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Cara a cara: ¿Debió suspenderse el partido en el Camp Nou?

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Cara a cara: ¿Debió suspenderse el partido en el Camp Nou?
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► Carme Barcelo: Sí, los tres puntos más amargos del Barcelona

Escribo este artículo desde la inmensa tristeza que produce saber que hay más de 700 heridos en Catalunya por las cargas policiales y fundiendo mis lágrimas con las de Gerard Piqué. No debió haberse jugado este partido. El fútbol está por debajo de una realidad mucho más trascendente que es la de cientos de miles de personas que quieren votar y expresar su derecho a decidir sobre su futuro. Si el Barcelona fue rápido y contundente en su día, posicionándose y condenando cualquier acción que atentara contra la democracia, la libertad de expresión y el derecho a decidir, ayer debió plantarse. Estaba claro que la LFP, con un presidente que ya sabemos de que pie político cojea, no iba a colaborar demasiado. Tampoco el rival que, en idéntico derecho de expresar su sentir, llegó al Camp Nou con la bandera de España bordada en el pecho. Con heridos en los hospitales y máximo dolor en la sociedad, un evento lúdico no tenía sentido aunque hubiera costado seis puntos.

Dar visibilidad a los hechos

En cualquier caso, apreciado José Luis, un Camp Nou vacío y jugadores de peso como Sergi Busquets o Gerard Piqué verbalizando públicamente el sentir de muchos ya es una imagen muy potente para proyectar al mundo. El Barcelona ha perdido una oportunidad única de ser todavía más que un club, que lo es, pero sigue representando los valores de la libertad de expresión y la democracia que siempre le han caracterizado.

Los buenos y los malos

Siento no seguir el hilo de tu discurso, compañero Sánchez. Por no estar, no estoy ni con ganas de recordarte un A7 que permanece ahí, inalterable. No es el día. Me quedo con ese dolor de Busquets tras el partido y esa emoción de un Piqué que habló de buenos y malos más allá del terreno de juego. Se jugó, se ganó y se puntuó. Fue lo de menos porque ni debió ser.

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Querida Carme nada impedía la celebración del partido. La seguridad estaba conforme, la Liga no encontraba argumentos, la Federación analizó y optó por la vía más coherente a nivel arbitral, sólo el desconcierto que gobierna en el Fútbol Club Barcelona propició el enésimo ridículo de su mandato. Cuando quieres ganar popularidad, cuando quieres ganar votos porque tu gestión es nefasta, intentas tomar medidas populistas. Además, el árbitro, en su acta, ha retratado, una vez más, a Josep Maria Bartomeu. El bochorno total habría sido no disputarse el partido, porque el sainete ya estaba en marcha. Naturalidad y normalidad, es así de sencillo. Todos de acuerdo menos el Barça, ¡qué error! ¡qué ridículo! ¡Cómo no se iba a jugar!

Un club global

Hay un error que está cometiendo el Barcelona desde hace tiempo Carme. Y te lo digo con cariño. Sus aficionados no son sólo los que portan esteladas, los que cantan en el minuto 17:14 «Independencia», ni tan siquiera los políticos que van a su palco a sacarse las fotos. El Barça es de los aficionados catalanes no secesionistas, de los seguidores de Córdoba, Alicante, Lugo o Zaragoza. Pero iría más allá, es global. Una familia con su joven hijo llegada desde Australia y se encuentran un estadio cerrado, sin previo aviso, por un capricho, por una decisión en caliente. Así se tira por tierra la categoría y el seny. Una pena.

Secesionistas, sí, pero no

Se ha jugado, pero ha faltado valentía. Si de verdad no querían jugar deberían haber mantenido su postura hasta el final, hasta las últimas consecuencias. Si estás del lado de la secesión y quieres solidarizarte, no te presentes, y acatas la sanción. Pero no, Bartomeu y su Junta Directiva han reculado. Habrían sido seis puntos de sanción y una multa económica. Entonces no, entonces en ese momento les faltó sacar la bandera de España a la salida de los jugadores. Coherencia. No es difícil, no hay que ser valiente.