Real Madrid

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El Chiringuito de Pedrerol: Gol de Sergio Ramos

La cabeza del central sevillano del Madrid volvió a ser decisiva en los últimos minutos, aunque esta vez para marcar en su portería y dar alas al rival

Sergio Ramos, en el suelo tras marcar en propia meta el gol del empate
Sergio Ramos, en el suelo tras marcar en propia meta el gol del empatelarazon

La cabeza del central sevillano del Madrid volvió a ser decisiva en los últimos minutos, aunque esta vez para marcar en su portería y dar alas al rival

Ramos tenía que ser. El que se reivindicaba el jueves ante los «Biris», el que señalaba su dorsal tras marcar de penalti a lo Panenka. El que levantaba al Madrid en la Copa cuando peor lo pasaba. El que había sido protagonista durante toda la semana. El que había provocado la guerra de comunicados. El que puso a LaLiga a investigar. El que tantas veces ha dado la victoria al Madrid. Lo que son las cosas: fue Sergio Ramos el que ayudó al Sevilla a remontar.

- El sevillismo lo celebró

Y lo hizo con esa mágica cabeza que tantas veces ha levantado al madridismo de sus asientos. Esta vez fue la afición del Sevilla, de su Sevilla, que le silbó con fuerza durante todo el partido, la que terminó gritando un gol suyo. Pero en su propia portería. No fue en el minuto 93 esta vez. Fue en el 85. Y fue terrible para el Madrid.

- Muchos fallos

Ese jugador con orgullo, con casta, ese líder indiscutible, el futbolista capaz de todo, fue el que provocó que se levantase un Sevilla entregado. El que le dio vida y le hizo volver a creer. Quien le puso en el camino de la victoria, un triunfo que remató Jovetic con un derechazo lejano al que Keylor Navas pudo responder mejor. Falló hasta el costarricense, que había hecho un partido perfecto. Lo que son las cosas: un gol de Ramos lo cambió todo para el Madrid... aunque esta vez fue para mal.

- Fin de una racha

Llegó el fin de una racha gloriosa, histórica, de 40 partidos sin perder. La consiguió el Madrid de Zidane, un entrenador que no tiene flor ni historias, sino mucho trabajo detrás. Nada que reprocharle. Fue valiente con el planteamiento, pero dos errores consecutivos en cinco minutos de sus jugadores pusieron fin a la imbatibilidad de su equipo. Lo reconoció Marcelo al final. Los jugadores se lo creyeron. Bajaron la intensidad. Esa palabra tan repetida por el francés, que tendrá que corregir lo que ha fallado para que no se repita.

- Están esperando a Zidane

El Madrid sigue líder, y con un partido menos. Sigue siendo un equipo capaz de todo, que ha demostrado tener plantilla, calidad, recursos, personalidad y que ha ganado tres títulos en el año que acabamos de dejar atrás. Que llevaba sin perder desde abril de 2016. Pero ahora, a la primera derrota, aparecerán los agoreros. Los que le tienen ganas a Zidane, a Cristiano, a Benzema y a tantos otros. Los que llevan un año callados saldrán ahora a decir que ellos ya lo avisaron. Pero no cuela. Esta Madrid ha demostrado lo que es, y sigue siendo el equipo a batir en la Liga y en la Champions.

- Enorme el Sevilla

Por supuesto, hay que darle también todo el mérito del mundo al Sevilla. Un equipazo. Hay que reconocer su excelente rendimiento. El conjunto de Sampaoli sabe perfectamente a lo que juega. Ya el jueves dio muestras de su calidad, de su empuje, de lo bien trabajado que está. Puso al Madrid contra las cuerdas y mereció algo más. Ayer sí obtuvo el premio a esa actitud encomiable, esa disciplina y esa magnífica forma de jugar al fútbol con un entrenador que está aportando mucho a nuestra Liga. El Sevilla sigue por delante del Barça de Messi en la clasificación. Ayer dijo «aquí estoy yo» y hay que tomárselo muy en serio. El rival del Madrid ya no es sólo el Barcelona.