I+D

Australia y Nueva Zelanda: más mercados para España

«Los sectores intensivos en alta y media tecnología tienen atractivas oportunidades de exportación e inversión»

La Razón
La RazónLa Razón

Ambas naciones se están configurando como principales alternativas a los mercados de exportación tradicionales. Empresas como Acciona y Navantia han cosechado recientemente éxitos en esa zona del mundo y, día a día, consolidan su implantación en ellos.

Los nuevos y sucesivos récords de exportación de la economía española alcanzados durante los últimos años, incluido 2016, siguen marcando el ritmo de la recuperación y las nuevas exigencias para nuestras empresas. En este sentido, la distancia geográfica, los altos impuestos y el alto coste de la vida pueden afectar la percepción de otros prometedores mercados, como los de Australia y Nueva Zelanda. Pero hay razones para una reevaluación de nuestros mercados prioritarios, teniendo en cuenta al corazón de Oceanía en nuevas estrategias generales de exportación de intangibles e inversión exterior.

La primera, la más obvia, es la distancia cultural e institucional entre España, Australia y Nueva Zelanda, menor que aquella entre España y los mercados de Oriente Medio y el Este Asiático. Especialmente, dado que estos se están configurando como principales alternativas a los mercados de exportación tradicionales españoles: Europa y las Américas.

Australia y Nueva Zelanda cuentan con indicadores de mayor seguridad jurídica y menor riesgo país que China, Iberoamérica u Oriente Medio, así como con unas fuerzas de seguridad bajo el paraguas de EE UU, modernas, bien preparadas, garantes de su seguridad nacional e internacional. El inglés, la lengua oficial y de los negocios, facilita la contratación en el marco legal de la Commonwealth británica, cuyas instituciones son más parecidas a las de la Unión Europea. Finalmente, en Australia opera una variedad de empresas internacionales en entornos más transparentes que en Oriente Medio, China o los países del Sudeste Asiático.

La tercera son los recientes éxitos de la empresa española en Australia, que suscitan nuevas posibilidades de exportación, suministro e inversión directa. Como ejemplo, pongamos a dos empresas españolas punteras: Acciona y Navantia. Acciona juega un rol cada vez más activo en Australia en el sector de las infraestructuras, sector en el que España es un líder natural: túneles como el de Legacy Way, el tranvía de Sidney, la autopista de Toowomba o las obras en la Pacific Highway. Con la compra de Geotech Holdings por 197 millones de dólares australianos, Acciona afianza su posición en un sector con buenas expectativas. Navantia suministrará tres buques para el proyecto de «Destructores de Defensa Aérea (AWD)»: el «Hobart», el «Brisbane» y el «Sidney». Además, el Gobierno australiano cuenta con esta empresa líder para desarrollar una industria naval australiana de Defensa, estratégica por razones evidentes: el ascenso de la República Popular China en Asia, las ambiciones de Indonesia y los intereses geopolíticos australianos en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).

Se espera que tanto los presupuestos de infraestructuras como el de Defensa experimenten fuertes alzas en los próximos años. Además, se prevé que el crecimiento económico se estabilice e incluso se robustezca, auspiciado por una caída del dólar australiano frente al americano del 20% desde 2013 y la baja deuda nacional con relación al PIB (38.3%).

Moderno sector financiero

Aunque Australia cuente con sectores competitivos en las medias y altas tecnologías, como biotecnología, nanotecnología y tecnologías de la información, el buen clima y la extraordinaria abundancia de tierras (15 veces España) y minerales escoran su oferta productiva y de exportación a las actividades mineras y agrícola-ganaderas. La potente industria vitivinícola y agroalimentaria australiana y neozelandesa suministra a las clases medias asiáticas productos de calidad; la española, por su parte, tiene prestigio y buena imagen en Asia.

Desde los años 1990, Australia se benefició enormemente de las privatizaciones de empresas públicas y de la liberalización del comercio internacional, favorecida por Canberra en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec). Por ejemplo, los acuerdos de libre comercio con EE UU, China, Corea y Singapur: el 82% de las líneas de producto australianas ya entran libres de aranceles en Estados Unidos, el 86% de su exportación en China, y casi el 100% en Corea y Singapur. Al igual que Singapur, Australia defiende un acuerdo de libre comercio, sustituto del TPP (el Trans Pacific Partnership) que se niega a firmar Donald Trump y que le abriría las puertas de Canadá, México, Perú, Colombia, Chile, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Malasia, Singapur, Brunei y Vietnam.

