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Muletas en vez de mandarinas

Llull, todavía lesionado, volvió por primera vez al Palacio para ver ganar al Madrid

Sergio Llull fue a ver el partido del Madrid y se llevó una gran ovación
Sergio Llull fue a ver el partido del Madrid y se llevó una gran ovaciónlarazon

Llull, todavía lesionado, volvió por primera vez al Palacio para ver ganar al Madrid.

Llull convierte sus enormes ganas de volver a jugar en energía para cada sesión de rehabilitación. En las redes sociales muestra sus avances. Se le ha visto haciendo carrera continua en la piscina y completando con los fisioterapeutas los duros ejercicios para evitar que la pierna lesionada pierda musculatura.

Ayer Llull se acercó por primera vez al Palacio de los Deportes como espectador. El camino que ha hecho tantas veces para ponerse los pantalones cortos y anotar sus «mandarinas», lo hizo para sentarse en la parte final del banquillo. El lugar para los miembros del equipo que no van a poder jugar. Ayudado por dos muletas llegó a su asiento y desde allí disfrutó de la victoria del Real Madrid, que va dando pequeños pasitos hacia adelante mientras espera el regreso de su estrella. El público le recibió de pie y gritó su apellido, el grito de guerra preferido desde hace tiempo en el WiZink Center. Los de Laso no tuvieron que sufrir demasiado para ganarle al Zaragoza gracias a un último cuarto en el que apabullaron a su rival. Hubo tiempo para Radoncic y Yusta, porque el parcial de 32-16 evitaba cualquier tipo de imprevisto.

Volvió a dejar muy buenas sensaciones Causeur, con 15 puntos y un único fallo en el tiro. Fabien se reparte los minutos en la dirección con Campazzo y Doncic. El último refuerzo exterior, Chasson Randle, vio el encuentro sentado junto a Llull, y con cara de asombro con la ovación que se llevó al balear al aparecer en escena. El nuevo Madrid va uniendo sus piezas y lamiéndose las heridas, mientras Randolph sigue ganando peso en el equipo y confirmando su papel de estrella.

El Barcelona también firmó el pleno en tres jornadas con una paliza al recién ascendido Burgos. Metió 111 puntos el equipo azulgrana y sólo dos fueron de Navarro. Jugó cinco minutos, suma 19 minutos y ayer tiró su primer tiro a canasta. El único en tres encuentros. El tiempo pasa y es implacable hasta para los mejores.