Euroliga

Madrid

La novena hace justicia

Los jugadores del Real Madrid celebran con el trofeo la victoria ante Olympiacos.
Los jugadores del Real Madrid celebran con el trofeo la victoria ante Olympiacos.larazon

El Real Madrid consiguió, veinte años después y ante el mismo rival que en 1995, el Olympiacos, la Novena Copa de Europa tras vencer al equipo griego por 78-59.

Veinte años después el Real Madrid encontró la gloria en casa. En su tercera final consecutiva de la Euroliga el equipo de Pablo Laso mostró su imagen más consistente ante el Olympiacos, un rival que no encontró respuesta al que es sin discusión el mejor equipo de Europa. La final hizo justicia con un grupo que quizá había merecido el título antes, pero no había dado con la fórmula exacta para presumir de «Novena» y que la «Octava» pasara a la historia. El Madrid es un campeón sin fisuras, un equipo más compacto que nunca. Como su MVP, el «Chapu» Nocioni. El argentino, en su primera «Final Four», fue el termómetro del grupo y representó como nadie lo que le faltó al equipo en las dos finales anteriores: determinación, carácter y una intensidad desbordante. De todo ello le sobró al Madrid ante los griegos, por eso a tres minutos del final la fiesta ya había llegado al Palacio, al banquillo y al palco. Cuando Felipe Reyes levantó la novena Copa de Europa, el madridismo empezó a curarse las heridas producidas por la semana negra del fútbol.

Una de las consignas que se manejaban en el vestuario antes de la final es que el equipo tenía que ser tan duro, tan rocoso como Olympiacos. Lo fue y no sólo física, también mentalmente que es lo importante en partidos como éste. Porque el Olympiacos sólo llevó el control cuando la final daba sus primeros pasos. Era como si estuvieran más acostumbrados al paisaje de salida. A los griegos no les importó que la defensa del Madrid sobre Spanoulis fuera sobresaliente. Encontraron la aportación desde el banquillo de Lojeski para dar los primeros tirones y sacar partido del atasco que vivió el Madrid en el primer cuarto. Su juego estaba lejos de la alegría habitual. No había fluidez, pero sí paciencia. Se trataba de ganar la guerra, no una batalla más. Con los griegos amagando con escapar (15-21, min 12), Laso apostó por uno de sus quintetos de marcado espíritu combativo. Aparecieron Rivers, Maciulis y Nocioni, con lo que la armadura del Madrid ganó varios cuerpos. Tres de las novedades del año, como sucedió en la semifinal, dieron al equipo la fortaleza para crecer desde atrás. No sólo eso. Además anotaron. De los 35 puntos al descanso, más de la mitad (18) fueron suyos. Los números decían que el partido estaba donde querían los griegos. Había muy pocos puntos, pero las sensaciones eran buenas en los anfitriones. Spanoulis veía cómo cada ataque de los suyos estaba sembrado de minas. El escolta se topó con infinidad de defensores que le estorbaron hasta en la línea de tiros libres. Entre los errores desde los 4,60 metros (12/26 al final) y las diez pérdidas, el Madrid espantó un mal comienzo (35-28).

Olympiacos recuperó su instinto competitivo cuando vio que el título se escapaba (40-29, min 21). Sin Spanoulis, los griegos resucitaron con un parcial de 0-12 (40-41) que hubiera dejado tiritando a otro Madrid, pero no al actual. Laso llamó a Carroll y el escolta apareció para cerrar la herida que habían abierto los griegos. Anotó 11 puntos con tres triples sin fallo para volver a silenciar al ruidoso fondo del Olympiacos. La final volvía a estar en manos del Madrid y Spanoulis seguía sin aparecer. Se presentó en el último cuarto con más pérdidas (4) que puntos (3) y esta vez no apareció. Terminó el partido desquiciado mientras el Real Madrid seguía encaramándose al título sin prisa, pero sin pausa. Dos triples de Nocioni acabaron con la resistencia de los griegos y dieron paso a la fiesta blanca. Cuando Laso sentó al «Chapu», Olympiacos bajó los brazos y el Madrid volvió a sentirse campeón de Europa. Dos generaciones después el Real Madrid vuelve a ser campeón de Europa.

Ficha técnica:

78 - Real Madrid (15+20+18+25): Rudy (7), Reyes (2), Ayón (2) Carroll (16) y Llull (12) -equipo inicial-, Rivers (5), Rodríguez (11), Bourousis, Slaughter (2), Maciulis (9) y Nocioni (12).

59 - Olympiacos (19+9+18+13): Dunston (4), Spanoulis (3), Printezis (11), Mantzaris (1) y Darden -equipo inicial-, Petway (2), Hunter (10), Papapetrou, Sloukas (10), Agravanis, Lafayette (1) y Lojeski (17).

Árbitros: Sasa Pulk (SLO), Borys Ryzhyk (UKR) e Ilija Belosevic (SRB). Sin eliminados.

Incidencias: Partido por el título de la Final a cuatro de la Euroliga disputado en el Palacio de Deportes de Madrid (Barclaycard Center) ante unos 13.000 espectadores. El rey Felipe VI entregó el trofeo al campeón, en un partido que fue televisado a más de doscientos países.