Una nueva Vuelta para Mikel Landa

Mikel Landa no tenía ganas de hablar cuando cruzó la meta ayer en Benitatxell. Había perdido casi 14 minutos, demasiado cuando todavía no han llegado las montañas más duras. Estaba contrariado el vitoriano, que ya viaja a más de un cuarto de hora de Dumoulin.

No quería dar explicaciones Landa, que vive en territorio enemigo desde que terminó el Giro. Fue tercero en la carrera italiana, pero en realidad fue el único que complicó la victoria final de Alberto Contador. Su mayor problema estaba en casa. El equipo prefería a Fabio Aru, italiano en Italia, el “niño bonito” de Vinokourov, el jefe del equipo kazajo, que tampoco ha tenido un buen final de temporada con Vincenzo Nibali.

Aru es el jefe y Landa, aunque se presentó en la conferencia de prensa previa a la carrera junto a él y Nibali, sabía que su papel era secundario. Después del Giro apenas ha competido. Se probó en la Vuelta a Burgos, en los primeros días de agosto y no se reconocía a ese hombre que subió al último puesto del podio en el Giro. Le faltaba mucho para estar en condiciones de ganar en Madrid. Tampoco le respondieron bien las piernas en la llegada a Las Alpujarras. “Con este calor era imposible. No he podido estar más adelante”, se lamentaba. Ahora ha confirmado que ésta no era su carrera. Nada tiene que hacer en la general con tanto terreno perdido. Más cuando todos saben ya que la próxima temporada abandonará el equipo.

Por eso, para él hoy ha empezado una nueva Vuelta. Ya no preocupará a los líderes y tampoco tendrá demasiadas obligaciones dentro de su equipo. A partir de ahora es un alma libre, preocupado sólo por ganar etapas. Antes de comenzar ya avisaba de que esperaba estar bien en las etapas de Asturias. Es un hombre que trabaja sólo para él mismo.