Vuelta a España

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Contador se despide a lo grande

La victoria en el Angliru es el cierre perfecto para la carrera de Contador. Froome asegura su primer triunfo en la Vuelta

Contador intentó recuperar tiempo de nuevo en la última subida
Contador intentó recuperar tiempo de nuevo en la última subidalarazon

La victoria en el Angliru es el cierre perfecto para la carrera de Contador. Froome asegura su primer triunfo en la Vuelta.

Alberto Contador no esperó a que le hicieran un homenaje en su despedida como ciclista y decidió dárselo él mismo. «Era mi día», admitía. El final que había imaginado durante toda la Vuelta, como a él le gusta, con un ataque lejano y en solitario. «Podía haber mil despedidas, pero es complicado poner punto y final a una carrera deportiva ganando en la cima del Angliru. No podía haber una despedida mejor», reconocía antes de tener que cortar su discurso por culpa de las lágrimas que era incapaz de contener.

Eran lágrimas de emoción, lágrimas de satisfacción por haber logrado el objetivo que llevaba buscando desde que comenzó la Vuelta. Desde que en la tercera etapa en Andorra se dejó más de dos minutos y medio y tuvo que adaptar su estrategia. «Esta Vuelta no comenzó bien para mí, pero eso ha permitido que disfrutara jugando como si fuera un corredor juvenil. Creo que he atacado en todas las etapas donde se podía», recuerda.

Y ayer volvió a hacerlo en la bajada del Cordal, el último puerto antes de comenzar el ascenso al Angliru. Ese descenso ha acabado con muchas ilusiones. En 2008, la primera vez que Alberto ganó en el Angliru, y la primera vez que ganó la Vuelta, Igor Antón se dejó la clavícula en ese puerto. Ayer, con el asfalto resbaladizo por el agua caída, fueron Marc Soler, De la Cruz y Nibali los que se fueron al suelo y contagiaron el miedo a los demás. Pero Contador no conoce el miedo. Él sólo mira hacia arriba. Hacia la gloria. Hacia la historia.

Y sin mirar atrás siguió a su compañero Jarlinson Pantano en el descenso del Cordal. El colombiano le hizo los primeros kilómetros de la subida. Después tomó el relevo Enric Mas, el hombre criado en la Fundación Contador al que Alberto ha señalado como su heredero. Juntos colaboraron en la subida hasta que Mas no pudo seguir el ritmo del madrileño. Iban atrapando los restos de la escapada: Simon, Yates, Bardet y Marc Soler, que también colaboró con Alberto en la subida. Incluso en una curva en la que el ciclista del Trek se quedó clavado, Marc miró hacia atrás para buscarlo. El corredor del Movistar fue el último que permaneció al lado de Contador, hasta que se derrumbó a falta de cinco kilómetros. Alberto recorrió el último tramo de la etapa en solitario y contra natura. La lluvia hacía que el asfalto estuviera resbaladizo y la bicicleta se deslizara si se ponía de pie. Contador se veía obligado a subir amarrado al sillín, sin poder bailar sobre la bicicleta. Pero seguía hacia delante para ser el primer ciclista que gana dos veces en la cima del Angliru y el primer ganador de etapa español de esta Vuelta. Hubo un momento en que incluso se sintió en el podio. Y hasta se acercó al segundo puesto de Nibali. Pero el italiano resistió. Igual que Zakarin, que desplazó a Kelderman de la tercera plaza. Pero en la cabeza de Alberto no estaba el podio. Sólo estaba en la etapa para cerrar una despedida perfecta a su carrera con el último disparo.

Froome todavía no se va, pero suma una grande más a su palmarés. Superó los momentos de debilidad en el ascenso al Angliru hasta quedarse solo con su compañero Poels en la persecución de Contador. Tras la etapa fue a felicitar al español con una sonrisa en los labios, la misma con la que había entrado en meta. Por fin ha ganado la Vuelta y es el primer corredor que gana el doblete Tour-Vuelta desde que se disputa entre agosto y septiembre.