Champions League

Sevilla F.C.

El Sevilla coge aire tras vencer al Spartak de Moscú

El conjunto sevillista reconquista la segunda plaza del grupo al ganar al Spartak gracias a una asistencia y a un golazo del argentino

El jugador francés del Sevilla Clement Lenglet festeja con sus compañeros su gol ante el Spartak de Moscú. EFE/Julio Muñoz
El jugador francés del Sevilla Clement Lenglet festeja con sus compañeros su gol ante el Spartak de Moscú. EFE/Julio Muñozlarazon

El conjunto sevillista reconquista la segunda plaza del grupo al ganar al Spartak gracias a una asistencia y a un golazo del argentino.

Se desquitó el Sevilla de su noche negra de Moscú con un triunfo incontestable ante el Spartak que lo recoloca idealmente en la pelea por los octavos de final. En un partido serio, casi cómodo, del equipo del Toto Berizzo, destacó sobremanera un magnífico Éver Banega que, por primera vez desde su retorno, se mostró como ese centrocampista excelso que juega y hace jugar. Con el argentino y su batuta en forma, ningún sueño está vedado.

Exigido por un rival que es más de lo que sobre el papel parece y escocido por la tunda que le dieron hace dos semanas, se vio de inicio a un Sevilla concienciado, posiblemente el mejor del curso. En la primera media hora, los hispalenses por fin se mostraron, ¡albricias!, como el equipo mandón que quiere brillar en la máxima competición europea. El triunfo era obligatorio y a por él salió Berizzo con lo mejor que tiene por ahora: un doble pivote que equilibra y deja por delante a un cuarteto de atacantes dirigido por Banega, que anoche añadió voluntad a su proverbial clase de cuya bota derecha brotó el córner primoroso que Lenglet convirtió en el 1-0.

Antes del cabezazo soberbio del central francés, el Sevilla había creado poco peligro, pero había dominado mucho. Banega cruzó demasiado un disparo franco a los dos minutos, solo tras un buen pase de Sarabia, y Nolito, poco después, comprobó que a Selikhov podía entrarle el tembleque, pues metió los puños en un disparo suyo, fuerte, pero directo a su pecho, para evitar riesgos en el blocaje. Pese a la escasez de ocasiones, la sensación era que los sevillistas terminarían encontrando premio en alguna de sus incontables llegadas, en vista de que el Spartak no daba noticias en la mitad de campo adversaria. Apenas una falta lejana de Fernando que encontró cumplida respuesta en Sergio Rico.

El contragolpe es cruz y delicia, deben pensar estos rusos. Massimo Carrera, técnico italiano de los moscovitas, es un maestrillo que maneja el único librillo que su nombre indica: repliegue máximo y carrera desaforada tras robo. Cuando el marcador lo obliga a asumir el dominio, su equipo se convierte en una breva. A la espalda de los centrales rojos, se abrían hectáreas para que corriese Nolito, que rozó el segundo gol a los tres minutos del segundo tiempo, y también Banega, quien recibió poco después la pelota en el balcón del área y la puso suave en la escuadra contraria, de suave rosca con la zurda, un pase a la red.

Ben Yedder tuvo la puntilla a cuarto de hora para el final, pero Kombarov salvó con más de medio balón más allá de la línea, y en la jugada siguiente Zé Luis acortó distancias tras recoger un rebote de Sergio Rico, que le había ganado el primer duelo a Glushakov. Fue la tópica jugada aislada que no desató el pánico en el Sevilla, aunque sí en la grada, porque los rusos no hicieron ningún acercamiento en el rato que quedaba, incluidos cinco agónicos minutos que añadió el árbitro. Los octavos están más cerca.