Vuelta a España

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La llamada de la montaña

Alejandro Valverde en Andorra, después de la rueda de prensa que ha ofrecido en el primer día de descanso de la Vuelta Ciclista a España
Alejandro Valverde en Andorra, después de la rueda de prensa que ha ofrecido en el primer día de descanso de la Vuelta Ciclista a Españalarazon

Seis puertos y 5.000 metros de desnivel esperan hoy en Andorra.

«La montaña me llama», advierte Nairo Quintana. Es el territorio natural para él. Entre montañas se crió y entre montañas comenzó a andar en bici. Se presenta sonriente ante los medios el colombiano con un aspecto muy diferente al que suele presentar en carrera. Hacía bromas con Valverde y con los miembros del equipo. Está relajado, aunque reconoce que la etapa de hoy es muy dura, especialmente a estas alturas de la temporada, cuando ciclistas como él y su compañero Alejandro se han dejado ya el alma y las piernas en el Tour. «Ya notamos el cansancio, pero es una etapa que nos favorece», advierte. A su lado, Valverde asiente. Es una buena etapa para el Movistar, «aunque en otro momento de la temporada sería mejor», añade.

Valverde tiene preocupaciones que van más allá de las montañas. El hombro que se dañó en la caída del domingo sigue mejor. «Ayer iba mejor, hoy un poco mejor y esperemos que mañana siga mejorando», dicen dentro del equipo. En la bici, sin forzar, no le duele. El problema llega cuando tiene que beber o estirar el brazo hasta el bolsillo de atrás para coger comida. Entonces su única mano útil es la derecha.

Sufre también Alejandro cuando tiene que ponerse de pie sobre la bicicleta. Y la de hoy no es una etapa para ir cómodamente sentado en el sillín. Los ciclistas tienen que afrontar seis puertos de montaña –uno de segunda, cuatro de primera y uno de categoría especial– y 5.000 metros de desnivel comprimidos en 138 kilómetros. Una montaña rusa sobre la bicicleta. No es extraño que Nairo Quintana afirme que invitaría al que ha diseñado la etapa a hacerla algún día.

Pero el diseñador ya ha recorrido en bici tres veces la etapa completa. Es Joaquín Rodríguez, Purito, el ciclista catalán que vive desde hace años en Andorra y al que la organización de la Vuelta convirtió en asesor circunstancial para la etapa de hoy. «Querían una etapa con principio y final en Andorra. Tenía que ser corta y sólo puede ser así. Si quieres hacerla llana tienes que dar vueltas por los túneles de las Valiras», bromea.

Purito también sonríe, aunque es consciente de que ha llegado el momento de la verdad para él. La primera semana, que habitualmente era la que aprovechaba para recolectar triunfos y segundos que le permitieran afrontar el resto de la carrera con más tranquilidad, se la ha pasado escondido. Sólo se le vio en la llegada a Benitatxell, donde acabó cediendo ante Froome y Dumoulin.

«Es el primer día que llegamos a la verdadera montaña y se verá quién está bien», afirma. Se verá, por ejemplo, si el líder, Tom Dumoulin, es capaz de resistir. Hasta ahora nadie le imaginaba en disposición de pelear por la Vuelta. Ni siquiera él. «Pero así hemos empezado todos. Siempre hay una primera vez», reconoce Purito. Siempre hay una primera gran vuelta en la que los campeones se dan cuenta de que pueden serlo. Y ésta puede ser la de Dumoulin. Además, si es capaz de superar montañas como las de hoy o las que esperan en Asturias, la ventaja en la contrarreloj de Burgos es para él. Ésa ha sido siempre su especialidad y ése es su principal objetivo en la carrera.

Pero antes tiene que superar etapas como la de hoy. «Los ciclistas lo comentamos en el pelotón y sólo recordamos una parecida, la que ganó Mikel Nieve en el Giro en 2011 [en Val di Fassa]», recuerda Purito. Apenas hay antecedentes de etapas como la de hoy, que además llega después de un día de descanso y con descenso de temperatura y lluvia. «Además, en altura descansas peor», dice Valverde. Por eso, para apurar el descanso, Purito y otros cuatro compañeros pagaron de su bolsillo el helicóptero que los trasladó el lunes desde Castellón hasta Andorra.