Real Madrid

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Sesenta años no son nada

El Real Madrid de Zidane, el que más se asemeja al de los 50, juega hoy el Trofeo Santiago Bernabéu contra la Fiorentina, como recuerdo de la final de la Copa de Europa de 1957

Alfredo di Stéfano, con la Copa de Europa de 1957
Alfredo di Stéfano, con la Copa de Europa de 1957larazon

El Real Madrid de Zidane, el que más se asemeja al de los 50, juega hoy el Trofeo Santiago Bernabéu contra la Fiorentina, como recuerdo de la final de la Copa de Europa de 1957.

Tres puros se fumó Don Santiago Bernabéu en aquella noche del 31 de mayo de 1957. El Real Madrid jugaba su segunda final consecutiva de la Copa de Europa, ésta en el Bernabéu contra la Fiorentina. Como el presidente blanco vio que el primer puro no le daba suerte, lo tiró y sacó el segundo, pensando que ése sería el bueno y que por obra del azar, su equipo se pondría por delante, pero tuvo que esperar hasta el tercero para que marcase Alfredo di Stéfano el primer tanto del choque.

En 1957 el Real Madrid conquistaba su segunda Copa de Europa consecutiva, además de la Liga, y tras el verano se preparaba para la siguiente temporada, donde volvería a conquistar los dos títulos. En 2017, hace nada, el Real Madrid conquistaba su segunda Copa de Europa consecutiva, además de la Liga y ha empezado la temporada con el objetivo de, como poco, repetir esos dos títulos.

Sesenta años después, el grupo de jugadores que más hizo para construir la leyenda del club blanco, aquel que reinó en Europa durante cinco años seguidos, ha encontrado su mejor réplica en el conjunto con el que disfruta ahora la afición madridista. Según el cronista de Abc de esa final, ese Real Madrid de Di Stéfano, Kopa, Rial o Gento, citando a García Lorca, era «viva memoria que nunca se volverá a repetir». Pues este Real Madrid de Cristiano Ronaldo, Benzema, Bale, Modric, Isco o Kroos está bien cerca. Es este equipo el que esta noche
(22:45, Real Madrid TV) disputa el trofeo Santiago Bernabéu contra la Fiorentina, que fue el rival ante el que el Real Madrid conquistó por 2-0 su segunda Copa de Europa. El de hoy es un encuentro programado para ser un recuerdo de aquella noche, pero más bien puede ser un espejo de aquel partido.

Como sucedió el año pasado con el Stade Reims, el club blanco aprovecha su tradicional torneo de verano para recordar aquellos años en los que comenzaba la gran competición continental y el equipo madridista la dominaba sin rival. O sea, como ahora.

Después de lo disputada que había sido la final de la primera; en esta segunda, los de Di Stéfano se encontraron con un rival muy italiano, cerrado atrás y al que sólo consiguió marcar en el minuto 70. Era un Madrid, que como jugaba en casa, tenía que ir al ataque frente a un contrario que tenía muy bien ensayada su manera de defender y salía rápido a la contra. A Bernabéu casi se le acaban los puros antes de que marcase don Alfredo, de penalti, y más tarde Gento, que fue quien dejó noqueado al rival italiano.

Era un Madrid de leyenda, que sólo pensaba en ganar y en ganar, empujados por el fútbol y el carácter de Alfredo di Stéfano. Ésa temporada jugó 42 partidos, era el líder indiscutible y un futbolista de época. Era, salvando que eran distintos, el Cristiano Ronaldo de ese Madrid. Antonio Ruiz era un jovencito que ya formaba parte de esa plantilla. «Claro que Cristiano Ronaldo tendría cabida en ese equipo. Un señor que ha batido los récords de goles en todas las competiciones por supuesto que jugaría en nuestro equipo. Sería en una posición o en otra, pero tendría que jugar», aseguraba en una entrevista a este periódico.

El futbolista portugués, por cierto, saldrá hoy al césped del Santiago Bernabéu. Hoy lo verá el aficionado del Real Madrid y tendrá que esperar un poco, mientras cumple su sanción, para verle otra vez de corto.

El carácter que personifica Cristiano Ronaldo, la ambición sin límite de todos, las ganas de hacer historia del club y las distintas formas de saber jugar acercan al Real Madrid de hace 60 años, que entrenaba Villalonga y al que dirige ahora Zidane.

Aquel equipo sabía dominar los encuentros, pero también sabía echarse hacia atrás, protegerse y salir: «Se quedaban Gento y Puskas; todos los demás, a trabajar. Y al recuperar la pelota salíamos al ataque con velocidad. Estos últimos partidos me han recordado a eso», contaba Antonio Ruiz. Como este Real Madrid, el de los 44 toques frente al Dépor o el que coge la espalda al Barcelona en la ida de la Supercopa.