Selección Española

Un juvenil llamado Villa

El delantero vivió su primer día después de tres años lejos de la Selección. «Siempre se empieza desde cero», asegura. Está «en una nube»

Cipriano Pastrano
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El delantero vivió su primer día después de tres años lejos de la Selección. «Siempre se empieza desde cero», asegura. Está «en una nube».

Sonó el teléfono de Villa cuando estaba en la concentración con su equipo en Nueva York y le salió un número español y desconocido. Los futbolistas son muy prudentes para estas cosas, su móvil los tiene muy poca gente, pero él lo cogió. Por si acaso, no fuese a ser el seleccionador...

Contra Australia, en junio de 2014, en el minuto 55 de aquel partido que despedía a España del Mundial, Del Bosque cambió a Villa y éste se marchó enfadado. «No sabía que era su último partido», aseguraba el entonces entrenador. El delantero había anunciado que más o menos se iba. Y tras el choque, más relajado, abrió un poco la puerta para el regreso: «Por mí seguiría jugando hasta los 55 años, pero ahora me voy a la MSL, estaré seis meses sin competir y creo que todo se para aquí. Si el míster me quiere traer, yo encantado, pero es difícil y hay que ser realistas».

«Era realista entonces y soy realista ahora, que estoy aquí», dijo ayer Villa, tres años después de aquella tarde en el Mundial de Brasil, otra vez con la Selección, a sus 35. «Es el ejemplo de que nunca hay que perder la esperanza», decía a su lado su amigo Marc Bartra, sonriendo. En tres años la vida da muchas vueltas: Del Bosque ha dejado de ser seleccionador; España ya no es la favorita de los torneos y un grupo de jugadores nuevos, encabezados por Asensio, han irrumpido en el equipo de Lopetegui, además de que en la Federación se viven tiempos turbulentos. Nada es como era. Menos Villa. «Siempre se empieza de cero», decía ayer, en su primer día vestido de corto, después de haber repartido abrazos el lunes por la tarde, cuando se reincorporó al grupo. «Estoy viviendo en una nube, viendo a los amigos, reviviendo grandes recuerdos y, sobre todo, viviendo el presente. El seleccionador vino a verme varios partidos y estoy orgulloso y contento de estar aquí». Aunque, le recordaron, su presencia puede deberse al exilio del fútbol de Diego Costa. «Me da igual, estoy aquí y lo más importante es que puedo ayudar. Esto es un premio enorme y voy a dejarme la vida».

Tras el Mundial de 2014, Villa dejó el Atlético y se fue a la Liga americana, al New York City. El fútbol, el «soccer», en Estados Unidos es un cementerio de elefantes, de grandes futbolistas, con mucho más pasado que presente. Por allí estaban Pirlo o Lampard, pero Villa llegaba con ambición. «Me reivindico cada día. Yo hago ahora lo que hacía en el Sporting», decía, cuando era un joven futbolista que destacaba en el conjunto asturiano. «Lo único que ha cambiado es que en Estados Unidos juego unos 30 o 35 partidos por temporada y en Europa disputaba unos 60. Eso es bueno para mi cuerpo. Pero sigo compitiendo al máximo nivel que puedo».

No sabe si va a ser titular en una convocatoria con Asensio y Morata listos. Pero dice que no le importa. Nada ni nadie le va a bajar de la nube.