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Madrid

Raúl Prieto: «La Celestina hoy podría ir trajeada»

Raúl Prieto / Actor. Encarna a Calisto en el clásico de Fernando de Rojas, que podrá verse en el Teatro de La Abadía hasta el 26 de febrero

Raúl Prieto, actor
Raúl Prieto, actorlarazon

Encarna a Calisto en el clásico de Fernando de Rojas, que podrá verse en el Teatro de La Abadía hasta el 26 de febrero

La Celestina nunca pasará de moda, aunque se masculinice y le salgan canas en la barba. La tragicomedia más célebre del siglo XV llega al Teatro de La Abadía con una puesta en escena renovada. Un clásico vanguardista, contemporáneo. La vieja alcahueta es interpretada por José Luis Gómez –director de la obra–, detalle significativo que termina pasando desapercibido. Raúl Prieto encarna a Calisto, pero tiene poco de él. El espectáculo podrá verse en la Sala Juan de la Cruz hasta el 26 de febrero.

–¿Qué tiene esta Celestina de trágico?

–Casi todos los personajes que aparecen en la trama, como en la obra original, mueren.

–¿Y de cómico?

–La ridiculez de algunas situaciones en las que los criados buscan su propio beneficio.

–Le ha salido hasta barba...

–(Risas) Es más varonil que nunca. Ya Fernando de Rojas hablaba de la barbuda. Es una Celestina irónica, andaluza, morisca. En ciertos momentos, incluso es divertida.

–¿Una alcahueta contemporánea?

–Podría recordar a las gitanas que te dan romero en algunas iglesias, aunque el celestineo no tiene nada que ver con la etnia, ni con el color de la piel.

–¿«La Celestina» es un pedazo de vida?

-Habla de cómo éramos hace 500 años, pero también de lo que perdura.

–¿Qué dice de nosotros?

–Que tenemos unas pasiones de las que no podemos escapar, como el egoísmo, la codicia, el poder del dinero o el sexo. También habla de xenofobia, del periodo oscuro de la Inquisición en el que se perseguían a los árabes y a los judíos...

–¿Puede recrearse un clásico como éste desde un punto de vista vanguardista?

–Por supuesto. El teatro no tiene vallas o puertas. Puede abordar una obra desde un punto de vista contemporáneo y ofrecer una lectura que nos sirva como espejo de lo que somos. Se puede ser muy moderno haciendo un clásico.

–¿El teatro es un espejo?

–Es un espejo del alma, de nosotros mismos, donde nos podemos mirar. A veces, es convexo. Otras, cóncavo. En ocasiones, nos vemos deformados, o tal cual somos. Es un lugar al que el ser humano va a mirarse, a conocerse, a criticarse, a emocionarse...

–¿Y el que acuda a verle a usted?

–¡Que venga a divertirse! Aunque también se preocupará por lo oscuro que ha llegado a ser nuestro pasado. Incluso puede llegar a sentir cierto miedo de lo que hemos sido, que no deja de ser lo que somos y lo que podemos ser.

–¿Nuestro pasado es más negro que nuestro futuro?

–Nuestro presente puede ser igual de oscuro que nuestro pasado. Es verdad que hay ciertos progresos, que estamos conquistando libertades. Pero a veces seguimos siendo igual o más oscuros que antes.

–¿Hay mucha sabiduría popular en «La Celestina»?

–Sí. Fernando de Rojas le da a cada personaje, según su escala social, una forma de hablar. Y eso le hace muy grande. Muchos de los refranes que aparecen los seguimos diciendo.

–El estudio de su lenguaje nos permite adentrarnos en el siglo XV...

–Desde luego. El lenguaje se usa para expresar lo que se tiene dentro. Es una expresión del alma. Lo que esconde cada palabra es un reflejo de cómo somos, de cómo sentimos, de cómo pensamos...

–¿Continúa habiendo celestinas hoy en día?

–Tal y como se presenta en la obra, como profesión, no conozco a ninguna. Pero la realidad siempre supera a la ficción. Seguro que si buscamos encontramos alguna.

–¿Cómo sería?

–Quizá nos sorprendería. Podría ir trajeada...

–¿Qué tiene Raúl Prieto de Calisto?

–Espero que poco (risas). En cada trabajo resulta inevitable dejar algo de uno mismo. En ocasiones, soy apasionado, y en ese sentido me podría relacionar con él. Aunque pienso las cosas bastante más.

–Él es un joven de la alta sociedad a quien sólo le preocupa satisfacer sus deseos. ¿Todo se puede comprar?

–No. Hay cosas que no se pueden comprar, como una amistad o un amor verdadero.

–¿Qué sería capaz de hacer por conquistar a su Melibea en el mundo real?

–Trataría de ofrecer la mejor versión de mí mismo, con honestidad. Hay que ir de cara para conquistar a alguien.

–¿El amor todo lo justifica?

–No lo creo. Si lleva a matar a alguien... ¡vaya contradicción!

–¿Es un negocio?

–Tristemente, sí. Aunque es más fácil el mercadeo de sexo que de amor.

–Éste fue el primer libro en castellano traducido al inglés. ¿Qué diferenciaría al Calisto británico del español?

–El británico sería más estirado (risas). Y no tan apasionado. Quizá no se caería por el edificio después del encuentro que tiene con Melibea.

El lector

Raúl Prieto antes compraba la Prensa, pero ahora se informa por internet. Suele tomar café mientras lee el periódico. Le gustan los distintos puntos de vista y las diferentes líneas editoriales. «En Twitter sigo a varios medios. Y a partir de ahí, me redirijo a las noticias que me interesan», asegura.