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Atlético de Madrid

Al Atlético se le olvida el gol

Al Atlético se le olvida el gol
Al Atlético se le olvida el gollarazon

Los rojiblancos fueron superiores a la Roma, pero no acertaron en la definición ante un espléndido Alisson. Saúl remató al poste

El Atlético no engaña. Y se plantó en el Olímpico con el mismo guión al que nos tiene acostumbrados Simeone. Fuerza, trabajo, intensidad y derroche físico para tratar de llevar el partido a sus terreno ante un rival, que también pelea, que se esfuerza por colarse entre los grandes y que afrontó el encuentro con ambición, con solidez en defensa y con la intención de buscar los puntos débiles de los rojiblancos. Sin embargo, a la Roma le faltó lo mismo que al Atlético, capacidad para resolver en los últimos metros, por lo que las ocasiones de gol fueron escasas para los de Di Francesco.

En cambio, el Atlético sí las tuvo. Llegó, disparó, obligó a lucirse a Allison, pero le faltó acierto a la hora de resolver. Vietto, Correa, Koke y Saúl estuvieron cerca del gol. Sin embargo, la pelota no entró y el partido deja un regusto amargo para los rojiblancos porque tuvieron el triunfo en sus botas ante un equipo inferior en el aspecto táctico y que, cuando se dio cuenta de que lo mejor era defenderse, dejar su portería a cero, no le importó acularse, amontonar hombres delante de su portero. Su idea era encontrar a Dzeko en algún balón largo, pero tampoco lo consiguió.

Simeone opó, de salida, por poblar el centro del campo. Juntó a Gabi, Thomas, Koke y Saúl para que Vietto y Griezmann fueran los más avanzados. Renunciaba el Cholo al juego individualista de Carrasco para contrarrestar así la fuerza de los De Rossi, Naingollan y el holandés Strootman. Perotti se colocaba en la izquierda y Defrel en la derecha , una banda por la que se desplazaba Bruno Peres en cuanto Koke y Filipe le dejaban una rendija.

Thomas era el referente del juego. Se está ganando los galones con su fútbol prácitico y sencillo. Pasa bien, defiende y ha aprendido a colocarse cuando el equipo no tiene la pelota. Se movió con soltura y buscó los pases interiores para un desdibujado Griezmann o para Vietto. El argentino tuvo dos ocasiones claras, aunque la mejor del primer tiempo fue la de Koke, que disparó flojo con la izquierda cuando Alisson estaba por los suelos. Oblak había intervenido en dos oportunidades con criterio y el descanso sirvió para la reflexión. Para corroborar que el gol es asignatura pendiente en este principio de curso.

El Atlético fue más incisivo en la reanudación. Presionó más, fue intenso, manejó la pelota, pero siguio faltando el gol. Estuvo cerca en remates de Vietto, de Correa, desde el suelo, y de Saúl, que disparó al poste en la última jugada del partido. Simeone se la jugó con Correa, con Carrasco y con Gaitán porque vio que la Roma se tambaleaba, que no tenía fútbol para hacerle daño, aunque sus delanteros se cayeron un par de veces en el área. Estaba controlado el equipo de Di Francesco, pero todo acabó como empezó. Sin vencedores ni vencidos porque al Atlético le falló la puntería y porque el meta Alisson estuvo espléndido en su trabajo. Fue un muro.