Teatro

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La comedia rima con tragedia

Fernando Cayo, Santiago Ramos y Alfonso Lara protagonizan «Páncreas»
Fernando Cayo, Santiago Ramos y Alfonso Lara protagonizan «Páncreas»larazon

Patxo Tellería apuesta por el verso para contar en «Páncreas» las desgracias de Javilo, Raúl y César, tres conocidos que se debaten encima del escenario entre la vida y la muerte.

Javilo es un hombre afectuoso, con la sensibilidad a flor de piel; ha sufrido un desengaño amoroso y acude a terapia para poder superarlo; además, está enfermo del páncreas y necesita un trasplante para seguir viviendo. Raúl ha decidido que, cuando cumpla los sesenta años, se quitará la vida para no seguir la estela de su padre, quien padeció en su vejez una terrible enfermedad degenerativa. César, que conoció a los dos en terapia, ha encontrado ahora la difícil pero conciliadora solución que más les conviene a ambos: que Raúl se marche al otro mundo asegurándose de donar a Javilo el órgano que necesita.

No podía ser más dramático el presupuesto argumental con el que Patxo Tellería ha construido –paradójicamente, en clave de humor disparatado– «Páncreas», una obra que precisamente se nos anuncia como «tragedia divertidísima» y que ahora llega en castellano a los escenarios españoles tras una versión previa en euskera la temporada pasada. La amistad, la eutanasia, la donación de órganos, la soledad y la muerte son los grandes asuntos sobre los que planea en su texto este polifacético autor vasco que alterna sus trabajos como actor de cine y de televisión con la dramaturgia, el guión y con su labor al frente de la compañía Tartean.

Juegos de la suerte

El nuevo montaje llega con el aval en la producción de la veterana Concha Busto y el Centro Dramático Nacional, a los que se suma para la ocasión en tales labores el actor Fernando Cayo, que da vida además a uno de los tres amigos protagonistas. Junto a él, Santiago Ramos y Alfonso Lara conforman el reparto que dirige Juan Carlos Rubio. Todo un equipazo –con escenografía de José Luis Raymond y música de Miguel Linares– el que, subyugado por esa combinación dislocada de lo cómico y lo grave, se ha unido para poner en pie una pieza que, además, presenta otras particularidades. La primera y más llamativa de ellas es que está escrita en verso, lo cual se anticipa ya en su propio subtítulo: «Tragicomedia de vida y muerte / o cómo juega a veces la suerte». «El texto es una delicia –confiesa el director–. Patxo ha escrito una obra con un esquema y unas estrofas muy del Siglo de Oro, pero con un lenguaje muy actual y coloquial. Esto hace que todo quede muy divertido. La gente que ha podido ver algún pase parece disfrutar mucho con el sonido del verso, pero en realidad se olvida enseguida de que está asistiendo a una función en verso». Y quizá una de las mayores incógnitas del montaje sea precisamente saber cómo se han adaptado a ese verso tres actores de contrastada competencia que, no obstante, poseen estilos diferentes y distintas trayectorias en relación con el teatro clásico. «La verdad es que yo no puedo estar más satisfecho con el resultado de esta mezcla –aclara Rubio–. Fernando Cayo (a quien acaba de dirigir también en ‘‘El príncipe’’, de Maquiavelo) es un actor descomunal, de muchísima técnica y de una capacidad inmensa. Alfonso Lara, al que conozco hace muchísimo tiempo, es también un actor extraordinario y de muchos registros. Con Santiago Ramos había coincidido sólo en televisión, pero es uno de nuestros grandes actores; es uno de esos intérpretes que son capaces de conectar enseguida con el público, que se lo ganan y lo llevan adonde quieren». Una apreciación que completa el propio Fernando Cayo: «Santiago Ramos está en plena forma. Hay que oírle decir el verso. Tiene toda esa escuela de los López Vázquez, José Bódalo, Fernán Gómez...; pertenece a una generación de transición entre ellos y nosotros, y tiene toda la sabiduría y la picaresca que tienen los grandes actores de esa época».

«Páncreas», que puede verse desde anoche en el Teatro Arriaga de Bilbao y llegará al Teatro Valle-Inclán de Madrid el 11 de diciembre, contiene además un juego sobre el propio teatro, de aire juglaresco, que presenta varias capas en la puesta en escena, ya que los propios personajes presentan primeramente al público la función en la que van a contar, dicen, lo que les ocurrió una noche determinada. A partir de aquí se desarrolla una trama que, en su manera de haber sido concebida, remite a toda nuestra tradición teatral: desde el Siglo de Oro y el «Arte nuevo de hacer comedias» de Lope hasta nuestros días, pasando por Muñoz Seca y Jardiel Poncela. El montaje incluye también dos números musicales, uno de los cuales el público coreará «irremediablemente» al final de la obra. «Lo mágico de esta función –aseguran los productores del espectáculo– es que tú estás hablando de la muerte, la soledad, la eutanasia... ¡Y la gente sale del teatro con una sonrisa de oreja a oreja!

Temas ácidos

Dicen quienes ya han podido ver algún pase de «Páncreas» que los temas están tratados de manera ácida, cruda e incluso sangrante en ocasiones, pero que el resultado no deja de transmitir «buen rollo». Fernando Cayo explica el porqué: «Es que esa carcajada salvaje que se llega a producir en algunas escenas surge precisamente porque los temas que se abordan son importantes y profundos. Lo que pasa es que el tratamiento es muy particular; hay texturas que recuerdan incluso al teatro del absurdo. La verdad –concluye el actor– es que lo que hay en la coctelera es muy potente. Espero que la gente lo sepa apreciar y lo disfrute».