Real Madrid

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El Real Madrid ya está aquí y pasa por encima del Sevilla (5-0)

El Real Madrid endosó un 5-0 al Sevilla, con dos goles de Cristiano Ronaldo, marcador con el que los blancos ya se marcharon al descanso y sumaron la novena victoria de la temporada

Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol. REUTERS/Javier Barbancho
Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol. REUTERS/Javier Barbancholarazon

El Real Madrid endosó un 5-0 al Sevilla, con dos goles de Cristiano Ronaldo, marcador con el que los blancos ya se marcharon al descanso y sumaron la novena victoria de la temporada.

Antes o después tenía que pasar, antes o después, el Madrid tenía que despertar y llevarse por delante al pobre rival que le tocase. El Sevilla llegó al Bernabeú con los mismos puntos que el equipo blanco y se marchó noqueado y preguntándose por su nivel y su capacidad para competir. Porque el Madrid más armónico le pasó por encima en una primera parte perfecta, lo mejor que se ha visto esta temporada en una de las situaciones más complicadas: llegaba sin haber resuelto su problema con la portería contrario y con una defensa de prueba, como era la formada por Nacho y Vallejo de centrales.

Nada hizo dudar al equipo local, todo eso que le atormentaba desapareció gol a gol, con autoridad, con la pelota y sin desfallecer cuando el marcador se puso a favor. Con un 4-4-2 de toda la vida, sin Casemiro como tapón, pero con Modric y Kroos en el centro del campo, al mando del grupo, a jugar, que ya toca, que aún, pese a todo, se está a tiempo de todo. Sin el brasileño, Zidane se asegura el trabajo de los jugadores de banda, por eso sonó extraño, pero fue lógico que Isco se quedara en el banquillo y que Asensio y Lucas Vázquez jugaran como extremos. Hubo un córner a favor del Sevilla en la primera parte en el que Marcelo termina esa jugada en la banda derecha y Asensio baja para ocupar su posición en la esquina izquierda del área. Nacho se lo agradeció aplaudiéndolo. Lucas hizo lo mismo por su lado y, esta vez, además, añadió el acierto en ataque. Zidane confía en él porque le ayuda a equilibrar al equipo, pero es verdad que estaba confuso en ataque en los últimos tiempos. Pero contra el Sevilla, como el resto de los compañeros se quitó esas dudas, corrió más que los fantasmas, para dejarlos atrás. Lo hizo Lucas y lo hizo también Cristiano, con dos goles y de fiesta al principio con los Balones de Oro y aplaudido al ser cambiado. Zidane quiso que recordase que el Bernabéu le quiere y le cambió para llevarse una de las ovaciones. Hasta Achraf, el sustituto de Carvajal, a quien la acumulación de partidos como titular del Madrid se le había atragantado, hizo un gran encuentro, redondeándolo con un tanto.

Fue un día de fiesta de verdad, quizá el primero en el que absolutamente todo salió bien y el aficionado madridista se fue del campo con la sensación de que se ha reparado lo roto, de que se ha recuperado el toque, la ambición y sobre todo, el gol. No marcaba el Madrid tantos goles desde finales de la temporada pasada, cuando también recibió al Sevilla jugándose la Liga y le hizo cuatro. Ayer se jugaba más que la Liga, se jugaba salir de posiciones de Champions, lo que hubiese puesto todo en una situación delicada y salió más airoso que nunca esta campaña. Hizo cinco goles en la primera parte y desarboló a un rival extrañamente torpe, frágil atrás y sin nada delante. El Sevilla hizo como que jugaba después del gol de Nacho, durante un rato, pero fue un espejismo de un equipo entregado a su suerte, el tipo de equipos que en tantos y tantos partidos ha llegado al Bernabéu y es arrollado sin compasión y sin que pueda hacer nada para evitarlo. Intentó presionar un poco a Modric y Kroos, pero duró un rato, lo que tardó el Madrid en recuperar el ritmo. Antes, ya Nacho había marcado el gol, tras un regalo de la defensa.

Marcó el central, ya con una jerarquía tremenda atrás, un veterano, que ayudó a Vallejo a irse haciendo con el partido. No tuvo que hacer ni una parada Navas, porque el Madrid mandó y con el segundo tanto de Ronaldo tras una jugada de Asensio, el Sevilla desapareció. Era un vendaval el Madrid, como el Bernabéu estaba deseando ver esta campaña. Necesitaba un día así para volver a descubrir que puede volar, que sabe hacerlo, que ha despertado y ojo.