Champions League

F. C. Barcelona

El Barcelona empata 0-0 en Atenas

El Barça empata un partido que tuvo que ganar, por la diferencia de calidad y por las ocasiones falladas, las más claras de Luis Suárez.

Denis Suárez (d) de FC Barcelona disputa un balón con Diogo Figueiras (i) de Olympiacos
Denis Suárez (d) de FC Barcelona disputa un balón con Diogo Figueiras (i) de Olympiacoslarazon

El Barça empata un partido que tuvo que ganar, por la diferencia de calidad y por las ocasiones falladas, las más claras de Luis Suárez.

Jugó el Barcelona como si no le fuera la vida en ello (y no le iba, en realidad), pensando que la victoria acabaría llegando por sí sola, cayendo como fruta madura. Pero no lo hizo. Sin puntería y obcecado en ataque, sobre todo Luis Suárez, se llevó un empate de Atenas cuando tenía que haber ganado, por la diferencia de calidad que hay entre los dos equipos. La clasificación para el conjunto español sigue a tiro, pero ayer podía haber quedado certificada y se hubiera quitado una preocupación. Atraparon la pelota los chicos de Valverde y apenas la soltaron en todo el partido, pero a la cadena de pases le faltó un poco de mala leche. Se aglutinó el Olympiacos en su campo y con trabajo logró minimizar el peligro de los azulgrana y sostener a Messi, que lo intentó sin éxito. Las llegadas por las bandas no crearon peligro y fallaba el último pase, el definitivo, el más difícil. Trató de ser profundo Semedo por la derecha y se asoció Denis con Alba por la izquierda, pero la amplitud no generaba espacios. Sí logró, por fin, colarse Luis Suárez para rematar demasiado cruzado y seguir con su pelea con el gol. El delantero uruguayo sí que jugó como si no hubiera un mañana. Siempre lo hace, aunque da la sensación de que desde la calma podría llegar antes al gol. Pero para calmarse necesita goles. Y en ese círculo está metido. La situación fue a peor después del descanso para el delantero. Busquets lideró perfectamente la presión y sólo se jugó en una dirección, con un par de salidas a la contra que supusieron algún pequeño sobresalto que no incomodaron en exceso a Ter Stegen. El tiro más claro fue de Fortounis, pero el portero apenas necesitó ponerse de rodillas para atrapar el balón.

Pese a tanto dominio, no se vivió un torrente de ocasiones en el Georgios Karaiskakis en la primera mitad. La peor noticia fue la lesión de Sergi Roberto. Entró Deulofeu por él para abrir el campo por la derecha, pero el canterano mostró esta vez su cara precipitada. El Olympiacos amagó con adelantar las líneas, aumentó la presión, más arriba, más cerca de Ter Stegen, pero rápidamente volvió a su cueva, después de haber amenazado en un par de ocasiones por alto. Buscó Valverde más presencia y menos llegada con Rakitic y fue acelerando un poco el ritmo el Barcelona, de nuevo al son de Messi. El argentino se cansó de filtrar pases en profundidad que eran despejados por la defensa o desaprovechados por Luis Suárez. El uruguayo lanzó primero demasiado cruzado y flojo en una posición incómoda. De la desesperación pasó al cabreo. Los dos siguientes tiros los despejó la zaga griega y el más claro, después de otro centro de su compañero Leo, lo mandó alto y se encontró con el larguero. No hubo manera de que marcara. Tampoco Messi en sus lanzamientos desde lejos. Ni de falta encontró el camino del gol el «10», muy aclamado por la afición griega. Tanto, que dos aficionados saltaron al campo en diferentes momentos del partido para saludarle. El primero le dio hasta un beso. El segundo se llevó a casa un «selfie».

Resistió el Olympiacos y celebró el empate, el primer punto que consigue en esta Champions, como si fuera una victoria. El Barcelona desaprovechó la ocasión de estar ya en octavos.