Hostelería

El alojamiento más romántico de España

El alojamiento más romántico de España
El alojamiento más romántico de Españalarazon

La finca Son Palou se halla en una aldea mallorquina a los pies de la sierra de Tramuntana. Intimidad y trato directo son, según los usuarios de TripAdvisor, los argumentos que le han valido a este establecimiento para alzarse con el primer puesto en los premios Travellers´ Choice Hoteles

Escaparse a un refugio perdido es el deseo más perseguido por cualquier pareja de tortolitos dispuesta a celebrar el 14 de febrero como se merece. De hecho, el 80 por ciento de los españoles se decantará por un hotel a la hora de realizar un viaje a dúo en honor de San Valentín. Sin caer en la cursilería ni en las vulgares decoraciones a base de globos con forma de corazón, cualquier establecimiento no cubre las expectativas de los enamorados. Para dar en el clavo, nada mejor que optar por la Finca Hotel Son Palou, ubicada en el corazón de Orient, una pequeña aldea mallorquina de apenas 20 casas y diez habitantes. ¿Por qué? Pues porque ha sido galardonada como el alojamiento más romántico de España, el noveno de Europa y el vigésimo segundo del mundo en los premios Travellers´ Choice Hoteles, otorgado por los usuarios de TripAdvisor en base a las opiniones y comentarios de viajeros de todo el mundo en un solo año cubriendo más de 748.000 hoteles. Los premios tienen en cuenta la calidad y cantidad de comentarios y opiniones de viajeros y las puntuaciones específicas en cada una de las categorías. De hecho, este establecimiento también ha sido galardonado en tercer lugar a nivel nacional como uno de los Mejores Hoteles Pequeños.

Arropada por la sierra de Tramontana y vestida de árboles frutales como almendros, manzanos y cerezos, la finca Son Palou conserva todo el sabor de antaño, no en vano algunos de sus rincones datan del siglo XIV. Con la piedra dorada a su espalda, Marc Colom, gerente y nieto de los propietarios, sale al encuentro de los huéspedes con una sonrisa en el rostro y una copa de cava en la mano.

La bienvenida no puede ser más agradable, aunque lo mejor está por llegar. Al cruzar el quicio de la puerta, el viajero se topa con amplias estancias encaladas de un pulcro color blanco, techos altos, grandes ventanales, muebles con solera y piezas de anticuario, como dos arcadas del siglo XIV y XVI. Aquí manda el estilo rural de las tradicionales fincas mallorquinas de montaña, sin colorantes ni conservantes, tal y como eran. Hasta el punto de que uno de los salones mantiene intacta la estructura de la antigua almazara de aceite de la casa, cuyas partes están integradas con mucho mimo y acierto en la decoración.

La intimidad, asegurada

La intimidad es el mejor argumento que posee la Finca Son Palou para atraer a los viajeros enamorados. Tan sólo diez habitaciones dan forma al hotel, por lo que la tranquilidad está asegurada. Muy luminosas, gracias a grandes ventanales que regalan espectaculares vistas al valle de Orient, dos de las alcobas disponen de jacuzzi y todas cuentan con WiFi, aunque si el huésped llega hasta aquí guiado por las flechas de Cupido, resulta obligado olvidarse de internet. El deber del viajero es el de dejarse mimar por manos expertas y recibir un buen masaje, servicio que ofrece el agroturismo. Después, no hay que desdeñar la idea de salir al patio, ocupar alguna de las hamacas de madera con una copa de vino en la mano y relajarse mientras contempla la pausada desaparición del sol.

El broche de la jornada es una cena en el restaurante del hotel, pues la gastronomía es uno de los pilares fundamentales de la finca. Luz tenue y música suave son el aderezo perfecto para una velada con excelente materia prima y mejor compañía.