Champions League

Atlético de Madrid

El azar decide

El Madrid sorprendió al Atlético al principio. Los rojiblancos supieron reaccionar y perdonaron. La tanda llevó otra «orejona» al Bernabéu

El azar decide
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En una tanda de penaltis no hay otro argumento que el azar. Y más cuando se vive una como la de ayer, con los dos equipos agotados, al límite de sus fuerzas. El bravo Atlético sucumbió desde los once metros dos veces: primero en los 90 minutos, cuando Griezmann se estrelló en el larguero, y después en la tanda, cuando Juanfran «chocó» con el poste. El Madrid ya tiene la Undécima tras un partido muy táctico y una final más vibrante que bonita.

Sorprendió de inicio

Era el partido de sus vidas para los rojiblancos, pero el Madrid sabe muy bien lo que es jugar este tipo de citas. En los primeros quince minutos sorprendió a su rival con su propia arma: la intensidad. Salió metido en el choque el conjunto de Zizou, que no sorprendió con su alineación, en la que Casemiro hizo de camión de auxilio y Modric y Kroos tuvieron el balón. Hizo daño el Madrid con la posesión y el Atlético se encogió buscando encontrar los espacios desde el repliegue. Supo el después campeón hacer sufrir a su oponente donde mejor suele jugar: metido atrás. Y en el balón parado (los detalles de los que hablábamos ayer) sacó ventaja. A la primera, Benzema casi... Uff. Paró Oblak. A la segunda falta lateral, Ramos, el héroe de Lisboa hace dos años, no perdonó, aunque la acción fue en fuera de juego. A partir de ahí comienza otro partido del que el Atlético se va haciendo dueño, pero sin ninguna profundidad.

El efecto Carrasco

El Atlético hizo lo esperado tras el descanso, aunque no lo más habitual en su juego. No tardó Simeone en mover el banquillo. Quitó a Augusto y entró el correcaminos Carrasco para montar la revolución. El mismo movimiento que también hizo en Múnich, en las semifinales, tras ir perdiendo 1-0 al descanso. En esa ocasión le salió perfecto. Ayer, casi. Carrasco fue el revulsivo ideal. Al minuto de comenzar llegó la jugada definitiva: penalti fallado por Griezmann. Si lo marca... Pero en fútbol no hay condicionales. Hay realidades. Y lo que pasó es que tiró al larguero para dejar clarísimamente un partido con dos estilos. El Atlético, el rey del tablero cuando juega con negras, se vio obligado a hacerlo con blancas, con la pelota en el pie. Y lo hizo bien hasta que encontró el empate en una jugada combinativa que hubieran firmado el Bayern o el Barça. El acoso fue constante, con muchas llegadas de Filipe Luis por la izquierda, una zona para tocar, sorprender, correr... Y con un extraordinario Carrasco. La verdad es que perdonó a su rival. Lo tuvo. El control fue absoluto.

Pero, ¡ojo!, tampoco lo hizo mal el Madrid. Negada la pelota, le quedaba la posibilidad de correr y es un especialista en ello. Benzema no supo resolver un mano a mano. Tampoco Cristiano Ronaldo y Bale, los «asesinos» blancos, en la misma acción. CR estuvo limitado. Bale tuvo buenos minutos. La entrada de Lucas Vázquez refrescó al equipo. El vértigo le funcionaba a los blancos, pero, y es extraño, no la puntería.

Marcelo

Mientras un lateral izquierdo, Filipe Luis, una de las torres del Atlético, era sustituido por cansancio, el del otro equipo, Marcelo, entraba en juego. El miedo y la condición física minimizaron a ambos equipos, pero el brasileño del Real Madrid casi consigue desbaratar al Atlético, que sólo a la contra amagó con algo.

CR decide

Cristiano rozó el desastre los 120 minutos, pero el «killer» no falló en el momento clave: último penalti de la tanda, gol y «orejona».