Real Madrid

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El Madrid no juega finales... las gana

No ha perdido el último partido que lleva a un título desde la Copa del Rey que conquistó en 2014

La Razón
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No ha perdido el último partido que lleva a un título desde la Copa del Rey que conquistó en 2014.

Bale corrió por Mestalla mientras Bartra se dejaba la vida sin éxito. El Madrid ganó esa Copa del Rey en la primavera de 2014 y desde entonces no ha perdido en ninguna de las finales que ha disputado. Y fuera de España, ha ganado todas las finales que ha disputado desde 2000. No hay equipo más fiable en los partidos comprometidos, quizá por la experiencia o por todo el peso de esa camiseta, pero juega como nadie los días que hay que ganar.

Fe

Después del partido le preguntaron a Zidane cuál era la clave de que el Madrid fuese tan fiable en partidos en los que los demás se ponen nerviosos. Y el francés respondió con la pregunta: tiene eso, dijo, que son los más fiables. Porque si llega un partido grande, cuando ya no hay tiempo para rectificar, se puede apostar casi ciegamente en los hombres de blanco. Incluso, aunque lleguen perdiendo a los últimos minutos. Desde el gol de Ramos en la final de Lisboa contra el Atlético, la fe que ya arrastraba la historia blanca se reforzó todavía más. Desde ese día el Madrid se vio capaz de ganar a quien fuera en las circunstancias que fueran. Ganó esa noche al Atlético, al igual que le venció dos años después en Milán, en el último penalti de la tanda; lo mismo que derrotó al Sevilla en la prórroga de la Supercopa de 2016 o al Kashima en la prórroga del Mundialito del año pasado. Igual que remontó a Al Jazira en un choque loco, en el que lo más fácil hubiese sido perder los nervios ante todas las cosas extrañas que no dejaron de suceder.

Zidane

Ha sido Zidane quien ha multiplicado la velocidad de ganar finales del Madrid, porque con él al mando, el conjunto blanco las juega cada poco tiempo. El francés dirige una racha ganadora que ha llevado al club a ganar 8 títulos en los últimos dos años. Cogió el equipo en enero de 2016, cuando nadie sabía que rendimiento podía dar una plantilla que Benítez era incapaz de sacar provecho. Zizou demostró que era una de los vestuarios más aprovechables de la historia de la entidad y que se podían jugar finales y ganarlas como si eso fuese una rutina sencilla.