Decide Doncic

Tras asombrar al mundo del baloncesto con una jugada de fantasía ante el Baskonia en Vitoria, la increíble penetración pasándose el balón desde atrás por debajo de las piernas, a Luka Doncic no se le ocurrió nada mejor que decir que lo había «aprendido de Llull en los entrenamientos». Así, como quitándose importancia mientras el baloncesto europeo (y mundial) se frotaba los ojos por lo que acababa de hacer este esloveno de 17 añitos. Porque a Doncic, pese al mimo con el que le ha dosificado Laso y la bisoñez propia de la edad, ya no hay quien lo frene. Ha explotado definitivamente y el madridismo está rendido a su capacidad para anotar, rebotear y dirigir el juego del equipo con un talento propio de los genios. Salvando las lógicas distancias, un poco a lo Magic Johnson en Los Angeles Lakers de los ochenta, los del «showtime». Y la NBA, claro, ya espera al «Magic blanco».

Imposible competir

¿Hasta cuándo podrá disfrutar el madridismo de Doncic? Es la gran pregunta que se hacen los aficionados blancos. Y lo cierto es que la respuesta sólo la tiene Luka. Porque el Real Madrid, pese al cariño que le profesa Florentino, no puede competir con la todopoderosa NBA ni en sueldo ni en prestigio. Se trata de una vieja canción, una historia repetida. Basta recordar a Fernando Martín, Petrovic, Sabonis o Sergio Rodríguez, que dieron el salto a la NBA en el mejor momento de sus carreras. Y el siguiente será Doncic, aunque queda por ver la prisa que tiene. Si prefiere madurar su talento en el Madrid para llegar en tres o cuatro años o hacerlo en cuanto tenga oportunidad, que será en 2018. Y seguramente como número uno del «draft», ahí es nada. Sea cuando sea y aprovechando que lo tenemos cerquita, disfrutemos de él. Será difícil encontrar un talento similar en los próximos años.