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Todos a la cárcel

El ex presidente del Osasuna, Miguel Archanco
El ex presidente del Osasuna, Miguel Archancolarazon

Miguel Archanco, ex presidente de Osasuna, detenido por la desaparición de 3,7 millones. La Policía también arrestó ayer a otro directivo del club navarro y a Ángel Vizcay, su ex gerente.

El pecado capital del deporte español, el «nuncapasanadismo», se va a empezar a purgar. Ésa es, al menos, la intención de Javier Tebas, el primer dirigente que se ha puesto serio con la terrible lacra de la compra de partidos. Para ello, la LFP se está apoyando en la Fiscalía Anticorrupción, que ya puso proa al célebre Levante-Zaragoza de 2011, con más de una treintena de personas imputadas, y que ahora ha sustanciado la denuncia que dio ayer con el arresto de tres ex directivos de Osasuna, entre ellos el presidente Miguel Archanco. La Liga española es, oficialmente, un caso de limpieza único en el mundo. Jamás se ha acreditado el amaño de un partido. Algo imposible de creer y sólo achacable al nulo interés que se ponía en la persecución de este delito. Hasta ahora.

La detención de Archanco, así como las de sus lugartenientes Txuma Peralta y Ángel Vizcay, está sólo tangencialmente relacionada con los sobornos que, presuntamente, pagó Osasuna en el tramo final de la temporada pasada. Su arresto vino determinado, de hecho, por una denuncia de los actuales dirigentes del club, que solicitaron a un juzgado pamplonés que averiguara el destino de al menos 2,4 millones de euros extraídos de las cuentas de la entidad. Estos hechos, que pueden ser constitutivos de delitos por apropiación indebida, societario y falsedad documental, fueron denunciados por la actual junta directiva de Osasuna presidida por Luis Sabalza, al frente del club desde el 10 de diciembre, el pasado 19 de febrero. En principio, se especuló con que ese dinero se utilizase para el pago de primas y sobornos en el tramo final de la pasada campaña; pero resulta que una parte, sospecha el instructor –que ha declarado el secreto de sumario–, ha ido a parar a bolsillos particulares.

En paralelo, el mismo Juzgado de Instrucción número 2 de Pamplona también investiga la querella presentada por la Liga de Fútbol Profesional (LFP) por un supuesto delito de apropiación indebida y otro de corrupción de particulares, por un presunto amaño de partidos. En ese marco, se investiga el partido Espanyol-Osasuna, disputado en la penúltima jornada de la pasada Liga, que finalizó con un empate (1-1), lo que dio a Osasuna opciones de cara al último encuentro de la temporada y al conjunto catalán le supuso la salvación. Las crónicas de aquel encuentro señalaron el conformismo de ambos equipos y los más suspicaces recordaron que el entrenador local, Javier Aguirre, tenía pasado osasunista. Además, el mexicano también estuvo implicado en el celebérrimo Levante-Zaragoza y por ello fue destituido como seleccionador japonés. Las diferencias entre el criterio moral nipón y el de los clubes españoles, que prodigan mimos a los presuntos delincuentes que perpetraron esa estafa, son palmarias.

El horizonte penal de Archanco y Peralta es muy negro, por tanto, no tanto el de Ángel Vizcay, gerente de Osasuna durante más de veinte años y denunciante de una de las tramas de amaño, la que afecta a los jugadores del Betis Jordi Figueras y Antonio Amaya, aunque éste milite hoy en el Rayo Vallecano. Según el relato del ejecutivo navarro, la plantilla bética –matemáticamente descendida– recibió un doble soborno por ganar al Valladolid en la penúltima jornada de la pasada Liga y dejarse batir en El Sadar en la última. Se dieron los dos resultados, pero a Osasuna no le sirvió de nada porque perdió igualmente la categoría.

En el Betis, la noticia sentó como una patada en el estómago porque quedaba así constatado (ni Figueras ni Amaya han tomado medidas legales para defenderse de la acusación: quien calla, otorga) que el plantel dirigido por Gabi Calderón no sólo firmó la peor temporada de la historia del club (25 exiguos puntos sumó), sino que encima se lucró en el ominoso viaje. El club verdiblanco tiene constancia de que la LFP investigó varios de sus partidos de la pasada temporada, cuando cosechó derrotas (en Almería y Vallecas, singularmente) en circunstancias realmente anómalas. Los informes cayeron en saco roto por la imposibilidad de encontrar pruebas que ratificasen los indicios.

El Betis ha abierto una investigación interna que se ha chocado con la sospecha de que varios de sus futbolistas estaban implicados en los amaños y que, en ese caso, Amaya y Figueras no eran más que intermediarios. De hecho, el primero estuvo lesionado durante gran parte del tramo final, pero su predicamento en el vestuario era grande. Además, la defensa a ultranza que el resto de los jugadores hace de sus dos compañeros incrementa la sospecha de «Fuenteovejuna» que cunde entre los dirigentes béticos... que en enero cometieron la torpeza de fichar a Héctor Rodas, imputado por el Levante-Zaragoza de 2011.