Barcelona

Piqué, multado con 10.500 euros por su incidente con la Guardia Urbana

El incidente de Piqué con la guardia urbana
El incidente de Piqué con la guardia urbanalarazon

La sentencia recrimina al central azulgrana su «actitud despectiva y de agresividad verbal y gestual» hacia los agentes que se disponían a multar a su hermano

Una juez de Barcelona ha condenado al internacional del Barcelona Gerard Piqué a una multa de 10.500 euros por increparde forma airada, despectiva y agresiva a dos agentes de la Guardia Urbana que habían multado a su hermano por dejar su coche mal estacionado.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la titular del juzgado de instrucción número 5 de Barcelona, María Asunción González, recrimina al central azulgrana su "actitud despectiva y de agresividad verbal y gestual" hacia los agentes que se disponían a multar a su hermano la madrugada del 13 de octubre de 2014.

A la hora de cifrar la cuantía de la condena, la juez opta por la cantidad propuesta por la acusación particular -ejercida por los dos urbanos-, que pidió 10.500 euros, frente a los 900 que reclamó la fiscal, al tomar en consideración la situación económica del futbolista, que percibe un salario no inferior a los 6 millones de euros anuales.

La juez remarca en este sentido que la multa que le impone a Piqué, de una cuota de 300 euros durante 35 días, se correspondería a una sanción de 60 céntimos diarios a un mileurista, que son "la "inmensa mayoría de las personas denunciadas en los juicios de faltas".

En la sentencia, que se puede recurrir a la Audiencia de Barcelona, la juez advierte a Piqué de que si no hace efectiva voluntariamente la multa en el plazo de siete días desde que el fallo sea firme, le podrá imponer un día de privación de libertad por cada dos cuotas que deje de abonar, sin necesidad de un requerimiento previo.

La juez argumenta en su sentencia que la ley establece que a la hora de fijar las cuotas de este tipo de multas se debe tomar en consideración la situación económica del denunciado, deducida de su patrimonio, sus ingresos, sus obligaciones, sus cargas familiares y sus demás circunstancias personales.

En el juicio, celebrado el pasado 19 de febrero, el abogado de los dos urbanos, Andrés Maluenda, elevó su petición de multa hasta los 10.500 euros, al considerar que era más proporcional a la gravedad de los hechos y al sueldo del futbolista, que cifró en una cantidad no inferior a los 6 millones de euros anuales.

La juez admite que no consta el patrimonio de Piqué, pero da por buenos los 6 millones de sueldo que le atribuyó la acusación popular, ya que no fueron impugnados, por lo que considera procedente fijar la multa en 10.500 euros, al entender que una cantidad inferior “tendría el carácter meramente simbólico jurisprudencialmente reprobado”.

En el fallo, la juez considera probado que, sobre las 02:20 horas del 13 de octubre de 2014, Piqué “increpó en tono airado y despectivo” a uno de los dos agentes que le iba a multar, con expresiones como que le daba “vergüenza” la actuación de la urbana, que le sancionaban “por tocar los huevos” o que la multa la iba a pagar el padre de los policías.

Una vez que el agente redactó la multa, Piqué la cogió y la arrojó a los pies de los urbanos.

La juez da credibilidad al relato de los dos agentes, que incluyeron en su atestado otros exabruptos que les profirió el futbolista, aunque no quedaron grabados en los vídeos que varios testigos tomaron del incidente con sus teléfonos móviles, como que le denunciaban porque era famoso y le tenían envidia y que iban a comisión por las multas que interponían.

“Tanto por las expresiones grabadas como por su tono y los gestos se aprecia una actuación despectiva”, insiste la juez en su sentencia, en la que también advierte que el reconocimiento de los hechos por parte del futbolista fue “parcial” y que su petición de disculpas fue “ambigua”.

Piqué, que no acudió al juicio -al no estar obligado por tratarse de un asunto de faltas-, entregó al juzgado un escrito en el que se disculpaba por el incidente, admitía que había usado expresiones “desafortunadas” y se comprometía a intentar que no se volvería a repetir una situación parecida.

Además, poco después del incidente, cuando se divulgó el vídeo, el futbolista colgó en las redes sociales un mensaje con el texto “lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir”, que los urbanos interpretaron como una “mofa” al considerarlo muy parecido al que utilizó en una ocasión el rey Juan Carlos, según señalaron en el juicio.