Motociclismo

Motociclismo

Un Mundial en el horno

Márquez vuelve al triunfo en Aragón y se queda muy cerca de su tercer título de MotoGP. En Japón tendrá su primer «match ball»

Márquez y Lorenzo bromean con el cava en el podio de Motorland
Márquez y Lorenzo bromean con el cava en el podio de Motorlandlarazon

Márquez vuelve al triunfo en Aragón y se queda muy cerca de su tercer título de MotoGP. En Japón tendrá su primer «match ball»

Márquez no sentenció ayer el Mundial, pero casi. Como estaba previsto, le puso una crucecita verde a la hoja del calendario de Aragón, que ya había marcado antes en rojo como un lugar apropiado para atacar. Marc ganó su primer título de MotoGP por sorpresa, sin que casi él mismo lo esperase en su año de novato, y el segundo le llegó por la vía rápida, monopolizando las diez primeras carreras del curso. Para el tercero, la receta es distinta y le quedan pocos ingredientes. Marc puso en Alcañiz el título en el horno, para que esté listo en el comienzo de la gira asiática. En Japón, el número 93 jugará su primer «match ball», aunque ya dijo que conseguir allí el objetivo sería como si le tocara la lotería. Para poder sacar el cava de la nevera necesitaría ganar la carrera, que Rossi terminase 14º o peor y que Lorenzo quedase fuera del podio. Una combinación posible, aunque improbable. De cualquier manera, el margen del líder es tan grande que no tiene prisa. «No importa dónde, la clave es que lo consigamos», admitía tras cumplir con las previsiones.

Su fin de semana había sido tan superior al del resto que otro ganador era difícil de imaginar, y así fue, ganó Marc, aunque el desarrollo de los acontecimientos resultara un poco distinto a lo esperado. No hubo una escapada del favorito desde el principio, aunque lo intentase. Cometió un error que casi le lleva al suelo cuando ya estaba al mando y desde el quinto puesto al que cayó se paró a pensar. Contó hasta diez, se calmó y volvió a empezar. Mientras recomponía sus ideas, Maverick intentó sorprender, pero Valentino no se lo permitió. Mientras, Jorge esperaba su momento y en eso estaban los tres cuando Márquez los fue superando e imponiendo su ritmo. Otra vez en cabeza, ya nada falló y la incógnita sobre el nombre del primer clasificado, si es que la hubo, se esfumó.

Viñales pagó su juventud con una salida de pista que le dejó fuera de la lucha por el podio, al tiempo que las dos Yamaha oficiales se encaminaban a un duelo directo. Una cuestión de honor, como ellos mismos lo han llamado. Rossi llegó peor a la segunda mitad de la prueba, pero aún así aguantó el pulso a Lorenzo hasta que a falta de dos vueltas falló en una frenada. Lorenzo se garantizaba quedar por delante y lo celebró con rabia, porque no está en juego un título, pero sí despedirse de su equipo de siempre por encima del que se queda.

Los dos han perdido cualquier esperanza de aspirar a algo más, por mucho que Marc tire de manual y pida paciencia antes de empezar a celebrar. «Tendría que ser muy desafortunado para perderlo. Lo tiene prácticamente hecho, es experimentado y resulta complicado que se equivoque», decía Jorge. Y es que justo es esto lo que no quiere hacer el de Cervera, cometer un error. Sólo él puede perder este título y prefiere dar dos pasitos cortos que arriesgarse a uno largo que le haga tropezar. «No quiero caer en la ansiedad, como me pasó en 2014», explicaba, aunque ayer sí se permitió la licencia de ir al ataque, porque la tendencia no le gustaba. «Valentino ha ido recuperando puntos y, aunque hayan sido pocos, era importante parar el golpe y cerrar la hemorragia antes del triplete asiático», añadía este nuevo «93», que va en busca del equilibrio perfecto entre su versión sin complejos del pasado y la cerebral de la que ahora presume. Una combinación que, para empezar, le tiene a las puertas de su tercer título. Son 52 puntos de ventaja a falta de 100 por repartir... La alarma del horno está a punto de sonar.

El tiburón se come a Rossi

«Hoy el tiburón se ha comido a algún humano», decía Lorenzo. La víctima fue Rossi, y Jorge, el encargado de dar la dentellada. Los dos son conscientes de que el Mundial está imposible, pero antes de despedirse como compañeros de equipo tienen una cuestión de honor en juego. Los dos quieren el segundo puesto y quedar por delante del otro en cada carrera. Ayer, el español fue más fuerte y el tiburón se merendó al pececillo Rossi, como el año pasado.