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«Amaluna»: el Cirque du Soleil, en femenino

La piscina transparente es uno de los números de «Amaluna»
La piscina transparente es uno de los números de «Amaluna»larazon

La multinacional del circo vuelve con un montaje de esencias shakespearianas cuyo estreno europeo tiene lugar en Madrid.

Hace ya años que la relación del Cirque du Soleil con España va más allá de la de mera plaza de paso. La gran empresa circense originaria de Canadá se siente cómoda en un país que responde siempre con entusiasmo a sus espectáculos. Tanto es así que desde hace tiempo existen rumores sobre la posibilidad de establecer uno fijo en Madrid. Rumores nunca confirmados que la marcha atrás de Adelson y su aventura de Eurovegas enfrió. Lo que sí es una realidad es que esa relación ha cristalizado en «Amaluna», el primer espectáculo del Cirque cuyo estreno europeo –ha estado de gira en EE UU– tiene lugar en Madrid. Un título de resonancias maternales –«Ama» por las amas de cría, «Luna» como astro femenino en casi todas las tradiciones– que tiene dos ejes temáticos: el universo femenino y la obra de Shakespeare «La tempestad», con algún guiño añadido a otros títulos del bardo inglés. El Grand Chapiteau del Cirque du Soleil ya está en la Casa de Campo, donde viene situándose desde hace años en sus visitas a la capital. «Kooza» fue la última, en 2014, pero antes pasaron por allí títulos como «Alegría», «Dralion», «Quidam», «Varekai», Corteo»... Fundado en 1984 por Laliberté y Daniel Gauthier, el éxito del Cirque, convertido hoy en una enorme multinacional, ha sido saber dotar de un bello envoltorio de calidad al circo tradicional. Una renovación que, prescindiendo de animales, hizo del circo al uso una gran aventura multimedia con estética propia. Cada producción tiene un leitmotiv o tema que la vertebra, aunque al final se trata de circo con números de calidad. En su nueva propuesta, «Amaluna», su creadora y directora, Diane Paulus, ha planteado un homenaje a la mujer: el 70% de los artistas y el 100% de la orquesta de «Amaluna» son mujeres. «Queríamos celebrar su belleza, su fuerza, pero a la vez nos preguntamos: ¿cómo hacer eso sin caer en el manifiesto?», explica a LA RAZÓN Fernand Rainville, director de creación de este espectáculo, que visitó la capital antes de que se hiciese pública la venta del Cirque. No es un montaje feminista, asegura, pero sí, «tiene un ‘‘look’’ más femenino que otros».

Un montaje sin mensaje

«Lo que me interesa es la historia. De eso es de lo que trata también ‘‘Amaluna’’. Escogí trabajar con Diane Paulus porque ambos procedemos de un transfondo parecido», cuenta Rainville. Él mismo resume su tarjeta de presentación: «Vengo del mundo teatral. Soy director de escena y he trabajado con los clásicos, desde los americanos a Goldoni, Molière... En 2000, al comienzo del siglo, comencé a dirigir grandes eventos y el Cirque se interesó por mi trabajo». Guy Laliberté, el fundador y hasta hace poco jefazo del Cirque, normalmente da un tema a sus creativos y estos se ponen manos a la obra. «En este caso, decidió que fuera sobre las mujeres», cuenta Rainville. Y aclara: «Eso, como punto de partida, es fascinante, pero es también peligroso: no quieres que se transforme en un espectáculo de mensaje. Me interesa la historia, el valor emocional de las cosas».

En «Amaluna», aclara Rainville, «no hay una trama en el sentido de tener diálogos, pero sí a través de ciertos personajes». Y explica: «El espectador sigue todo eso y una historia de amor. Es básicamente la de una madre y su hija que están celebrando el paso a la madurez de la chica, y a través de esa celebración ella crea una tormenta. Ahí enlazamos con ‘‘La tempestad’’». Aunque, tranquiliza el director, «no hace falta ser un experto en Shakespeare para seguir la historia, no es una idea intelectual. No hacemos eso en el Cirque du Soleil».

Próspera, Miranda y Cali

Próspero pasa a ser Próspera, acompañado de su hija Miranda. Y Caliban será Cali, un extraño hombre lagarto. Pero son casi excepciones, cuenta el director, «la diferencia entre este espectáculo y otros es que en éste la mayoría de los personajes son seres humanos, no mitológicos». Los shakespearianos –habrá también un Romeo– sirven así para llevar al espectador por los diferentes números circenses, «una serie de actuaciones muy potentes que giran en torno a lo que hacen las mujeres»: las tiras aéreas, ejecutadas por valquirias a las que Miranda solicita ayuda, el cuenco de agua de la Diosa Luna, la barra china, los malabarismos, el balancín o «teeterboard», las barras asimétricas... Cuenta Rainville que la femineidad de «Amaluna» se traduce también en el tipo de números que montan. Han creado algunos nuevos, como uno de barras paralelas, con amazonas.