Champions League

Real Madrid

El Madrid descubre el dolor y cae ante el Tottenham

Con orgullo, pero confuso fue derrotado por los Spurs. Dio la cara tras recibir el primer gol en fuera de juego pero cambió de sistema y se hundió

Isco (i) y Sergio Ramos (d) de Real Madrid tras encajar la derrota en el estadio Wembley, en Londres.
Isco (i) y Sergio Ramos (d) de Real Madrid tras encajar la derrota en el estadio Wembley, en Londres.larazon

Con orgullo, pero confuso fue derrotado por los Spurs. Dio la cara tras recibir el primer gol en fuera de juego pero cambió de sistema y se hundió.

Cuando dos pases de Kroos no van al jugador sino que se quedan atrás o se marchan fuera es que hay algo que no funciona en el Real Madrid. Pasó ayer en Wembley. A Kroos, a Modric, a Casemiro. Es decir, que tiene el Madrid un problema y le está costando detectar por qué, mientras se le escapan los partidos. Perdió en Londres, lo que no es grave para el futuro de la Champions (porque su clasificación está a mano. Otra cosa es que va a pasar como segundo de grupo, como el año pasado, por cierto), pero si que afecta al ánimo de un equipo que no encuentra el juego, que no es seguro atrás y al que los arranques de orgullo no le valen para resolver tantos días confusos.

Lo mejor de ayer fue que el resultado, al final, no fue sonrojante, aunque hubo un momento en la segunda parte en el que el equipo de Zidane estaba noqueado, sin saber qué hacer y a merced de la velocidad de Dele Alli y de las contras de los de Pochettino. Salvó la cara en un ataque de dignidad y con el gol de Cristiano Ronaldo. Pero llega el momento de las decisiones y quién sabe si de los cambios de rumbo con sentido.

Otra vez el mejor equipo posible de Zidane (el que le dejan las lesiones) fue superado por el rival y no tuvo soluciones frente a una defensa ordenada y un ataque veloz. El Madrid que lo ganaba todo ha perdido toda la seguridad que tenía y necesita limpiar su aura, recuperar físicamente a jugadores principales, que vuelvan futbolistas como Carvajal y que la suerte que antes tenía no le vuelva la cara.

Fue un Madrid con muchas caras, con variaciones tácticas que no se sabe si ayudan o desconciertan, un Madrid entregado un rato, orgulloso otro, pero derrotado finalmente, por segunda vez consecutiva. Una crisis se debe parecer a esto.

Todo lo cambió el primer gol del Tottenham, a la media hora de partido. Un tanto, en fuera de juego, que últimamente tampoco los aciertos de los colegiados están de su lado. Hasta entonces el partido había sido una toma de posiciones, con dominio alternos, con el conjunto de Pochettino más directo y con el Madrid intentando cocinar más las jugadas. Sobre todo Isco, que volvió a ser el futbolista que más dio lo cara y quien más lo intentó, hasta que acabó sin airey fue sustituido en las segunda parte. El tanto sacó lo mejor del equipo español, como si estuviese contra la pared y desde ahí se revolviese. Fue entonces cuando dio su mejor cara, ya con la pelota, encerrando al rival, con Isco al mando, Cristiano ayudando y con Marcelo apareciendo por la izquierda. Hasta entonces, todo el juego del Madrid se había volcado por el otro lado, donde Achraf le pone tanta dedicación como poca forutuna en sus centros. Aunque fue él quien dio el mejor pase para que Ronaldo tirara al centro, mal, a las manos de Lloris.

No parecía mal el Madrid cuando Zidane cambió el dibujo, se puso con tres centrales al juntar a Casemiro a Ramos y Nacho y dejó los lados para Achraf y Marcelo, como si le pareciera que todo el campo es demasiado ahora para el brasileño. Visto después, parece una decisión precipitada. En el final del primer tiempo, el equipo español había empezado a carburar, pero el nuevo dibujo no le dio nuevas ideas ofensivas y sí que le debilitó por atrás. El Tottenham encontró lo que quería: campo para correr, espacios para que Dele Alli, que no pudo estar en el Bernabéu mostrase a Europa que quizá el futbolista al que hay que seguir es a él, más que a Kane. En una contra, marcó, con fortuna tras un rebote en Ramos, el segundo. Con Casemiro atrás, el rival atravesaba como un cuchillo el centro del campo del Madrid.

Ese gol fue demasiado para los de Zidane, con el peso de la derrota de Gerona en la cabeza y con todo el vendaval que suponen las crisis. Estaba el conjunto blanco muerto, sin balón e indefenso. Marcó otro el equipo inglés, que convirtió Wembley en una fiesta y en el ambiente empezó a rondar el miedo del Madrid y las ganas de sangre rivales. Zidane sacó a Mayoral, Asensio y Theo y volvió a poner al equipo en un 4-4-2 para ganar consistencia. Ganar era una utopía, pero había que mantener la cara. Así maquilló Ronaldo. Pero el futuro, por primera vez con Zidane, es incierto.