Vuelta a España

Ciclismo

La Vuelta sigue descubriendo finales

La Ermita de Santa Lucía, Los Machucos y Santo Toribio de Liébana se estrenan este año

El director general de la Vuelta Ciclista a España, Javier Guillén (d), la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena (2d), y el director general de Deportes del Ayuntamiento, Javier Odriozola (i), señalan las etapas madrileñas en el mapa
El director general de la Vuelta Ciclista a España, Javier Guillén (d), la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena (2d), y el director general de Deportes del Ayuntamiento, Javier Odriozola (i), señalan las etapas madrileñas en el mapalarazon

La Ermita de Santa Lucía, Los Machucos y Santo Toribio de Liébana se estrenan este año

Tres kilómetros sólo, pero con rampas que alcanzan el 20 por ciento es lo que espera a los ciclistas en la llegada a la Ermita de Santa Lucía, en Alcocebre (Castellón). Será sólo la quinta etapa, porque la dureza empieza pronto este año. “Habrá diferencias. Es una subida parecida a la de Mas de la Costa -que se estrenó en 2016- y puede dar espectáculo”, reflexiona Samuel Sánchez.

La cima castellonense es una de las que se estrenan en esta edición. Como la de Los Machucos en Cantabria, que no hará un recibimiento más amable a los corredores. Diez kilómetros infernales en la última semana de la Vuelta.

Al día siguiente los corredores se encontrarán con otra subida nueva, la de Santo Toribio de Liébana. Un ascenso más suave después de la contrarreloj y Los Machucos que debe dar oportunidades a los aventureros. “Será complicado que no llegue la fuga”, dice Purito.

“Hay que dosificar. Tenemos mucho terreno para subir en todos los puntos cardinales de España y podemos ir descubriéndolo poco a poco”, asegura Javier Guillén. “Ahora lo importante es la fórmula deportiva”, añade. Una fórmula que mantiene con las nueve llegadas en alto de esta edición. Y la mantiene porque funciona. “Tenemos muchas peticiones. Ahora es más fácil [hacer el recorrido] que hace unos años”, reconoce.

Cuando los ciclistas suban a Santo Toribio de Liébana llegarán castigados, por el paso de los días y de los kilómetros. En la tercera etapa ya les espera Andorra, paso casi obligado desde Francia a Cataluña. En esta ocasión no es un final en alto. Llega en el descenso de La Comella y después de haber dejado atrás La Rabassa unos kilómetros antes. “Purito me ha dicho que se llegará al esprint, pero llegarán dos o tres como mucho”, bromea Samuel, porque el descenso puede ser tan duro como la subida. “La bajada puede tener importancia, con zonas viradas capaces de romper la carrera”, añade el asturiano.

La Vuelta recupera también subidas que se han hecho clásicas en los últimos años. Ascensiones como la del Xorret del Catí, en la que las ruedas se pegan al asfalto, o la del Angliru para finalizar la carrera. Dos cimas en las que el primero que triunfó fue el Chava Jiménez.

Las etapas no son largas, pero harán daño en las piernas de los corredores. “Son tres semanas y se hace duro, pero es una fórmula que funciona. Es una Vuelta muy humana, con etapas que no pasan de 200 kilómetros. Ese recorte de kilómetros va a propiciar mucha batalla y un gran espectáculo”, asegura Samuel. La Vuelta de siempre.