M. Hernández Sánchez-Barba

¿Dónde está la «Santa María»?

Como sabemos, el Descubrimiento de América, en 1492, está rodeado de misterios: ¿fue Colón genovés, mallorquín, gallego, catalán?; ¿por qué sabía que bajando hasta Canarias los vientos le llevarían hacia el oeste?; ¿o cómo conocía el almirante, en fin, que bogando unos grados más al norte los vientos le devolverían a la Península? Todas esas cuestiones fueron analizadas en profundidad en el recomendable libro «Colón y su secreto», del profesor Juan Manzano.

Pero de entre todos los enigmas que rodean al descubridor y a su obra, destaca el de averiguar dónde se encuentra la «Santa María», la nao capitana de la primera expedición que los Reyes de España enviaron al Nuevo Mundo, en 1492. O, mejor dicho, dónde se encuentran sus restos. De acuerdo con el diario de a bordo del almirante, la nave encalló en lo que hoy es la bahía de Cabo Haitiano, en la costa norte de Haití. Era la Nochebuena de 1492. Con los restos de la «Santa María», el almirante ordenó construir el Fuerte de la Navidad, primer establecimiento de España en América. Esta estructura fue destruida poco después por los indígenas que mataron a los hombres que el almirante dejó allí.

Un conocido cazatesoros, el estadounidense Barry Clifford, aseguró haber descubierto, en mayo de 2014, la «Santa María» en aguas de la bahía de Cabo Haitiano. La noticia tuvo repercusión mundial. Este anuncio produjo tres reacciones importantes: una en España, otra en Haití y la tercera en la UNESCO. En España, los expertos que habían participado en la operación científica de búsqueda de los restos del barco descubridor, en 1991, bajo los auspicios del Quinto Centenario, llamaron la atención sobre el hecho de que entonces estuvieron a punto de localizar los restos de la «Santa María». Pero el golpe de Estado que acabó con el presidente Jean-Bertrand Aristide obligó a la comunidad internacional, y a esa misión también, a abandonar Haití. La investigación no pudo ser concluida a pesar de estar en su etapa final.

En Haití, la ministra de Cultura, Monique Rocourt, declaró contundente que lo reclamado por Clifford es imposible. Por su parte, la UNESCO envió a Haití a dos arqueólogos submarinos para determinar si el pecio que Barry Clifford identificó como la «Santa María» es o no ese barco. Realizaron varias inmersiones. Sus conclusiones fueron determinantes: se trata de un barco del siglo XVIII, dados algunos elementos y materiales que se utilizaban en aquella época en la construcción naval y no antes. Ese pecio no podía ser la «Santa María».

Por su lado, los expertos españoles del año 1991 fueron enviados de nuevo a Haití por el Gobierno español, en septiembre de 2014. Se trata del capitán de navío especialista en arqueología marina, Enrique Lechuga; del catedrático de Geología de la Universidad Politécnica de Madrid, Alfonso Maldonado, y de María Luisa Cazorla, experta en historia colombina. En Puerto Príncipe, bajo el amparo de la ministra de Cultura, presentaron su proyecto que determina dónde se encuentran los restos de la nao colombina.

De acuerdo con sus trabajos, lo que quede de la «Santa María» ha de estar bajo tierra y no en el mar a pesar de haber encallado. ¿Cómo se explica esta aparente paradoja? Muy sencillo. En el lugar donde encalló la nao descubridora desemboca el río Grande Rivière du Nord que, a lo largo de los más de cinco siglos transcurridos, ha ido depositando toneladas de sedimentos en la bahía, de tal forma que, según los cálculos del profesor Maldonado, la costa del territorio haitiano ha ganado terreno al mar en más de mil metros desde 1492. De hecho, el ancla de la «Santa María», un elemento que sin duda Colón no utilizó para la construcción del Fuerte de la Navidad, fue encontrada en tierra por el historiador francés Moreau de Saint-Méry, en 1787. En el punto, existe un monolito para recordar el acontecimiento.

En pocas palabras, el proyecto consiste en dibujar sobre el plano un cuadrángulo para identificar luego sobre el terreno por medio de excavaciones el arrecife coralino donde encalló la «Santa María» y, más tarde, los restos del propio barco. Lo que debe de quedar de la nao descubridora deben de ser partes de la quilla, el lastre y piezas antrópicas.

Con todo, aquel impulso inicial marcado por el viaje de estos expertos a Haití hace seis meses se ha detenido misteriosamente (otro enigma en torno a Colón) y el atractivo proyecto para localizar los restos del barco más importante de la historia de la humanidad no avanza. La localización de la «Santa María» merece el esfuerzo de nuestro Gobierno, en colaboración con el de Haití y con la UNESCO. Así, nosotros, los descendientes de los descubridores, en este y en aquel lado de la Mar Océana, podremos admirarlo. Su atractivo turístico es innegable.