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Con el artículo 41 hasta el final

Florentino Pérez durante la comparecencia
Florentino Pérez durante la comparecencialarazon

Florentino Pérez aseguró ayer que nadie había notificado a Cheryshev que estaba sancionado, por lo que la sanción no es eficaz. El Madrid, que tiene un precedente, va a recurrir hasta donde haga falta.

Hasta donde haga falta va a llegar el Madrid para defender sus derechos en el «asunto Cheryshev». Hoy por la mañana presentarán sus alegaciones ante el juez único de Competición y si no les da la razón, irán a Apelación y si es necesario al Tribunal Administrativo. El partido de vuelta es el 16 de este mes y para entonces tendría que estar todo solucionado, pero la idea en el Madrid ayer era que tiene posibilidades de disputar ese encuentro por una razón, a la que se agarran con fe y con un precedente: tiene que hacerse una notificación personal de la sanción, como dice el artículo 41, y con Cheryshev no se ha hecho.

Los servicios jurídicos del club estuvieron ayer trabajando durante todo el día para solucionar el enredo del encuentro del Cádiz. Según una resolución del pasado mes de enero del TAD, si no se hace de esa manera, no es válida. Sucedió con un equipo femenino, que tuvo el mismo problema de alineación indebida. Con sus recursos llegó hasta ese Tribunal y terminó dándole la razón. «Consecuentemente, cuando en la conducta de la entidad denunciada no concurre ningún tipo de responsabilidad por culpa o negligencia, no es posible entender que proceda una sanción», dice la resolución. Ésa es la esperanza del Madrid, o si no el artículo 112, que elimina los ciclos de las sanciones.

El club no quiere dar por perdida la Copa y ha puesto todo su empeño en ello. Ayer dio la cara el presidente, Florentino Pérez, que continuó con lo que ya había expresado Butragueño la misma noche del encuentro: nadie en el Madrid conocía la situación, ni la jefatura administrativa de la sección de fútbol, ni el delegado ni, tampoco, y esto es lo importante, el futbolista. Cheryshev se enteró cuando un periodista se lo dijo cuando entraba en el vestuario y después se lo confirmó un empleado del Madrid. El jugador no podía salir de su asombro. Fue sancionado cuando estaba en el Villarreal en marzo, en julio volvió al Bernabéu. «A nuestra manera de ver, nadie se lo comunicó, como establece el artículo 41, por lo que la sanción no es efectiva. Es un principio básico», contaba el presidente. Nunca había pasado nada parecido en el Madrid, donde ayer explicaban que en pocos partidos tienen tanto cuidado como el que tuvieron en Cádiz. Por la sanción de Isco y, sobre todo, por «los chavales», aseguraba un directivo. Benítez insistió en que se tuviera cuidado en a quién se alineaba, pero lo de Cheryshev fue una bomba que nadie esperaba. «Hubo especial hincapié en que se hiciera bien», continuó el máximo dirigente del club desde el palco del estadio. «Seguro que iremos al Tribunal Administrativo del Deporte, porque defendemos lo que creemos que es nuestro derecho. Si hay alguien que no ha actuado correctamente, presentaríamos disculpas. Si el jugador no nos lo ha dicho, era imposible que lo supiéramos», continuó. En el club tampoco esperan que el Villarreal diga nada acerca de este asunto.

El club miraba hacia adelante, a la espera de lo que se resuelva en los tribunales. Considera que ante una situación así, ante la falta de noticias, estaba con las manos atadas. «Ni la dirección de fútbol ni Chendo han actuado negligentemente», afirmó frente a los periodistas Florentino Pérez, dispuesto como está, dijo al final de las preguntas, a responder cuando se tengan dudas para defender la transparencia del club. «Y en este caso, creemos que tenemos la razón», añadió.

El ambiente era muy distinto al del miércoles por la noche, cuando reinaba la confusión y no se sabía ni qué había pasado ni por dónde había que ir. Pero ayer, el club estaba rearmado. El Cádiz, como había anunciado tras el partido, presentó su reclamación por la mañana. El Madrid lo esperaba y se puso a lo suyo. «Nos crecen los enanos», contaban en el club ante los últimos golpes que se están llevando. «Ha sido una fatalidad», decía el presidente. «Y no tenemos la culpa».