Champions League

Barcelona

La pizarra: El clásico de los obreros

Empate a todo en el Camp Nou. Las dos grandes estrellas, Messi y Cristiano, no fueron decisivas. Iniesta cambió la cara del Barça y Modric fue el oxígeno blanco en el medio

La pizarra: El clásico de los obreros
La pizarra: El clásico de los obreroslarazon

Empate a todo en el Camp Nou. Las dos grandes estrellas, Messi y Cristiano, no fueron decisivas. Iniesta cambió la cara del Barça y Modric fue el oxígeno blanco en el medio

Barcelona - Real Madrid

Pelotazos, posesión... e Iniesta

Le regalan el balón. Se blindan los blancos. Cortocircuito. No hay profundidad, se fallan pases fáciles, imprecisiones, desesperante. 20 minutos con criterio y caída libre. Lentos y sin respuestas. Síntomas peligrosos. Sólo la acción individual, la esperanza, pero un laberinto de piernas lo impedía. Misión imposible. Segundo acto. Reacción. En un minuto avisó Leo. En el 7’ Ney se inventa una falta y Suárez marca. ¿Balsámico? Iniesta aparece y cambia todo. Llegan las ocasiones, fluidez. Se perdona el clásico. Parece increíble que el choque siga vivo. Cambios, el reloj... pero sobra un minuto para la tragedia.

Orden... defensa + contra

Guión esperado. Repliegue sobre posesión. «Press» alto en el inicio. Objetivo: obligar al juego directo (no permitir superioridad). Luego la contra sobre el error o recuperación. Avisa Marcelo por su pasillo. Se equilibra el control del juego. Modric, omnipresente, e Isco, el escolta. Buenas sensaciones de equipo. Segundo acto. La duda del gasto físico. En el 7’, alarma. Toca remontada. Llegan los cambios y se rompe el orden. Casemiro por Isco y adelantar al mejor, Modric (se ahoga). Lo positivo, seguir vivo. Toca usar la última bala. Marcelo, el único con criterio. Se consuma el milagro. Falta y Ramos empata. Uff.

Atlético - Espanyol

Efecto gaseosa

Sin concesiones. «Press» alto. Las dos bandas percutiendo con Filipe Luis y sus socios, que elaboran y asustan. Juanfran, un kamikaze por su lado. El premio no llega. Bajón. La telaraña del Espanyol se convierte en una trampa. Se equilibran la posesión y el mando del juego, pero el error y la imprecisión se asocian. Oblak, un muro.

Bombardeo rojiblanco

Objetivo: derribar el muro rival. Pasan los minutos y la telaraña se atraganta. Amenaza el Espanyol con golpear de forma letal sobre Oblak. Aparece el nerviosismo, pero llegan los cambios con criterio y por las bandas se busca la avería. La portería se hace pequeña. Diego López es Mazinger Z. Godín de 9, la individual, una locura, el tiempo se agota. Cero a cero.

Mis protagonistas

Modric, un gigante

Aquí estoy yo. No hace falta nadie más. Un pequeño gigante se adueñó de la parcela ancha. Hizo lo que quiso. Sin guardaespaldas, sin red ni «airbag». La contradicción, cuando quisieron blindarlo; lo asfixiaron, pero le quedó «aire» para poner el pase del empate. Genio.

Iniesta es... la LUZ

Decir que el PASE por sí solo es un estilo parecería un disparate. No lo es. Es una filosofía de juego (Barça), ¿hoy en crisis? Un mar de dudas. Con el manchego apareció la luz, algo tan sencillo como pasar al compañero y jugar para ser mágico. Andrés, el ADN de algo cada vez más lejano: la posesión.

Oblak, un seguro de vida

Ser destacado con pocas intervenciones multiplica los méritos de un guardameta. El esloveno es toda una garantía. Una lesión amenazó con las sombras de un bajo rendimiento en las últimas semanas. Es historia. Otra vez, cuando más lo necesitaba su equipo, apareció al rescate. Un muro.