Política

Podemos

Denuncia de fraude en Podemos: LA RAZÓN vota con nombre falso en las primarias

Cierran las elecciones sin controlar los inscritos ficticios. El único requisito es contar con una dirección de correo electrónico y un número de móvil

Denuncia de fraude en Podemos: LA RAZÓN vota con nombre falso en las primarias
Denuncia de fraude en Podemos: LA RAZÓN vota con nombre falso en las primariaslarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

A la 01:00 de ayer –amplió el plazo en una hora– Podemos cerró sus «urnas electrónicas». Desde el jueves 26 habían estado abiertas en internet para que los más de 360.000 inscritos del partido eligieran qué nombres aparecerán en las papeletas de la formación de Pablo Iglesias en las elecciones autonómicas que se celebrarán el 24 de mayo en buena parte de España. Tanto dentro como fuera de Podemos se ha criticado el sistema de elaboración del censo de inscritos del partido, especialmente el hecho de que se pueda registrar a personajes imaginarios con DNI falso que el sistema da de alta sin discriminarlos de alguna forma. Para Podemos el único requisito para votar en las primarias es contar con una dirección de e-mail y un número de teléfono móvil. La máxima «un hombre, un voto» queda transformada así en «una tarjeta SIM, un voto».

El pasado 19 de febrero, LA RAZÓN inscribió a un personaje ficticio con un DNI falso en la web de Podemos con el objeto de comprobar de primera mano las irregularidades del censo que la formación política liderada por Pablo Iglesias utiliza en todos los procesos internos del partido, incluidas las primarias que finalizaron ayer. Este «inscrito fantasma» de Podemos se llama Blas Cardoso López y reside en una calle imaginaria de Madrid (Monasterio de Yesa). A pesar de aportar un número de DNI falso, el sistema de inscripción de Podemos no puso ningún problema a que Blas Cardoso empezara a formar parte de los más de 360.000 inscritos con los que cuenta el partido «llamado a transformar la democracia en España», según aseguran desde Podemos. Blas Cardoso, desde el momento en el que se dio de alta en Podemos, pasó a tener los mismos derechos que el resto de inscritos: puede participar en los foros de debate internos, en las encuestas con las que los dirigentes del partido pulsan el estado de opinión de sus bases y también votar en todas las elecciones internas de Podemos. LA RAZÓN dedicó dos páginas a informar sobre estos fallos en el sistema de inscripción virtual y describió pormenorizadamente la inscripción de «Blas Cardoso». Además, cuatro días después, informó de que el falso inscrito seguía gozando de todos sus derechos en Podemos.

Pues bien, transcurrido casi un mes y medio desde su inscripción, y tras haber sido publicitada su existencia en un diario de tirada nacional, Blas Cardoso aún no ha sido borrado del censo de Podemos y, de hecho, votó ayer en las primarias para elegir al candidato que aparecerá como cabeza de lista en las autonómicas de la Comunidad de Madrid. Concretamente votó a la candidatura oficialista, la que cuenta con más posibilidades de alzarse con el triunfo cuando mañana, martes se hagan públicos los resultados, la encabezada por José Manuel Pérez Rodrigo.

Para comprobar que no se trataba de un caso aislado en una votación concreta de las que han tenido lugar desde el jueves, LA RAZÓN inscribió a otros dos votantes falsos, también con DNI falsos, edad y direcciones inventadas. Estos dos inscritos tampoco tuvieron ningún problema en votar ayer. Concretamente lo hicieron en las primarias de La Rioja, lo cual hace pensar que el proceso puede realizarse de forma indefinida, siendo la única limitación la cantidad de números de teléfono móvil de los que se disponga.

Actualmente en los locutorios de cualquier ciudad de España y en algunas páginas de internet se pueden adquirir tarjetas SIM por cinco euros o menos, con lo que una pequeña inversión podría determinar el resultado de una votación no demasiado masiva, como, al parecer, sucedió con la elección del representante de los inscritos en el exterior de Podemos en febrero, donde después de que se borraran 199 supuestamente fraudulentos, la candidata oficialista Esperanza Jubera resultó elegida.

El sistema, a examen

El sistema de inscripción en el censo y las votaciones internas de Podemos ha sido analizado en profundidad por Ricardo Gali, doctor en Informática y actualmente profesor de la Universidad de las Islas Baleares en el departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial. Gali, en dos artículos publicados en internet, compara el procedimiento informático con una puerta en mitad del campo, una puerta blindada y provista de sofisticadas cerraduras electrónicas pero rodeada de campo por todas partes. En palabras del propio Gali: «Aunque todos esos procedimientos y fórmulas sean públicos, no sabemos si realmente son los que usan, no hubo un proceso de verificación público constante durante la votación –como sí lo hay en las votaciones tradicionales–. Al final tenemos que confiar a ciegas en las personas involucradas en que harán exactamente lo que dijeron que harían y sin cometer errores».

Ante las reiteradas denuncias sobre lo fácil que es alterar el censo de sus elecciones internas, Podemos ha respondido en numerosas ocasiones diciendo que el sistema cuenta con fórmulas y procedimientos capaces de detectar los inscritos falsos y que los procesos electorales del partido, al contar con una participación masiva, hacen que estos votos fraudulentos sean irrelevantes y no cambien el signo de la votación. El caso de Blas Cardoso, dado de alta hace casi mes y medio y aún hoy inscrito de pleno derecho en el partido, deja en entredicho la capacidad de reacción del sistema para detectar inscritos –y, por lo tanto, votos– fraudulentos. Es casi imposible saber así cuántos inscritos falsos participaron en las primarias autonómicas de Podemos. Sólo llamándolos uno por uno a sus teléfonos móviles podría hacerse una comprobación eficaz. Esta circunstancia ha provocado que –incluso dentro de las filas del propio partido, en los foros de opinión oficiales de Podemos– se escuchen voces que se preguntan cómo un sistema tan fácil de manipular puede estar a la altura de los estándares de transparencia y democracia interna que Podemos defiende y que se fijaron desde la fundación del partido.