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Y Trumbo cogió su fusil

Y Trumbo cogió su fusil
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Sigue siendo uno de los nombres icónicos de la historia del cine estadounidense. Su biografía es tan compleja y fascinante.

El nombre de Dalton Trumbo está asociado a uno de los mejores guionistas que ha dado el Hollywood dorado. Ganador de dos Oscars, su firma está detrás de clásicos como «Vacaciones en Roma», «Éxodo», «Papillon» o «Espartaco». Pero, por encima de todo, fue un hombre comprometido por su tiempo, fiel a sus ideas políticas pese a los muchos problemas -con cárcel incluida- que le causó atender a sus convicciones. El autor de novelas como «Johnny empuñó su fusil» vuelve a estar de moda por el inminente estreno de un biopic protagonizado por Bryan Cranston («Breaking Bad») y por la publicación en nuestro país de la biografía que le dedicó Bruce Cook y que la próxima semana edita Navona.

Biografía ejemplar

La labor de Cook es ejemplar en «Dalton Trumbo», originalmente aparecido en 1977, todo un ejemplo de lo que debe ser un trabajo riguroso y tratando de acudir a todas las fuentes posibles, incluida el propio motivo de investigación. Porque en el libro podemos escuchar a Trumbo, ya enfermo pero aferrándose a seguir viviendo la vida como nadie, pese a que cuando Cook trabajaba en el libro le acababan de extirpar un pulmón por un cáncer. El biógrafo, antes de adentrarse en la vida y las obras de Trumbo, tocó varios palos literarios: desde el género negro con la serie protagonizada por el detective privado Chico Cervantes a la crítica cinematográfica además de investigar sobre la generación Beat y sobre el exilio estadounidense de Bertolt Brecht.

El retrato que nos ofrece del novelista y guionista es probablemente el más completo que se ha escrito nunca. Como le dijo el director de cine John Berry, amigo del protagonista de esta historia, éste era «realmente un hombre notable. Tiene esa determinación y habilidad para comprometer toda su naturaleza en el logro de la meta que se ha propuesto. Es encarnizado y no es un sentimental. Bueno, digamos que tiene sentimientos reales, pero también la habilidad de comprender la realidad en términos de una situación existente que simplemente elimina cualquier clase de autoengaño o falsedad. Y... bueno... ¿Qué puedo decir? Es un buen hijoputa si lo tienes enfrente».

Pero Trumbo es también conocido por ser uno de los miembros destacados del Partido Comunista, lo que lo convirtió en una de las más publicitadas víctimas de la llamada «caza de brujas» llevada a cabo en Hollywood tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la vergonzosa locura puesta en marcha por el senador Joseph McCarthy. Los conflictos sindicales surgidos en Estados Unidos a mediados de los años 40 propiciaron la puesta en marcha de las listas negras» cuando la alianza de Estados Unidos con los soviéticos empezó a romperse tras la caída del nazismo en Europa. Llegaba la guerra fría. «Cualquiera podía ver que el día del juicio final solo había sido pospuesto. Cuando se presentase la oportunidad, la derecha golpearía, y Hollywood, debido a su prominencia y dada la vulnerable dependencia de la buena publicidad por parte de la industria, era un excelente blanco», como escribe Cook en su ensayo.

Dalton Trumbo fue uno de los miembros de los llamados Diez de Hollywood, gente de la indrustria de Holywood incluida en la lista negra por el Comité de Actividades Antiestadounidenses que dirigió con mano dura John Parnell Thomas. El primero en declarar de esos Diez que era miembro del Partido Comunista fue el guionista Ring Lardner, Jr. En declaraciones a Cook le expuso cómo fue la llegada de Trumbo al partido: «Bueno, eso fue más o menos así. Yo fui el primero de este grupo en declararme comunista. (...) Pero Dalton, debido a su pacifismo, se mostraba reacio a tomar este tipo de posición. Esto era durante el periodo en que los comunistas americanos apoyaban el frente contra Hitler. Durante el periodo del Pacto, cuando los comunistas se pusieron en contra de la guerra, nuestros puntos de vista confluyeron bastante, por supuesto, y trabajamos juntos en el Movimiento Americano por la Paz. En junio de 1941, cuando los nazis atacaron Rusia, encontró muy difícil apoyar la guerra. (...) Gradualmente, Trumbo fue volviéndose menos pacifista en sus planteamientos, y para cuando sucedió Pearl Harbour su punto de vista sobre la entrada de América en la contienda había cambiado. No nos vimos mucho durante la guerra, pero recuerdo que él y yo coincidimos en Washington cuando él estaba allí documentándose para “Treinta segundos sobre Tokio”. Recuerdo cómo lo explicó entonces. Dijo: “Bueno, he ingresado en la Cruz Roja”. Sabía lo que quería decir, por supuesto». Trumbo, al igual que sus compañeros, fue juzgado por desacato, acogiéndose a la Primera Enmienda para negarse a declarar ante el Comité. Pagó un precio muy caro: fue condenado a diez meses de cárcel en Ashland por defender sus convicciones y políticas y Hollywood le cerró las puertas. Él siguió tarbajando, pero en el mercado negro, firmando guiones con seudónimo. Todo era ya distinto. Como le dijo a su biógrafo, «cuando salí, en el momento en que el primer agente de tráfico de Nueva York sopló su silbato... bueno, me detuve de inmediato. Estaba condicionado».

Con pseudónimo

Siguió trabajando muy duro, llegando incluso a ser premiado con el Oscar al mejor guión por «El bravo», uno de esos guiones firmados con seudónimo para el mercado negro, pero la Academia no se lo entregó hasta 1975, un año antes de su muerte. Uno de los signos del final de las listas negras llegó de la mano de Bryna Productions, una productora propiedad de Kirk Douglas. Trumbo trabajó en varios proyectos para la firma, algo que permitió que mejorara su cuenta corriente. Esa colaboración culminó con dos películas: «Espartaco» y «Los valientes andan solos». El rodaje de la primera cinta no fue nada fácil después de que por ella pasaran dos directores, Anthony Mann y Stanley Kubrick. Este último le preguntó un día a Douglas que le parecía «Espartaco»: «No le ha gustado. ¡Y tiene razón!».

Una historia de cine para Cranston

Hats ahora Dalton Trumbo había aparecido como un personaje secundario en dos películas, «Punto de mira» y «Witness 11». Pero una personalidad tan compleja necesitaba ser llevada a la gran pantalla en condiciones. Eso es lo que ha hecho Jay Roach, un director especialmente conocido por ser el responsable de comedias como la saga de Austin Powers o «Los padres de ella». En «Trumbo», cuyo estreno en España está previsto para febrero del próximo año, el tono es distinto y nos encontramos ante la tragedia del hombre, explicada a partir del guión escrito por John McNamara, a partir del libro de Bruce Cook. El peso de la película recae en Bryan Cranston, el protagonista de la inmejorable serie «Breaking Bad». El actor asume un papel que también llegó a ser ofrecido a Gary Oldman, logrando una interpretación que ya ha sido aplaudido por muchos hasta el punto de considerarlo como uno de los posibles candidatos a la nominación al Oscar al mejor actor. La cinta cuenta con un reporta de lujo, encabezado también por Diane Lane, Louis C. K., Helen Mirren y John Goodman. Su estreno mundial tuvo lugar hace unas semanas en el Festival de Toronto donde las críticas fueron desiguales, especialmente por el ritmo que se ha querido dar a la película, centrada en la lucha de Trumbo durante la caza de brujas.