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Garbiñe Muguruza despliega su mejor tenis

Garbiñe Muguruza jugó un partido muy convincente para ganar a Wickmayer
Garbiñe Muguruza jugó un partido muy convincente para ganar a Wickmayerlarazon

Supera la segunda ronda, donde cayó el año pasado. Ganó a Wickmayer por 6-2 y 6-4.

Conchita, su entrenadora estos días, le pide cabeza, que controle sus pensamientos o su voluntad. Y Garbiñe Muguruza parece hacerle caso en Wimbledon, donde ayer pasó a la tercera ronda, la que no pudo pisar la temporada pasada, pese a que llegaba después de haber ganado en Roland Garros. «He conseguido mantener el equilibrio, estando seria y calmada a la vez», contaba tras ganar su partido. Más que el talento, de Muguruza hay que vigilar su ánimo o su ambición o lo que sea que le hace bajar su nivel competitivo y afrontar su carrera como una montaña rusa. De repente parece una tenista campeona y enseguida se convierte en una jugadora sin hambre. Por eso, ver la decisión con la que ayer se deshizo de Yanina Wickmayer es una gran noticia y un aviso para el resto de las rivales. Si Muguruza va en serio, todo puede pasar en Wimbledon.

Empezó mandando la tenista española y en ningún momento dejó que se le escapase el choque. Ganó 6-2 y 6-4 en una hora y veinte y sin perder nunca las ganas de guerra. Sólo hizo diez errores no forzados y cuando Wickmayer quiso enterarse de qué iba el partido ya le había roto el saque para ponerse 3-1 en el primer set y llevárselo después sin demasiadas complicaciones.

Empezó fulgurante Muguruza, como si esta vez si tuviera prisa por ganar y no fuese a permitir ningún despiste. «A veces he perdido por tener demasiadas ganas de ganar, por no poder pensar claramente», decía después. «Soy una jugadora que siento que quiero mucho, mucho, y eso puede hacer que, a veces, salga mal». La buena noticia llegó después, cuando en el cambio de golpes y juegos durante los primeros compases de la segunda manga mantuvo la cabeza fría. Se fue al 4-4 y ahí llegó el momento decisivo. Wickmayer había crecido y Garbiñe tenía que aguantar como podía. La belga se puso 0-40, con tres opciones de «break» y la posibilidad de minar la confianza de la española.

Conchita miraba atenta y Muguruza superó el trance con holgura. Se llevó el juego y no perdonó cuando tuvo la oportunidad. Fue una tenista con las ideas claras. Mañana le espera la rumana Cirstea (63 del mundo).