgarcito» aparecida en 1921. Se vendía a sólo cinco céntimos, mientras que TBO lo hizo a 10 desde 1919 a 1935. Hasta 1936 fue editado por Joaquín Buigas. Ese año hay un intento para colaborar con la editorial Bauza en el «Cuento Infantil TBO», frustrado por la contienda–no pasó de los 15 números–. Al término de la contienda se constituye la empresa Buigas, Esti- vill y Viña.

Número 2.000

A partir de 1941 conoció una segunda etapa, de aparición irregular, con sólo 15 números y un almanaque. Desde 1946 logró una periodicidad mensual y, tres años después, una autorización provisional para aparecer quincenalmente. De 1952 a1972 comenzaría una tercera etapa y se reinició la numeración. En ella se consolidaron las series clásicas y se crearon otras nuevas. A partir del 72 cambiaron el nombre por «TBO 2000» con nueva numeración. Empezaba por el número 2.000, que supuestamente resultaba de sumar los ejemplares publicados de las etapas anteriores, un error, porque el de aquella semana debía ser el 2.018.

En 1973, la competencia de las revistas de Bruguera era feroz y las diversas dificultades económicas obligaron a nuevos cambios. En 1981 los números normales se convirtieron en suplemento infantil de la revista «Lecturas». En el 82, el «TBO» volvió a los quioscos, pero terminó por sucumbir en mayo de 1983. Al mes siguiente apareció un extra con 32 portadas de diferentes épocas, en cuya última página se despedía escuetamente su director en ese momento, Alberto Viña, con un «Hasta siempre, querido lector».

Sus fondos fueron adquiridos por Bruguera y, tras su hundimiento, los derechos pasaron a Ediciones B, iniciando así su sexta y última etapa. En febrero del 88 vuelve al mercado mensualmente con nuevas series y secciones hasta 1996. Desde entonces «TBO» se editó sin periodicidad fija. En septiembre de 1998 apareció la última publicación de esta histórica revista. Era el número 105.

Los grandes inventos del profesor

El sabio profesor Franz de Copenhague (debajo) y sus ideas: «Dispositivo para hacer vino con zapatos viejos», «Procedimiento para descargar mercancías con jirafa», «Cascanueces gigante»...Son tantos y tan sugestivos que cuesta escoger. La serie «Los grandes inventos del TBO» era su sección más longeva, comenzó en 1923 con Joan Macías «Nit» y fue continuada por otros, como Joan Martínez Buendía «Tínez» en los 50, Marino Benejam, Tur o Sabatés en los 60.

Este último le imprimió un carácter muy personal gracias a que, igual que Nit, era perito mecánico. Esto concedió un alto grado de verosimilitud a sus creaciones. De hecho, llegó incluso a construir alguna de ellas. Fueron creados unos 1.500 artilugios, a cuál más disparatado e inverosímil. Tínez introduce la figura del sabio inventor. Para muchos jóvenes, ésta fue una primera aproximación, aunque alocada y absurda, al mundo de la ciencia y la tecnología. Suponía una visión humorística de la vida cotidiana a la que ofrecen inventos para solucionar problemas diversos: Dispositivos anticabellos en la sopa, artilugio antirotura de platos, bastón caza colillas o el sillón contra las visitas. Todo de gran utilidad. El portabilletes nasal, el ventimultiplex, aparato para evitar que las gallinas pierdan los huevos, el túnel para lavar niños o monedas cuadradas para evitar que rueden... La lista es interminable.