Real Madrid

Levante U.D.

El Madrid encalla y empata contra el Levante

Los blancos ceden dos puntos más en casa al igual que sucediera en su anterior duelo como anfitriones ante el Valencia

Gareth Baledurante el partido contra el Levante en el Bernabéu
Gareth Baledurante el partido contra el Levante en el Bernabéularazon

Los blancos ceden dos puntos más en casa al igual que sucediera en su anterior duelo como anfitriones ante el Valencia

Se le escaparon otros dos puntos al Madrid en el Bernabéu, como sucedió la pasada jornada contra el Valencia. Parecido, pero igual. Los dos partidos mereció ganar el Madrid sin embargo, el de hoy contra el Levante no deja la misma imagen que contra el Valencia. El equipo de Zidane, sin Modric ni Casemiro, sin poder contar con Cristiano Ronaldo no ha tenido orden y le ha faltado saber cómo jugar, sin apenas presencia en el centro del campo. Pudo ganar porque al final fueron cayendo las ocasiones y las fue sacando, con dos paradas espectaculares, el guardameta rival, pero incluso en esos minutos de avalancha, el Madrid dio la impresión de ser un equipo confundido, con dos laterales izquierdos ocupando la banda izquierda, sin delantero centro cuando en mitad de la primera parte se tuvo que retirar Benzema y abusando de los balones largos cruzados o en busca de la espalda de la defensa.

Fue como si el horario o los cambios en el once desconcertasen a los blancos. Esta vez las rotaciones no fueron la solución, sino un problema al que Zidane no supo encontrar la solución. El Madrid de la posesión o el Madrid de la velocidad apenas aparecieron, fue un equipo extrañamente plano, incapaz de jugar por dentro y con la bandas ciegas porque Carvajal no tuvo el día y Marcelo y Theo en el otro lado, nunca tuvieron claro de qué jugaban. Unas veces uno hacía de lateral y el otro de extremo y en la siguiente jugada, cambiaban. Pero A Theo le sobró impulso y a Marcelo le faltó campo. Acabó desesperado, pegando una patada a destiempo al rival y expulsado, cuando el Madrid iba ya a pecho descubierto y Raúl iba sacando balones imposibles.

El Levante ya se había olvidado de la portería rival, pero se mantuvo sereno en esos minutos en los que los rivales se asustan en el Bernabéu. En la primera parte Ivi había marcado un gol inesperado para su equipo, aprovechando un despiste defensivo y desde ese momento, los valencianos comprendieron que todo consistía ya en una cuestión de supervivencia: agarrar el botín e intentar llegar con el máximo posible de él a la meta. Se fueron con un punto y tan felices.

Los de Zidane nunca encontraron el tono. Con la posesión de la pelota no supieron llegar al área rival. Normalmente eso lo solucionan los laterales, pero no estaban para nada. No combinaba el conjunto blanco, con Marcos Llorente haciendo de Casemiro, pero sin dar personalidad al juego, que es lo peor que le puede pasar a un mediocentro. De interior estaba Kroos y en el otra lado Marcelo. Un centro de campo frágil. Asensio fue también titular pero no le acompañó la estrella.

Para añadir males, se lesionó Benzema y el Madrid tuvo que jugar el resto del partido con Bale de delantero centro. La profundidad y el remate del galés dio opciones, pero eran ocasionales, no llegaban por el juego, porque no había. La solución fue un saque de esquina que remató primero Ramos y después Lucas Vázquez, a diez minutos del final del primer tiempo.

Ya se saben cómo terminan los partidos que se ponen así: con victoria del Madrid, es casi una ley no escrito, es lo que sucede porque así son las cosas. No pasó en la fresca mañana del sábado. Zidane metió a Isco y a Kovacic para tener más presencia en el centro, mantuvo a los dos laterales izquierdos y se fue a por el partido. No hubo el atropello de otras veces, pero sí las suficientes ocasiones claras como para decidir el choque. El partido sólo se jugaba en un portería, en la del Levante, donde Raúl iba haciéndose grande y despejaba a Asensio, a Bale y a Kroos. No encontraba el Madrid la manera, con todos sus hombres menos Casilla jugando al borde del área rival. No quedaba tiempo de corregir lo que se había hecho mal antes. Segundo empate, el barro ha atrapado las ruedas del Madrid.