Selección Española

Aquella victoria en Wembley

El 25 de marzo de 1981 España derrotó a Inglaterra en su casa por primera vez. Ese mismo día liberaron a Quini.

Aquella victoria en Wembley
Aquella victoria en Wembleylarazon

El 25 de marzo de 1981 España derrotó a Inglaterra en su casa por primera vez. Ese mismo día liberaron a Quini.

«Siempre Inglaterra y Wembley han tenido un atractivo especial. España no había ganado allí nunca y para nosotros fue una gran satisfacción», recuerda Jesús Mari Satrústegui. El entonces delantero de la Real marcó el primer gol a los cuatro minutos. Empató Glenn Hoddle y Jesús Mari Zamora, el «10» de la Real, consiguió el 1-2 definitivo apenas superada la media hora de juego. «Para nosotros fue una gran satisfacción llegar allá, con un estadio tan impresionante que estaba a tope y tener la satisfacción de hacer los goles, el primero yo y el segundo Zamora. Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo de la Selección», dice «Satrus». Zamora y él eran inseparables, en la Real y en la Selección. «Siempre íbamos juntos en la habitación y nos vino toda la Prensa a hacernos entrevistas y no nos dejaron en paz esa noche», asegura. «Cuando marqué, pusieron el nombre en el marcador. ‘‘Joder, qué bonito que vea mi padre con orgullo el nombre aquí tan grande en Wembley”, pensaba. Televisaron el partido y que viera allí mi padre el apellido en grande me hizo ilusión. Nosotros nos fijábamos más en eso que en cosas de dinero», explica.

«Fue peculiar. Incluso llegamos tarde al campo porque pillamos un atasco. Llegamos con el tiempo justo para salir a calentar, con un ambiente impresionante», recuerda Joaquín, tantos años capitán del Sporting y ahora seleccionador español de fútbol playa. España se presentó con un equipo joven. «Muchos nos conocíamos de la olímpica y de la sub’23, donde ya nos había entrenado Santamaría», rememora. A los ingleses también los conocían. Era la época en que sus equipos dominaban el continente. El Liverpool, que ganó la Copa de Europa ese año, consiguió tres más entre 1977 y 1981. El Nottingham Forest se llevó las dos que le faltaron al Liverpool en 1979 y 1980 y el Aston Villa cerró el ciclo en el 82. Inglaterra imponía. Y Wembley, también. «Cuando íbamos al campo todo eran autobuses de gente, iban a una fiesta. Me llamó la atención cómo vivían el fútbol. Era una pasada», dice «Satrus».

España era un equipo joven, pero con calidad. «Me acuerdo de que el difunto Juanito puso uno de los goles y adelante les hicimos mucho daño. Ellos eran duros atrás, pero les supimos romper con velocidad por las bandas. En centros por arriba tuve que pelear con esta gente. Hubo que luchar mucho, pero fue bonito», afirma «Satrus.» Aquel día debutaron Maceda y Marcos. «Maceda se escurrió a los treinta segundos por el estado del terreno, pero sobre todo por los nervios. Pero después hizo un partido enorme», cuenta José Emilio Santamaría, el seleccionador español entonces. «Es un campo mítico, aunque ahora está hecho todo nuevo, pero es de ésos donde te gusta jugar. Y en mi caso fue el debut y se ganó. Mejor, imposible», asegura Marcos.

«Allí no había ganado nadie más que Hungría. Y después, ganó España», recuerda con orgullo Santamaría. Se refiere el ex seleccionador español a la Hungría de Puskas, que domó al mito inglés en 1953. Y a la alegría de la victoria se sumó la liberación de Quini tras 25 días de secuestro. «El domingo siguiente al secuestro habíamos jugado en el Calderón contra el Barcelona y me acuerdo de que jugó Ramírez con el “14”, no jugó nadie con el “9”», cuenta Marcos. Las versiones difieren, pero la alegría fue la misma. «Nos enteramos en el descanso. Creo que nos lo dijo Julián del Amo [delegado de la Selección ya fallecido]», dice Marcos. «Nos lo dijeron al subir al autobús», recuerda Joaquín. «A Quini le teníamos mucho cariño, fue una noche inolvidable», resume Satrústegui.

Pero no todo fue feliz. «Antes del partido me llamó el presidente Porta para que delante de los 35 periodistas que había explicara cómo iba a jugar. Yo miré uno a uno y se lo expliqué diciendo cuáles eran las virtudes y los defectos de España e Inglaterra y la gente se reía. No se pensaba que España pudiera hacer alguna cosa», recuerda Santamaría. Después del partido no recibió ninguna felicitación de aquellos escépticos. Tampoco del presidente. «Ahí me di cuenta de que no tenía el apoyo de una parte de España». Santamaría pensó en dimitir, pero aguantó hasta el Mundial antes de apartarse definitivamente del fútbol. «Después pasaron muchas cosas, pero no puedes salir a contarlas a la calle. Hay gente que está muerta y no puede defenderse. Eso ya no se cuenta».