Tras el fin en 2008 del boom asiático de la importación de minerales y materias primas australianas, la economía del país depende cada vez más del sector servicios. Además, Australia es más proteccionista que la Unión Europea, existen múltiples barreras fitosanitarias (agroalimentarias) y técnicas (bienes industriales) a la importación. Además, en la contratación pública se suele favorecer el desarrollo de la industria local. Pero no es menos cierto que, en términos financieros internacionales, es un país solvente: plazos de pagos más cortos que en España y bajas tasas de impagados. En el sector financiero australiano, muy moderno y competitivo, soporte de una larga tradición exportadora, compite una variedad de bancos internacionales que lo utilizan como base para sus operaciones en Asia; ya supone casi el 10% del PIB. Finalmente, Australia es un país donde se respetan bastante bien los derechos de la propiedad industrial e intelectual, que fomenta las inversiones en I+D+i y aquellas respetuosas con el medio ambiente y la sostenibilidad.

Australia juega un rol bidireccional como intermediario del comercio e inversiones entre el Sudeste Asiático y Oceanía, siendo la principal potencia regional: el comercio australiano con la ASEAN y Nueva Zelanda supone el 20% de su PIB, es más importante que con las demás naciones y bloques comerciales. Malasia y Singapur, naciones hermanas en la Commonwealth, tienen una importancia estratégica y 2/3 de la exportación australiana van a las naciones de la APEC (Asia Pacífico).

Por estas razones, los sectores españoles intensivos en altas y medias tecnologías pueden tener interesantes y atractivas oportunidades de exportación e inversión a Australia y Nueva Zelanda. El World Economíc Council mantiene que a la legislación laboral, los altos impuestos (17%), la burocracia y regulación excesivas o la escasa ética del trabajo se aúnan dificultades de acceso a la financiación, capacidad insuficiente de innovación (6.3%), escasez de infraestructuras (6.1%), inestabilidad política y poca preparación de la fuerza laboral (3.9%), como problemas para hacer negocios en Australia.

Todos los sectores mencionados, además del de las energías renovables (el sol del enorme desierto australiano), el sector turístico y el financiero son otros espacios para nuestro país. España es potencia turística, luego sus agencias y cadenas hoteleras internacionales, así como el potente sector español de suministros para hoteles, restaurantes y cafeterías (canal Horeca) pueden aprovecharse del intensísimo crecimiento del turismo a Australia (un 10% más de visitantes solo en 2016).

Por otra parte, la competitividad relativa de ciertos ramos de consultoría española frente al Reino Unido, Estados Unidos y el resto de la Unión Europea pueden abrir oportunidades de negocio. Por ejemplo, las de diseño gráfico y realidad virtual; energías renovables; arquitectura (presión sobre los precios de la vivienda en las grandes ciudades australianas); medio ambiente; ingeniería, agronomía y ganadería. En Australia existen escasez tanto de profesionales cualificados como de no cualificados (de los que existe un exceso en España, sobre todo jóvenes): por ejemplo, dado el envejecimiento de la población australiana, hay futuro tanto para los médicos o enfermeras como para la industria farmacéutica (puntera) o de equipamiento hospitalario españoles.

Australia es un país multicultural, el 26.9% de la población es de origen extranjero, pero ésta tiene un carácter netamente occidental, aunque existe un grupo importante de asiáticos, especialmente de la diáspora china y el Asean. Es un país muy urbanizado (el 84% de la población vive en ciudades), cosmopolita y con clases medias afluentes (52.000 dólares de renta per cápita), aspectos que con el alto nivel y calidad de vida pueden inducir una demanda latente de bienes de consumo españoles de alta calidad y diseño, como el mobiliario, la moda o el calzado. Los aranceles para estos dos últimos grupos habrían bajado en 2016 al 5%. La Oficina Comercial de España también identifica oportunidades en productos orgánicos, deportivos y embarcaciones de recreo. Un país con gente relajada, sensible con la protección del medio ambiente y grandes atractivos naturales.

*Manuel Sánchez Cánovas es Doctor en Economía e investigador del Instituto General Gutiérrez Mellado. Consultor para el Sudeste Asiático