Open de Australia

El futuro puede esperar

Nadal supera la prueba del joven Zverev con la dureza física y mental de sus mejores días.

Rafael Nadal celebra su victoria ante Alexander Zverev
Rafael Nadal celebra su victoria ante Alexander Zverevlarazon

Nadal supera la prueba del joven Zverev con la dureza física y mental de sus mejores días.

Era la prueba del algodón. Un buen día para medir cómo va el proyecto de reconstrucción. Nadal ponía en juego su buen comienzo de año frente al talento joven de Alexander Zverev. Un gigante de 19 años implacable al servicio, temible de derecha y de revés y con el descaro propio de los que apuntan al número uno y a los «grand slams». Un examen clave en el que Rafa fue Nadal, como en las grandes batallas, sólido de cabeza, inteligente en la estrategia e incombustible bajo el sol australiano. «Me acalambré después de aquel largo intercambio donde tuve oportunidades para colocarme 3-2 en el quinto set. Perdí mi saque un poco por eso. Estoy decepcionado», explicaba el alemán, que estaba 40-15 en el quinto juego del último parcial. Parecía que la iniciativa volvía a estar de su parte, como al comienzo del choque, cuando entró en pista rompiendo el saque de Rafa y dominando con el servicio y la derecha. Se apuntó el primer parcial en lo que sólo era el paso inicial de un largo camino.

Porque Nadal no tenía ninguna prisa, sabía que si el encuentro era una carrera de fondo sería para él, por eso no tembló en ese momento ni en el desempate del tercer set. Ni en aquel instante de la manga definitiva al que se refería Zverev. Ganó ese juego para ponerse 3-2 arriba y no volvió a ceder ningún juego más. «Nadal es probablemente uno de los jugadores con mejor forma física en la historia de este deporte», se defendía la futura estrella. Pero Nadal fue mucho más que físico, fue solidez mental, paciencia, capacidad para variar los golpes y una derecha que pesa cada vez más a sus enemigos. Recordó al Rafa de siempre, o al menos al de antes de que las lesiones y la falta de continuidad le alejaran de los primeros puestos del ranking.

«Llevo tiempo trabajando y luchando para momentos así, es bonito y satisfactorio que las cosas salgan, a nivel físico, mental y tenístico», resumía el de Manacor, consciente de que empieza a funcionar con fiabilidad en todos los apartados del juego. «Ganar en tres sets es fantástico, porque significa que estás jugando bien, pero a nivel general, victorias así son necesarias y muy importantes para tener confianza y tranquilidad, y salir a la pista otra vez y saber que estás preparado para superar adversidades», añadía.

Cuantos más partidos pasen, más peligroso será Nadal, que entra en la segunda semana del primer «grande» del curso cargado de confianza. En octavos se encontrará con Gael Monfils, que ya sabe lo que le espera. «Rafa es una leyenda, un guerrero sobre la pista», decía el siguiente rival del español. Si lo supera, lo lógico sería cruzarse con Milos Raonic, otro día para hacer esperar al futuro.