Irene Villa

De cine

Dicen que han sido los Oscars más reivindicativos. Y muchos celebramos que el séptimo arte sirva para ensalzar la dignidad humana y acompañar a quienes están atravesando sus particulares desiertos potenciando las fortalezas humanas y mostrándoles que no están solos. Hay muchas personas en el mundo luchando contra las mismas adversidades. Julianne Moore, la intérprete estadounidense que obtuvo su primera estatuilla por su papel de profesora enferma de Alzheimer en «Siempre Alice», dijo «las personas con Alzheimer merecen esta película para luchar contra la enfermedad». Eddie Redmayne dedicó su Oscar por «La teoría del todo» a todas las personas que Están Luchando con el Alma para retrasar las devastadoras consecuencias de la ELA. Como dice mi amigo Fernando Mogena, uno de esos luchadores incansables que, como Stephen Hawking está desafiando al margen de tiempo que suele dar la enfermedad mortal: «Cada desafío, problema o fracaso supone un capítulo más en la historia de nuestra vida y una lección que nos ayuda a crecer. No te dejes desanimar por los fracasos. Aprende de ellos, y sigue adelante». La esclerosis lateral amiotrófica afecta a 4.000 personas al año en España, provoca la muerte de neuronas que hace que los músculos se vayan atrofiando hasta perder la movilidad y el habla. Sin embargo, la oscarizada película demuestra que el sentido del humor, el no dejarse vencer y luchar hasta el último aliento ejercen un gran poder en la esperanza de vida. Ese espíritu es capaz de transmitirnos la gran pantalla. Y si consigue también la justa y soñada igualdad salarial, sería ya ¡de cine!