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El más difícil todavía de Bolt

El campeón del mundo de los cien metros lisos, el jamaicano Usain Bolt
El campeón del mundo de los cien metros lisos, el jamaicano Usain Boltlarazon

El jamaicano Usain Bolt logra imponerse al estadounidense Justin Gatlin en la final de los 100 metros lisos y alzarse con su sexto oro en unos mundiales.

La sombra de Usain Bolt volvió a conquistar el mundo en Pekín. El jamaicano ya no es el atleta capaz de correr como si nada por debajo de 9.70 para dejar boquiabierto al planeta, pero su talento le basta para seguir siendo el mejor cuando los mejores tienen que aparecer: en la final de un Mundial. Todo estaba en contra para el «Relámpago» en El Nido. Llevaba dos años desaparecido, alejado de los focos y martirizado por los problemas físicos. Llegó a China prometiendo que iba a ofrecer espectáculo y pocos fueron los que no dudaron. Nunca había llegado a una gran cita con sólo la sexta mejor marca del año. En competiciones anteriores –los Juegos de Londres o los Mundiales de Moscú– había sembrado alguna duda, ninguna comparable con las que había en la capital china. Las carreras previas a la final no hicieron más que ratificar la añoranza por el mejor Bolt. En semifinales estuvo muy cerca de irse al suelo en los primeros diez metros. Se trastabilló, pero lo arregló con una remontada que le mantuvo con vida. Mientras, Gatlin volaba como llevaba haciendo todo el año y todo 2014. Nadie ha corrido más que él en los dos últimos años. 19 centésimas separaban a ambos camino de la final, un mundo, pero... Bolt protagonizó otro final feliz. Terminó ganando su noveno oro mundialista para dejar atrás en los libros de historia a leyendas de la talla de Carl Lewis y Michael Johnson. Los dos mitos yanquis se quedaron con ocho oros en los campeonatos. El noveno de Bolt se saldó en 9.79. La plata de Gatlin, una centésima más y el bronce lo compartieron Bromell y De Grasse.

Bolt es otro antes y después de hacer lo que mejor sabe. El show previo a la carrera se ha moderado y su celebración posterior fue de los más comedida. Nada que ver con la que protagonizó por partida doble en los Juegos de Pekín hace siete años. Quizá es porque ayer sufrió más que nunca y porque parece poco menos que imposible que vuelva a parar el crono por debajo de los 9.60 en los 100 o de los 19.20 en los 200, dos récords del mundo del siglo XXII. Lo mejor para el jamaicano es que ganó estando lejos de su mejor versión y así lo reconoció: «Se puede decir que en la carrera estuve fuera de tono. Puedo correr más rápido».

Bolt, con 29 años recién cumplidos, «informó» a Gatlin en las vísperas que debería correr por debajo de 9.70 para ganarle. Era una frivolidad. Con 33 años, el estadounidense tenía y sigue teniendo las cinco mejores marcas del año. Todas ellas entre 9.70 y 9.80. Pedirle que fuera más allá tampoco resultaba muy creíble y más con la pésima salida que protagonizó. Bolt olvidó su desastrosa partida de los tacos de la semifinal con un tiempo de reacción de 159 milésimas. Gatlin despegó más tarde (165 milésimas) y ya fue toda la carrera a remolque. Su mala salida no le impidió pelear por el oro hasta el último metro. Porque la final fue una carrera entre dos. Se cumplió con el guión que llevaba vendiéndose desde meses antes de los campeonatos. El resto fueron meros figurantes. Asafa Powell demostró que lo suyo no son las grandes citas; Tyson Gay ha corrido ya sus veinte mejores esprints; Rodgers, el tercer estadounidense, era una pieza de relleno... Lo mejor, al margen de la lección de supervivencia de Bolt, fue el bronce de los dos novatos.

Gatlin, que a mitad de carrera ya estaba a la altura de Bolt, perdió el oro en los últimos 10 metros. Un tropezón le desequilibró y le pudo costar la centésima que le separó del oro. El regreso de los infiernos del estadounidense no pudo ser pleno. Bolt o mejor dicho, su sombra, sigue reinando a la espera del reto de los 200.