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Huracán Maverick

Durante el invierno ha pasado de ser el novato en Yamaha a candidato al título de MotoGP. Hoy arranca el curso en Qatar.

Huracán Maverick
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Durante el invierno ha pasado de ser el novato en Yamaha a candidato al título de MotoGP. Hoy arranca el curso en Qatar.

«Maverick frena más tarde y empieza a acelerar antes», dice Rossi medio en broma medio en serio. Valentino ha sufrido durante la pretemporada, mientras que su compañero, recién llegado al equipo, ha aprovechado para convertirse en uno de los favoritos al título. Ayer, en la primera conferencia de prensa oficial del curso 2017, no fue el piloto que más preguntas recibió, pero sí que muchas de las dirigidas al resto tenían como asunto lo que Viñales puede hacer este curso. Su aterrizaje en la moto que siempre fue de Lorenzo ha sido como un huracán, dominando los entrenamientos en Valencia, Malasia, Australia y Qatar, donde este fin de semana arranca la que puede ser la temporada de «Mack», dispuesto a hacer, al menos, lo mismo que Márquez cuando llegó a la élite y fue campeón.

Los dos han nacido para ir rápido encima de una moto y sus caminos son tan paralelos que hasta ahora no han podido encontrarse. Ambos empezaron casi a la vez en las carreras de mini motos, aunque les cuesta recordar si llegaron a enfrentarse. «Él es dos años más pequeño y creo que no llegamos a competir», reconocía ayer Marc en Qatar. Después se han visto siempre en la distancia, porque la Suzuki de Maverick no era los dos últimos años lo suficientemente competitiva para incomodar a Márquez en una lucha por el campeonato. Ahora les ha llegado el momento y Viñales no puede sentirse más preparado. Sólo tiene 22 años, pero en la moto es un veterano que se cae poco y duda menos. Antes de tomar la decisión de ir a Yamaha o seguir en Suzuki, aseguraba a LA RAZÓN que sólo escucharía a su cabeza antes de decidirse. «En todos los movimientos que he hecho seguí lo que me decía el corazón. Si me equivoqué o no, la decisión fue siempre mía y fui hasta el final con ella», aseguraba aquel chico que sin haber cumplido los 18 años plantó a su equipo de Moto3 en Malasia porque no estaban dándole un motor lo suficientemente bueno. La mayoría criticó aquella «niñería», aunque Maverick está cada vez más convencido de que, sin ser de la forma más adecuada, hizo lo correcto visto lo que ha venido después. Ganó el título pequeño al año siguiente y ahora los «grandes» de MotoGP saben que van a tener que hacer hueco para uno más en su selecto club.

Márquez es muy consciente de que ha llegado otro enemigo a cuestionar su reinado, pero sigue siendo el hombre a batir. Defiende título y siente que la Honda está en mejor situación que en el arranque del curso pasado. No le asusta la pelea, aunque ya ha aprendido que los campeonatos son largos y no siempre los gana el más valiente.

Esto también lo tiene muy claro Valentino Rossi que, de momento, ha preferido el perfil bajo para recibir a Viñales. Sólo tiene buenas palabras para el talento de su vecino de box, otro de los que ha pasado de ser un niño que idolatraba a Valentino a querer superarlo sin ningún tipo de piedad. Al «Dottore» se le acaba el tiempo para ser campeón de MotoGP por décima vez, pero nadie se fía de él por mucho que haya firmado un invierno discreto. «Trabaja de cara a carrera y los domingos está ahí», recuerda Maverick, por si alguien pretende olvidarlo.

Lorenzo estrena colores y moto en 2017 y quizá por eso está un poco más abajo en la lista de favoritos. Sus propios rivales confían en que necesite tiempo y no sea competitivo del todo en muchos trazados. En Qatar ganó el año pasado y la Ducati va bien allí, así que si la lluvia lo permite podría comenzar con una alegría.

Las previsiones dicen que lloverá en la noche del desierto qatarí, lo que podría complicar el comienzo de una temporada espectacular en MotoGP. Los cambios de cromos han aumentado el número de pilotos «top» en los equipos oficiales, así que cada victoria va a ser más cara. Maverick llega con hambre y los demás nunca la han perdido.